Diego Quintana amplía su leyenda con la selección de Perú

Diego Quintana (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) acaba de regresar de los Juegos Olímpicos París 2024. Ganador de todo, suma a su larga trayectoria otra medalla de bronce junto a la selección de Perú, que hacía 32 años que no conseguía subir al podio. Quintana comenzó su recorrido deportivo profesional como jugador de baloncesto en el CB Gran Canaria en el año 1998. Años después, tras dejar el mundo del baloncesto a un lado, recibe en 2006 una llamada del equipo español olímpico de vela ofertándole ser preparador físico de los competidores. Entre sus logros, ha sido protagonista de muchas medallas. Contribuyó con su labor técnica a la medalla de oro, de plata y dos diplomas en Pekín 2008, otras dos medallas de oro y un diploma en Londres 2012, además de participar en Campeonatos del Mundo y Europeos. Su recibimiento a la isla ha sido cálido y lleno de apoyo. Diego Quintana cuenta emocionado sus aventuras y experiencias en esta competición.

El entrenador físico empezó con la selección Española de vela. Tras muchos años junto a ellos y un proyecto de cara a Tokio 2020 junto a otro canario, el director técnico decidió hacer cambios en los trabajadores estando Quintana entre estos. «A mí eso me vino muy bien para poder venirme a la isla de nuevo. Formé mi familia y actualmente tengo mucha más estabilidad y una tranquilidad que nunca antes había tenido», confiesa.

Antes de desvincularse de la selección Española, Quintana ya conocía y entrenaba junto al que le iba a sumar a su palmarés como entrenador físico otra medalla de bronce.

Junto a Stefano Peschiera, el chico peruano con el que compite actualmente, sus comienzos fueron atípicos. «Stefano quería cambiar a sus entrenadores y tuve la suerte de que contactó conmigo. Yo cuento con experiencia en Juegos Olímpicos, campeonatos del Mundo, de Europa... Quería a alguien que lo organizara, que lo planificara y que le diese esa madurez deportiva. Aunque mayoritariamente entrenamos por diferentes puntos de Europa, algunos entrenamientos los realizamos mediante el ordenador. Él es peruano e irme para allí sería una absoluta locura», dice el preparador físico.

Aunque no haya sido un camino fácil, Stefano y Quintana han remado para llegar al mismo puerto. Llevan trabajando juntos al rededor de diez años y ese tiempo les ha permitido conectar. «Al principio fue difícil porque él era pequeño y no tenía la madurez deportiva que tiene ahora. Cuando perdía sentía que el mundo se paraba. Poco a poco hemos ido enseñándole que el fracaso también es parte del deporte», manifiesta.

Pero la vida de Diego Quintana no solo se resume en ser preparador físico de profesionales que compiten en vela, su inquietud por el deporte va más allá. «Antes, cuando representaba la bandera española, entrenaba a muchos profesionales y era una locura. Actualmente, soy profesor de educación física en Felo Monzón en el ciclo de FP. He estado dando clases de enseñanza deportiva de vela, estuve de jefe de estudios.... Ahora, entreno a Stefano, compagino mi trabajo como profesor aquí y mi vida personal. Todo un lujo y más cómodo», comenta.

«Hemos intentado evitar lesiones y trabajar con precaución. Él lleva muchos años navegando ye barco es muy duro a nivel físico. Fue clave evitar complicaciones antes de los juegos. Él tiene 29 años y es un chico con una constitución bastante fuerte», informa el técnico. Pero aunque Stefano tenga muy buena condición física, Diego Quintana prefirió ser cauto. «Le hemos mantenido ese físico tan potente que él tiene, pero hemos decidido cambiar su peso. Este año, compitió con pocos kilos de más y el resultado fue súper positivo». Después de un seguimiento previo acerca de las competiciones que realizaba el peruano, Quintana afirma que ha sido el año en el que menos campeonatos han participado.

Quintana considera que el factor descanso ha sido clave. «Llevo muchos años preparando a los jugadores y el mayor error es querer es querer apurar entrenando de más. Con Stefano he probado a priorizar el descanso y hemos ganado una medalla», dice.

Stefano Peschiera ya aseguraba en entrevistas previas a las Olimpiadas que iba a conseguir subirse al podio pero la percepción de Diego Quintana era muy distinta. «Yo sí creía que iba a quedar entre los 10 primeros. Ese era nuestro objetivo principal. Pero no que iba a conseguir el bronce. Hemos competido en campeonatos Europeos y Mundiales, que bajo mi percepción es más complicado porque van, por ejemplo, los tres mejores. Son la elite de la elite. Pero aún así, mis expectativas eran las que eran», confiesa.

La victoria estaba para Perú y así lo indicaban todas las señales. Cuando Stefano cogió el barco en los días de preparatorio a mediados de julio las sensaciones fueron espectaculares. «El se vio súper rápido y con confianza y pensó el barco va rápido, me gusta. Entonces tuvo una conexión muy buena con este y el primer día lideró en la competición», expresa.

«En todas las pruebas el viento fue muy cambiante. A Stefano le encanta trabajar en esas condiciones. No pinchó ni tuvo malas regatas», comentó el entrenador físico. La final fue de infarto. El peruano compitió como nunca y mantuvo su tercera posición durante toda la regata de vela. «Cuando se proclamó tercero nos dio un abrazo muy contento».

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