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El K4, con sus medallas de plata.

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El K4, con sus medallas de plata. efe
Tokio 2020 | Piragüismo

Plata para el K4 en el canal de las ostras invasoras

El equipo español se hace con una histórica medalla que amplía la cosecha nacional y que convierte a Craviotto en el olímpico más laureado junto a David Cal

emilio v. escudero

Enviado especial. Tokio

Sábado, 7 de agosto 2021, 04:45

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Hay pocas estructuras nuevas en estos Juegos de Tokio que vayan a perdurar en el tiempo. Se han reutilizado muchas de las que se inauguraron en la cita del 64 y la mayoría de las nuevas son, esta vez, montajes temporales que desaparecerán cuando acaben los Paralímpicos. Sí perdurará este canal de remo y piragüismo, creado entre dos islas artificiales en plena bahía de Tokio, donde ha ganado hoy el K4 una medalla que confirma a este deporte como el más fructífero para el país en los Juegos. Historia del olimpismo español.

Es este canal Sea Forest una maravilla de la ingeniería nipona y una de las joyas que legarán estos Juegos a la ciudad. Reluce todo en la instalación, aunque no ha sido siempre así. Inaugurado a lo grande en 2019, sus más de dos kilómetros de largo y 200 metros de ancho se convirtieron en un problema poco después. No solo por las críticas por la mala calidad del agua, sino por la invasión de ostras que arruinó las estructuras antiolas y que obligó a desembolsar otro millón y medio de euros para solucionarlo poco antes de los Juegos.

No quedaba estos días ni rastro de los moluscos invasores, pero sí del calor intenso que había provocado problemas para muchos piragüistas. Costaba caminar al sol y sobre el agua la sensación no mejoraba. Un suplicio para los palistas cuyo único consuelo era que el resto de rivales lo sufrían exactamente igual. Hoy, en cambio, en una señal que parecía dirigida a los españoles, amaneció nublado y con una mínima brisa, que se convirtió de repente en lluvia intensa y fuerte viento que entraba de lado. Un problema inesperado que solo afectó en semifinales, pues de repente se paró el temporal justo antes de la final.

Era el día grande para el K4, proyecto que se inició después de Río y que desembocaba en Tokio cinco años después con muchas curvas por el camino. Tardó en formarse el cuarteto definitivo, pues había tantos aspirantes y de tanta calidad que el proceso se alargó. Quizá demasiado, pues acabó en bronca y puñales. Un problema que no costó millones como el de las ostras invasoras, pero que generó una crisis interna de dimensiones gigantescas. Confirmados los cuatro integrantes (Craviotto, Walz, Arévalo y Germade), trató de aislarse el equipo, pensando solo en este día. Cinco años para apenas un minuto y medio de prueba.

En la piragua, además de los palistas, iban esta vez su honor y su orgullo. Dolidos aún los cuatro por las acusaciones de amaño en el selectivo. Se habían lucido en las series y también en semifinales, pero quedaba lo más difícil. Situados en la calle 4, tenían a su lado a los alemanes, campeones en Río y principales favoritos para el oro.

Salieron bien los españoles, haciendo buenas esas horas de entrenamiento infinitas probando los inicios. Se mantuvieron en cabeza casi toda la prueba y solo cedieron ante el empuje alemán en los últimos cien metros. De hecho, en el paso por el ecuador (39.44) le sacaban una punta a sus rivales (39.73), pero se les hizo larga la prueba. Cruzaron la meta con un tiempo de 1:22.445, ligeramente peor que el de los alemanes (1:22.219)

Aun así, sabe bien la medalla después de todos los sinsabores. De los días de entrenamiento bajo la lluvia o el frío. Plata que aúpa a España en el medallero y que confirma al piragüismo como el deporte talismán.

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