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Del sueño a la pesadilla en apenas media hora. Así discurrió una tarde de Champions para el olvido del Sevilla, que desperdició un 2-0 ante el PSV Eindhoven que le permitía depender de sí mismo en la última jornada y acabó despidiéndose de la competición a las primeras de cambio. Se las prometía muy felices la parroquia de Nervión con los goles de Sergio Ramos y En-Nesyri, pero la doble amarilla a Ocampos, temeraria e innecesaria, desató todos los fantasmas de un equipo frágil, ahora mismo desnortado. El líder de la Eredivisie creció con la superioridad y Saibari, Gudelj en propia puerta y Pepi cavaron la tumba hispalense en un tétrico final de partido.
Y es que el Sevilla tenía la obligación de ganar, una situación que propició el nerviosismo y la imprecisión de sus pases en zona defensiva. La otra cara de la moneda fue su intensidad en la presión. Poco a poco, el equipo del discutido Diego Alonso fue robando metros de campo al rival y amenazó el equilibrio inicial con un buen cabezazo de Ramos.
En el ida y vuelta, En-Nesyri explotó su velocidad pero no halló claridad ante Benítez. La ocasión retrató las primeras grietas en la zaga neerlandesa, que hizo aguas en la jugada del 1-0, un lanzamiento de falta exquisito de Rakitic tras el que Ramos impuso su jerarquía.
Sevilla
Dmitrovic, Navas (Juanlu, min. 58), Gudelj, Ramos, Acuña, Fernando (Óliver Torres, min. 84), Sow (Joan Jordán, min. 73), Rakitic, Ocampos, En-Nesyri (Rafa Mir, min. 73) y Lukebakio (Nianzou, min. 73).
2
-
3
PSV
Benítez, Teze, Ramalho (Saibari, min. 58), Boscagli (Van Aanholt, min. 83), Dest, Schouten (Pepi, min. 83), Til (Tillman, min. 58), Veerman, Bakayoko, Luuk de Jong y Lozano (Vertessen, min. 44).
Goles: 1-0: min. 24, Ramos. 2-0: min. 47, En-Nesyri. 2-1: min. 68, Saibari. 2-2: min. 82, Gudelj, en propia puerta. 2-3: min. 92, Pepi.
Árbitro: Davide Massa (Italia). Amonestó a Lozano. Expulsó a Ocampos por doble amarilla (min. 66) y a Fernando por roja directa (min. 98).
Incidencias: Partido de la jornada 5 en el grupo B de la Champions disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán.
El gol pareció calmar la tensión del siempre explosivo ambiente de Nervión, pero el duelo entró en una auténtica montaña rusa. Primero los problemas físicos del capitán y emblema Jesús Navas, que no obstante tiró de pundonor para aguantar sobre el césped; luego el gol anulado a Sow por una mano del propio autor del tanto en el inicio de la jugada; a continuación un remate de cabeza de En-Nesyri al larguero; y finalmente el disparo duro, abajo, de Hirving Lozano, que desvió como pudo Dmitrovic. Fue la traca previa al descanso, al que el Sevilla llegó por delante pero con la sensación de que había merecido algo más.
Esa recompensa a los méritos contraídos llegó nada más regresar de los vestuarios. Acuña puso un pase al espacio para la galopada de En-Nesyri, que esta vez añadió precisión a su repertorio con la definición por encima de Benítez que desató la euforia en el Pizjuán.
Ahí dio un paso atrás el Sevilla, conservador con gran parte del camino recorrido, pero no todo, y permitió que el PSV cercase la puerta local para aferrarse al partido. Dmitrovic multiplicó sus esfuerzos y el equipo andaluz controló con oficio la doble ventaja hasta la temeraria expulsión por doble amarilla a Ocampos. Ese fue el principio del fin para el equipo andaluz.
Se había quedado con uno menos el Sevilla cuando Saibari se inventó un remate inverosímil para ponerle picante a un duelo que instantes antes parecía decidido. Cundió el pánico en Nervión, con un acoso y derribo del PSV, y Diego Alonso pobló su zaga en el intento de defensa numantina. No funcionó, pues la igualada acabó cayendo por su propio peso en una desafortunada acción de Gudelj que terminó en autogol. A partir del empate se descompuso un equipo en crisis, con el entrenador en la cuerda floja y una situación institucional complicada en plena pugna por la presidencia. El tanto de Pepi enterró definitivamente sus esperanzas mientras las gradas del Pizjuán se despoblaban en un final dramático.
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