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La hoja de ruta de la directiva del Real Madrid pasa desde hace años por el talento emergente. Florentino Pérez considera que es la única manera de hacer frente a los clubes-estado que atesoran estrellas a golpe de talonario como el que intercambia cromos. Pero el mandatario no ha conseguido aún que sus técnicos terminen de interiorizar el mensaje. No lo hizo Zinedine Zidane, que se encomendó a la vieja guardia que le permitió reinar en Europa cuando regresó en 2019, relegando a las promesas a las que Santiago Solari había dado foco. Y tampoco parece ser una prioridad para Carlo Ancelotti, que pese a llenar de alabanzas a los jóvenes en sala de prensa, tiró de veteranía en su reestreno al frente del transatlántico blanco.
Mientras Vinicius, Rodrygo, Asensio, Jovic, Miguel Gutiérrez o Antonio Blanco aguardaban turno en el banquillo y Odegaard ni siquiera figuraba entre los convocados porque el preparador italiano y el club recelan cada vez más de que el noruego posea el espíritu guerrero necesario para ganarse el puesto, los veteranos del Real Madrid marcaban territorio en la puesta de largo liguera frente al Alavés.
Al frente de todos ellos, Benzema, insaciable desde que saliera de la sombra de Cristiano Ronaldo. El trofeo Pichichi siempre fue terreno vedado para uno de los mejores delanteros de la historia del Real Madrid porque entre sus competidores figuraban dos depredadores inconmensurables como el luso y Messi. Acapararon once de los doce premios al máximo goleador del campeonato español entregados desde el aterrizaje del lionés en la Liga, con ocho para el rosarino y tres en manos del portugués. Solo Luis Suárez, en la campaña 2015-16, se atrevió a quebrar su hegemonía. Pero con los dos astros fuera ya de la Península Ibérica, el galardón parece por fin a su alcance.
El francés comenzó pisando el acelerador a fondo: dos tantos frente al Alavés. El primero para abrir la cuenta y el segundo para sentenciar el duelo. Cumplió así con una curiosa costumbre: ya protagonizó el bautismo goleador en la primera etapa de Ancelotti y en la primera de Zidane, así como en las breves estancias de Julen Lopetegui y Santiago Solari en el banquillo del Real Madrid. Superó el coronavirus hace unas semanas pero la enfermedad no parece haber hecho mella en su físico ni en su olfato. Salvo que el PSG deje salir a Kylian Mbappé en los próximos días, será de nuevo el líder.
El choque en Mendizorroza resucitó a otras dos estrellas talluditas como Hazard y Bale. El belga era una incógnita tras dos cursos decepcionantes y una Eurocopa gris. Pero Ancelotti apostó por él desde el principio, recompensando así la buena impresión que dejó en los entrenamientos de pretemporada. Esa vez sí llegó en aceptable condición física y contra el Alavés regaló una gran asistencia de tacón a Benzema. Completó 33 de 36 pases, ejecutó dos remates aunque ninguno de ellos vio puerta, saldó con éxito los dos regates que intentó pero, sobre todo, demostró que sigue vigente esa sintonía con Benzema que ya emergió las pocas veces que el maltrecho tobillo derecho se lo permitió en sus dos anteriores cursos de blanco. El galés brilló menos en las estadísticas pero su compromiso fue una gran noticia, dada la desconexión absoluta en su último año con Zidane.
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Al margen del tridente hay que destacar la labor de Modric, vector de las principales acciones de ataque del Real Madrid. El croata volvió a dar un recital con 75 de 83 pases precisos y fue determinante en el gol de Nacho, otro incombustible por el que no pasa el tiempo. Las salidas de Sergio Ramos y Varane han elevado de rango al alcalaíno, que por fin se siente con opciones de ser titular de pleno derecho.
También dejó una gran impresión Alaba, que exprimió su potencia en el carril zurdo aprovechando las ausencias por lesión de Mendy y Marcelo. El austriaco lució en defensa y en ataque, asistiendo a Vinicius en el cuarto gol del Real Madrid. El carioca defendió el honor de los jóvenes con su primer gol de cabeza desde que está en el Real Madrid. Ancelotti le ha pedido que no se entretenga con la pelota para ser decisivo en el área y el ex del Flamengo se aplicó el primer día. Brilló también Valverde, clave con su arrancada en el segundo tanto de Benzema. Su zancada debe contribuir en la construcción de ese Real Madrid más vertical que ambiciona Ancelotti.
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