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Nadie se acuerda de los campeones de invierno, título honorífico o mera anécdota, pero en el caso del Atlético es noticia porque hace 25 años que no lo era, en concreto desde el doblete conquistado con Radomir Antic en el banquillo, y por unos números que le llevarían hasta los 100 puntos al final de curso si mantuviera esta línea excelente de resultados en el torneo de la regularidad.
A falta aún de tres partidos, dos más que Real Madrid y Barcelona, para el final de la primera vuelta, los colchoneros suman 41 puntos tras 13 victorias, dos empates, cosechados al principio de curso frente a Huesca y Villarreal, y la derrota en el derbi ante el Real Madrid. El Atlético es el segundo mayor goleador del campeonato con 31 dianas, superado solo por los 37 del equipo de Koeman, y el que menos ha encajado de las grandes ligas europeas. Jan Oblak ha recibido seis goles (0,37 de media por partido) y ha dejado su portería a cero en 11 encuentros.
Llama la atención la capacidad camaleónica de Simeone, elegido mejor entrenador de la década por delante de Pep Guardiola y Jürgen Klopp por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Su jerarquía le permite ejercer con total libertad. Puede poner en duda su futuro para desviar la atención tras hacer el ridículo copero en Cornellá, decir que el Atlético ha cambiado de estilo para abastecer a Luis Suárez cuando se ensalza un juego vistoso y ofensivo y no esconder que si en el último choque ante el Sevilla jugó con hasta seis defensas, regaló el balón al rival y acabó con cuatro centrales, es porque le interesaba esa propuesta de equipo menor para contrarrestar el peligro por banda del once de Julen Lopetegui.
En las altas esferas del club nadie osa afearle que deje al portugués Joao Félix en el banquillo porque entiende que Correa se sacrifica más y mejor en defensa. O que cambie a Luis Suárez aunque se enfade y haga gestitos que no ha vuelto a repetir. O que prescinda de un pretoriano como Saúl por un bajón anímico.
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José Manuel Andrés
¿A qué juega el Atlético? ¿Cuál es su estilo? Difíciles respuestas para un equipo que suele plantear los partidos en función del rival. Su clave del éxito sigue siendo la solidez defensiva, ya que cuesta un mundo hasta hacerle ocasiones, pero le distingue su versatilidad. De un tradicional 4-4-2 pasa a un 3-5-2, a un 5-3-2, a un 4-2-3-1 y, cuando se pone en ventaja, a un 6-3-1 que también emplea el Elche de Jorge Almirón, otro entrenador argentino. Y eso manteniendo un once bastante definido que premia la meritocracia.
El trabajo en equipo es innegociable para Simeone y Nelson Vivas, el relevo del Mono Burgos como segundo. Ello sin romper esa columna vertebral que forman Oblak, Savic, el capitán Koke o Luis Suárez, que viejo, gordo o cojo seguirá marcando goles toda su vida y le ha dado un salto de calidad imponente al equipo por liderazgo, carácter y sus nueve dianas, casi todas en momentos determinantes.
La polivalencia de Marcos Llorente, a día de hoy quizá el jugador con mayor crecimiento exponencial de Europa, es otra clave del éxito. Delantero, extremo, mediocentro o carrilero, este portento físico despreciado por Zinedine Zidane demuestra que es difícil acertar con el plan de Simeone, que ha llevado el tópico del partido a partido a la máxima expresión. Su defensa es bárbara pero su contundencia ofensiva también. Para conseguir los 31 tantos, el Atlético solo ha hecho 68 remates a portería, según los datos de LaLiga. Una efectividad del 47%, más que nadie en este curso pandémico.
Sin apenas fichajes en verano, más allá de Luis Suárez, que viene a ser lo que representó David Villa en la décima Liga rojiblanca (2013-2014), Simeone ha sabido recuperar para la causa casos que parecían perdidos como los de Thomas Lemar, un caso digno de estudio, Mario Hermoso o Yannick Carrasco, mucho más maduro tras su experiencia china. A partir de la competencia interna se gana la externa. Y ello sin renunciar al buen ambiente grupal, palpable en la ochentera escena del Fiat Panda 4x4 con el que Carrasco, Lemar y Vrsaljko desafiaron a Filomena y se presentaron en un entrenamiento.
El psicológico es otro factor decisivo. El Atlético es el equipo que mejor se ha adaptado a la falta de público. Los protagonistas dicen que echan de menos a su animosa hinchada, pero sin ella han hecho un fortín del Wanda Metropolitano, donde solo han dejado escapar un punto y no pierden desde el 1 de diciembre de 2019, cuando cayeron ante el Barça.
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