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La UD ya no se repone a los golpes rivales

El conjunto grancanario cae en el primer puñetazo que le lanza su rival y, aturdido, no es capaz de levantarse para revertir la situación. Lejos queda la UD Las Palmas de las remontadas imposibles. Ahora, con solo un golpe, los amarillos se hunden anímicamente y desconectan del partido.

Kevin Fontecha y Valencia - Enviado Especial

Martes, 24 de octubre 2017, 15:07

La quinta derrota consecutiva de la UD, cosechada en La Cerámica ante el Villarreal, dejó claras dos cosas: una es que la defensa de todo el equipo –no solo de los zagueros– hace aguas; mientras que la otra es que el representativo no está sano anímicamente y, quieran o no, eso siempre acaba cobrando factura.

Las Palmas pasó de tocar el cielo durante el primer tramo de la temporada pasada, a entrar en una depresión. Todo parecía indicar que este año se volvería a la normalidad y se dejarían atrás los malos resultados. Para ello se hizo una de las mejores plantillas –por nombres– de la historia moderna de la UD, pero este comienzo se parece en demasía a los créditos de la película de terror que acabó el pasado mes de mayo.

La llegada de Pako Ayestarán, de momento, no se ha visto reflejada en la tabla clasificatoria. O, al menos, positivamente. Con el equipo en descenso, pocas conclusiones esperanzadoras se sacan de los tres encuentros con el técnico vasco en el banquillo. Pero, como órdago de esperanza quedan el primer tiempo en el Camp Nou, el tramo inicial ante el Celta o los 45 minutos de entrada de la escuadra isleña en tierras castellonenses.

Pese a las derrotas, que son abultadas y que rozan negligentemente el corazón de la hinchada amarilla, ha habido tramos en los que Las Palmas no ha estado mal. Ha tocado bien el esférico y ha competido, pero desde que le meten un gol, cae un saco. Ese es el punto donde debe esforzarse Ayestarán porque la UD se encuentra en plena crisis. No tanto de juego, puesto que en estas semanas se han ganado algunos automatismos que invitan a pensar a la recuperación de la identidad del fútbol canario, sino por los resultados.

Son ya cinco los partidos que ha perdido el representativo de forma seguida. Además, es el conjunto de Primera División con más goles en contra, con 22. Una hemorragia que cuanto antes se tapone, ayudará a que la agonía cese y lleguen tiempos más tranquilos.

Pero, para esto, se requiere alma y sacrificio. La herida abierta que aún tiene la Unión Deportiva no se va a cerrar por arte de magia. La gloria exige sacrificios y, cuando se toca el fondo, como hizo el cuadro isleño ante el Villarreal, es necesario que la lucha y el compañerismo vayan de la mano.

Las guerras individuales no llevan a ninguna parte, quedó en evidencia el domingo, sobre todo, cuando se recibe un mazazo. Cada vez que Las Palmas se pone por detrás en el marcador, como ya dijo Viera tras el encuentro, se separan las líneas. Y, por consiguiente, la dificultad de remontar el choque se multiplica. Lo de Villarreal no puede volver a pasar y para ello se requiere una mayor concentración defensiva a nivel colectivo y, como no, recuperar ese espíritu de crecerse ante las adversidades que siempre demostró tener presente el conjunto grancanario.

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