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Combate de esgrima en los Juegos de Tokio. Molly Darlington (Reuters)
El espadachín incómodo
Tokio 2020 | Esgrima

El espadachín incómodo

Tres miembros del equipo americano de espada se ponen mascarillas rosas en contra de su compañero, acusado de abusos sexuales

Pío García

Enviado especial a Tokio

Lunes, 2 de agosto 2021

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El equipo de espada de Estados Unidos perdió el día 30 contra Japón por 39-45. En la clasificación general quedó noveno. Un resultado más, un partido más, un deporte más. Sin embargo, hubo en los prolegómenos de este combate una imagen chocante: tres de los cuatro integrantes del cuadro americano salieron a saludar, espada en mano, con mascarillas rosas. El cuarto, Alen Hadzic, llevaba una negra. No fue una casualidad ni un despiste.

En mayo, al poco de conseguir su clasificación olímpica, Alen Hadzic (Montclair, Nueva Jersey, 1991) fue acusado por tres mujeres de abusos sexuales cometidos entre los años 2013 y 2015. No ha sido juzgado y él sostiene su inocencia, aunque se supo que durante su época de estudiante había suspendido un año en la Universidad de Columbia por motivos similares. En un principio, el Centro para el Deporte Seguro de los Estados Unidos, una agencia independiente que se montó para prevenir casos como el del médico que abusó de Simone Biles, decidió que Hadzic no debía ir a los Juegos. Sin embargo, sus abogados recurrieron y un árbitro sentenció que esa suspensión «era inapropiada a tenor de las alegaciones» y que además su inclusión en el equipo americano «no iba en detrimento de la reputación de los Estados Unidos o de su deporte».

Sus compañeros, sin embargo, no lo aceptaron. Mientras que los otros tres integrantes del grupo, Jacob Hoyle, Curtis McDowald y Yeisser Ramírez, se marcharon con los demás atletas en la villa olímpica, a Hadzic lo obligaron a residir en un hotel fuera del recinto. Además, tuvo que viajar a Tokio solo y se le prohibió entrenar con las mujeres del equipo. Según la Federación de Esgrima, con estas medidas buscaban «aislar al equipo y minimizar las distracciones». El diario 'USA Today' publicó un e-mail del presidente federativo en el que señalaban que sus compañeros temían que su situación acabara por «afectarles emocionalmente». El abogado de Hadzic, sin embargo, se quejó en el 'New York Times' de que estas medidas le estaban impidiendo «participar en la experiencia olímpica que él se había ganado por derecho».

Cuando el equipo americano de espada saltó al escenario del Makuhari Messe Hall, uno de los espadachines repartió las mascarillas. A Hadzic le dio una negra y a los otros, rosa. Él dice que no se dio cuenta del detalle hasta que más tarde vio una fotografía. Una de sus compañeras de la selección de esgrima, Jacqueline Dubrovich, en un post en Instagram, denunció que ese «activismo performativo» no afrontaba el problema y remachó: «Los que protegen a un depredador violento no están siendo responsables. Las atletas no hemos sido protegidas y nuestra seguridad no se ha considerado importante».

Durante el partido contra Japón, primero y último que disputó la selección americana de espada, Alen Hadzic ocupó puesto de suplente. A estas horas quizá esté volando ya hacia Nueva Jersey.

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