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Jornada 34

Benzema firma el epílogo de un alirón cantado

Rodrygo noqueó a un Espanyol blandengue en el primer acto y el francés culminó la goleada de un Real Madrid hegemónico

Ignacio Tylko

Madrid

Viernes, 29 de abril 2022

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«Si somos campeones de Liga habrá fiesta porque la alegría nos dará energía para la Champions». Tras sobrevivir a la amenaza de una goleada en el primer asalto de semifinales de la Copa de Europa ante el poderoso Manchester City, Carlo Ancelotti disipó las dudas razonables y dejó claro que si el Real Madrid no falla este hoy ante su gente frente al Espanyol, celebrará su 35º título de Liga aunque haya quien interprete que los festejos pueden desgastar y perjudicar a los merengues de cara al choque de vuelta del próximo miércoles ante los 'citizens' en el Bernabéu.

Para el líder no sería tampoco ningún drama perder ante el equipo de Vicente Moreno porque el título es solo cuestión de tiempo, pero el Madrid quiere aprovechar su primer match ball, como los mejores tenistas. Aunque Carletto haga una excepción en su manual y apueste por las rotaciones masivas para evitar el más mínimo riesgo de lesión de sus hombres clave, a los blancos les sirve con un simple empate para cantar el alirón. Y, de paso, para poder presentarse el próximo fin de semana en el Wanda como flamantes campeones y recibir del eterno rival ese pasillo del 'fair play' o la humillación, según quien lo interprete.

Si Florentino Pérez y Carletto hubieran escrito el guion de este final de temporada, firmarían llegar así al capítulo del desenlace. Nada mejor que jugarse la temporada en cinco días al calor de su hinchada, primero ante un Espanyol al que siempre se le ha considerado un club amigo del Real Madrid, unidos por su animadversión al Barça, y después frente a un adversario entrenado por Pep Guardiola, un archirrival. El problema es que aunque el 4-3 del Etihad supiera de maravilla visto lo visto, según pasan los días se impone la realidad y esa dicta que no fue un buen resultado y que la remontada es compleja. «Hemos hecho un gran trabajo para pensar solo en el Espanyol», reconoció ayer Ancelotti.

Bale se borra

Ante los pericos, el técnico de Reggiolo opondrá su equipo más experimental, incluso sin Gareth Bale, que causa baja por unas molestias en la espalda. Y sin defensas centrales, ya que Vallejo es el único especialista disponible y no ha entrado jamás en los planes de Ancelotti. Militao y Nacho están sancionados y Alaba no solo está lesionado para esta cita liguera con tintes históricos sino que es baja casi segura para un choque de Champions para el que sí podría llegar Casemiro, el único mediocentro defensivo clásico del equipo y que tiene en vilo al madridismo porque sin él, el Madrid fue un coladero en Mánchester.

Todo apunta a que Mendy reubicará su demarcación y habrá oportunidad desde el banquillo para Mario Gila, defensa del Castilla de Raúl que incluso podría participar en el partido del alirón. Jugadores residuales como Marcelo, Ceballos, Mariano y en menor medida Marco Asensio se perfilan como titulares en un once quizá sin Karim Benzema, el jugador de la temporada y, si nada cambia o el egipcio Salah lo gana todo con el Liverpool, próximo Balón de Oro.

Se da la circunstancia de que Marcelo, el primer capitán del Madrid, puede alzar el trofeo de campeón por primera vez el mismo día del partido en el Bernabéu, recibido de manos del presidente de la FEF, Luis Rubiales. En tiempos de Ángel María Villar, el campeón cogía la preciada copa en la primera jornada de la temporada siguiente.

Hace dos campañas, el Madrid recibió el trofeo tras vencer al Villarreal por 2-1, pero lo hizo en el Alfredo di Stéfano de Valdebebas. Entonces no hubo autobús descapotable y fiesta en La Cibeles por imperativo del covid. En esta ocasión, la plantilla sí acudirá después de cinco años de ausencia a visitar a la diosa y a jalear el título liguero junto a miles de aficionados. Sí se pospondrán, sin embargo, las visitas institucionales a la catedral de la Almudena, el Ayuntamiento y la Comunidad hasta la vuelta de semifinales de Champions.

Carletto, supersticioso, asegura que no hay nada preparado para el postpartido. Máximo respeto a priori para el Espanyol, que tampoco quiere ser un convidado de piedra en la fiesta y promete presentar batalla en Chamartín. Con un puntito, los periquitos también volarían felices. Sumarían 40, la cifra mágica para la permanencia. Como sostiene Raúl de Tomás, «un empate sería bueno para ellos y para nosotros». Unas tablas que, a priori, no firma su entrenador, quien confesó este viernes que cuando vuelva a nacer y ser futbolista, le gustaría parecerse a Benzema.

Todo apuntaba a La Cibeles, diosa de la Tierra, la fertilidad o el renacer. Tarde primaveral, un ganador excelso como Rafa Nadal en el saque de honor y arengando los merengues en un lugar tan místico como el túnel de los vestuarios, un escenario lleno y hasta un rival amigo enfrente que no puso oposición alguna en una jornada de guante blanco. Ni la noticia en los prolegómenos de la muerte de Mino Raiola, el agente del deseado Erling Haaland, podría ensombrecer los festejos por el 35º título en el torneo de la regularidad del Real Madrid, el primero a cuatro jornadas de final desde el quinto consecutivo conquistado por la quinta del Buitre en 1990, con el galés John Toshack en el banquillo. ¡Qué tiempos aquellos!

Ante un gran reto como el que se avecina el próximo miércoles ante el Manchester City, palabras mayores en búsqueda de una remontada hacia la final de la Champions en París, dos claves: la energía y el factor emocional. Y el Real Madrid, dirigido por el experimentado y sabio Carlo Ancelotti, el único técnico capaz de coronarse en las cinco grandes ligas europeas, cumplió con creces esos dos objetivos. Para que sus hombres decisivos no lleguen extenuados a una cita tan decisiva, el técnico de Reggiolo apostó por las rotaciones masivas, por su equipo más experimental del curso. Le bastó para superar a un Espanyol superado por los acontecimientos y levantar la Copa. Y para una mente alegre, optimista y segura, extraordinario poder celebrar un galardón así cuatro días antes de la gran batalla.

Los actores secundarios, por no decir residuales ya que este término tiene un tinte hasta despectivo, cumplieron de maravilla con el papel asignado en la cita cumbre. Mitad forzado por las bajas y otra mitad por la conveniencia de los descansos a estrellas como Karim Benzema y Vinicius, a las que necesita radiantes ante los 'sky blues', Carletto alineó solo a tres de los titulares indiscutibles: Courtois, Casemiro y Modric. Y estos dos últimos fuera de su demarcación habitual. El medio de cierre brasileño ejerció de central y el croata recordó sus viejos tiempos de enganche en un 4-2-3-1. En realidad, hizo lo que quiso y todo bien. Cuestión, como los clásicos, de galones, sabiduría y templanza.

Real Madrid

Courtois, Lucas Vázquez, Vallejo, Casemiro (Isco, min. 60), Marcelo, Camavinga (Gila, min. 75), Ceballos, Asensio, Modric (Kroos, min. 60), Rodrygo (Vinicius, min. 74) y Mariano (Benzema, min. 60).

4

-

0

Espanyol

Diego López, Aleix Vidal, Calero (David López, min. 83), Sergi Gómez, Cabrera, Melendo, Vilhena (Melendo, min. 65), Yangel Herrera (Fran Mérida, min. 76), Darder, Puado y De Tomás (Wu Lei, min. 65).

  • Goles: 1-0: min. 33, Rodrygo. 2-0: min. 43, Rodrygo. 3-0: min. 55, Asensio. 4-0: min. 81, Benzema.

  • Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz): Mostró amarilla a Mariano y Casemiro.

  • Incidencias: Rafa Nadal realizó el saque de honor de este partido correspondiente a la 34ª jornada de Liga. Algo más de 56.000 espectadores llenaron el Santiago Bernabéu.

Sorprende que no descansara hasta el tramo final, ya con todo el pescado vendido, el futbolista más veterano del Real Madrid, pero Luka es incombustible, un soldado abnegado que maneja de maravilla el tiempo y el espacio. Enseguida le regaló dos caremelos a Mariano que el ariete dominicano desaprovechó. Primero porque se entretuvo y recibió el reproche gestual del balcánico y después porque no manejó los tiempos en un salto para cabecear sin oposición. Antes, el bullicioso atacante merengue sí había rematado al poste tras dejada de Casemiro.

Entre los meritorios, muy notable el desempeño de Dani Ceballos en el eje del centro del campo junto a Camavinga. Quitó mucho, auxilió siempre a sus compañeros, tocó con buen criterio, condujo para romper líneas de presión...El ex del Betis y Modric manejaban un partido tranquilo, sin apenas noticias reseñables más allá de la espera hacia la celebración, pero de pronto apareció Rodrygo. Delantero de precisión quirúrgica que ha crecido de forma exponencial en este tramo final de temporada, el brasileño selló un doblete soberbio en el último tramo del primer acto. Fino, elegante, de buen manejo y calmado en la definición. Dos sutiles pases a la red, como si tal cosa.

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Enormes ganas del público para festejar. Ovación de gala para los gestos técnicos de Ancelotti cuando el balón llegaba por su zona. El que tuvo retuvo y él fue un gran centrocampista en el Milan de Sacchi a la holandesa, con Gullit y Van Basten como referencias. La segunda mitad quedaba para el jolgorio, más aun cuando Asensio culminaba un contragolpe conducido por Camavinga, cada día un poco más maduro. Mientras, Aleix Vidal protestaba en el área contraria un supuesto penalti por derribo de Casemiro. Cuestión muy menor.

Con 3-0 a falta de media hora, tiempo de homenajes, de repartir esfuerzos, de premiar a los protagonistas del curso y dar la alternativa a un recién llegado como Gila. !Qué mejor día para debutar! Dentro Kroos, Benzema y hasta Isco, al que se le anuló un gol por fuera de juego posicional de Rodrygo; y ovación camino de los vestuarios para Modric y Casemiro. Faltaba todavía que emergiera la sociedad Vini-Karim para firmar el epílogo de una Liga de manual. Y Marcelo y Benzema recogieron el trofeo. El 24º título del brasileño de blanco, más que nadie. Preludio de una noche loca.

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