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La grada del muro amarillo del Signal Iduna Park, con el lema: «UEFA MAFIA» Reuters
La rebelión del muro amarillo: «UEFA MAFIA»
Champions

La rebelión del muro amarillo: «UEFA MAFIA»

La afición del Borussia Dortmund y otros clubes europeos, como el Bayern de Múnich, rechazan el nuevo formato de la Champions, porque aumenta la brecha entre grandes y pequeños equipos

Pedro Rodríguez

Madrid

Miércoles, 2 de octubre 2024, 11:49

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El Signal Iduna Park, uno de los templos más icónicos del fútbol europeo, ha vuelto a ser escenario de una contundente manifestación. Esta vez, el Muro Amarillo, la famosa grada sur del estadio del Borussia Dortmund, desplegó una pancarta gigante que no dejó lugar a dudas sobre su mensaje: «UEFA MAFIA». Esta declaración, acompañada por otras frases duras y un enlace a una web explicativa, reflejaba la creciente indignación de los aficionados ante las recientes reformas en el formato de la Champions League. Pero esta protesta no se limita solo al Dortmund, ya que otras aficiones de clubes importantes, como el Bayern de Múnich o el Bayer Leverkusen, también firmaron el comunicado conjunto.

Mientras el Signal Iduna Park resonaba con los cánticos de apoyo al Borussia Dortmund, el tifo desplegado por el Muro Amarillo lanzaba un mensaje claro a los dirigentes del fútbol europeo: «¡Fútbol para millones de aficionados, no para miles de millones de euros!». Este grito refleja una lucha en curso por el alma del fútbol europeo, una batalla entre quienes buscan preservar los valores tradicionales del deporte y quienes ven en él una oportunidad de negocio sin precedentes.

Una llamada a la justicia

Las críticas principales se centran en tres aspectos fundamentales: la distribución injusta del dinero, el abuso de estructuras como el Fair Play Financiero y el aumento desmedido de partidos. Los aficionados reclaman una distribución más equitativa de los ingresos generados por las competiciones europeas, y temen que el nuevo formato solo intensifique las diferencias entre los equipos más poderosos y el resto.

«Viajar por Europa con tu propio club y competir con los mejores es el sueño de cualquier aficionado. Sin embargo, la magia de estas competiciones está en peligro», rezaba el comunicado firmado por veinte aficiones de Alemania y otros países de Europa central y del norte. En este documento, los aficionados expresan su temor de que la nueva reforma de la Champions League, lejos de democratizar la competición, la convierta en un coto cerrado para unos pocos clubes, limitando las oportunidades de otros equipos de menor envergadura pero con una rica historia.

Una superliga encubierta

Otro de los puntos clave de la protesta es el calendario de competición. Los aficionados critican el aumento del número de partidos, que consideran insostenible tanto para los jugadores como para los hinchas. Argumentan que el incremento de encuentros está diseñado para maximizar los ingresos de las televisiones y los patrocinadores, en detrimento del bienestar de los deportistas y la calidad del fútbol.

«El creciente número de partidos en las competiciones llevará a los jugadores y aficionados al límite», advertía el comunicado, que también hacía hincapié en el riesgo de que esta saturación del calendario contribuya a la creación de una Superliga europea de facto. Para los firmantes del manifiesto, la Superliga no es más que un intento de consolidar el poder de una élite de clubes y relegar a las competiciones nacionales a un segundo plano.

El daño a las ligas

Entre las preocupaciones de los aficionados se encuentra la financiación de las ligas nacionales. Según los hinchas, la Champions League está absorbiendo una porción cada vez mayor de los ingresos por derechos televisivos y patrocinadores, dejando a las competiciones nacionales en una posición precaria. «Los recursos de las cadenas de televisión y los patrocinadores son limitados. Si cada vez se destinan más fondos a las competiciones de la UEFA, las ligas nacionales se verán gravemente afectadas», afirmaban. Esto ya ha comenzado a suceder en países como Italia y Francia, donde la asignación de derechos de televisión ha favorecido desproporcionadamente a los torneos internacionales.

Para muchos, esta tendencia es una amenaza existencial para el fútbol tal y como lo conocemos. Las competiciones domésticas, que durante décadas han sido el corazón del fútbol europeo, podrían perder relevancia y financiación, con consecuencias nefastas para la sostenibilidad de clubes más pequeños.

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