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El año 2021 trajo consigo la vuelta a una cierta normalidad en el calendario ciclista mundial después de un 2020 caótico. La gran mayoría de pruebas volvieron a las que eran sus fechas habituales antes de la pandemia de la covid-19 que lo puso todo patas arriba, pero esto no supuso un cambio significativo en las jerarquías establecidas en los últimos años en el deporte de las dos ruedas. De hecho no se recuerda un palmarés tan idéntico entre las principales competiciones en dos años consecutivos.
Eslovenia, un pequeño país con escasa tradición hasta hace solo unos años, es ahora la potencia hegemónica del ciclismo, de la mano de los dos hombres que dominan con puño de hierro en las grandes vueltas. Tadej Pogacar amenaza con marcar una época al más puro estilo Eddy Merckx. Con 23 años, una tierna edad a la que muchas leyendas del ciclismo aún no habían debutado en el profesionalismo, ya suma dos victorias en el Tour de Francia y la sensación de que es casi un extraterrestre llamado a establecer una auténtica hegemonía en los próximos tiempos.
Infalible contra el crono y capaz de aguantar las más exigentes ascensiones sin perder la capacidad de asestar el golpe en el pico más alto de sufrimiento, el nuevo genio del ciclismo revalidó su corona en París con autoridad, luciendo el maillot amarillo con suficiencia desde la octava etapa y llevándose también tres triunfos parciales, el maillot de lunares de la montaña y el blanco de los jóvenes. A semejante botín en el Tour añadió además dos de los monumentos de las clásicas, la Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro de Lombardía.
Esta vez no hubo opción para otro esloveno, Primoz Roglic, que perdió el Tour 2020 en la última contrarreloj, de la forma más dolorosa posible cuando lo tenía en su mano, y en 2021 se vio obligado a abandonar antes de tiempo en la ronda gala. Tras ocho etapas, justo cuando su compatriota se vestía de amarillo, Roglic hacía las maletas a más de media hora en la general y renqueante desde su aparatosa caída en la tercera etapa.
Se desquitó de nuevo en la Vuelta a España, una prueba que le ha dado todo aquello que el Tour se empeña en negarle al ex saltador de esquí. Las carreteras españolas parecen hechas a su medida después de tres triunfos consecutivos, un hito solo al alcance de Tomy Rominger (1992-94) y Roberto Heras (2003-05). También se llevó el oro olímpico en la prueba contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Tokio, una cita aplazada un año en el tiempo en la que el ecuatoriano Richard Carapaz se coronó unos días antes en la modalidad de ruta.
También repitieron corona, aumentando la sensación de 'déjà vu' respecto a 2020, Julian Alaphilippe y Filippo Ganna. El francés y el italiano retuvieron los maillots arcoíris y son campeones mundiales por partida doble en ruta y contrarreloj, respectivamente, después de una edición disputada en Flandes, tierra de ciclismo por excelencia.
Eslovenia domina pero también el ciclismo sudamericano sigue de enhorabuena, pues a la presea dorada de Carapaz en Tokio se unió en 2021 el triunfo de Egan Bernal en el Giro de Italia. Segunda gran vuelta del colombiano, de 24 años, tras su victoria en el Tour 2019. Un éxito que le confirma como otro de los ilustres de la nueva generación de ciclistas llamados a marcar una etapa dorada en este deporte, entre los que también se encuentran los polifacéticos Wout van Aert o Mathieu van der Poel, hombres para todo capaces de brillar en montaña, contra el reloj e incluso al esprint.
A ese selecto club se unió en el Tour 2021 el danés Jonas Vingegaard, que sorprendió con su segundo lugar del cajón final en una ronda que dejó la gran noticia del regreso de Mark Cavendish. El legendario esprinter británico igualó los 34 triunfos parciales del 'Caníbal' Merckx con cuatro victorias de etapa que confirmaron una resurrección cual ave fénix, después de un lustro alejado del primer nivel.
El año 2021 pasará a la historia del ciclismo español por lo negativo. Por primera vez no llegó triunfo de etapa alguno en las tres grandes vueltas. Ni en el Giro ni en el Tour de Francia. Ni siquiera en la Vuelta a España. No hubo corredor nacional capaz de elevar los brazos al cielo en señal de victoria parcial, un registro negro que dibuja a las claras la complicada situación actual del deporte de las dos ruedas en España. La realidad ahora mismo viene marcada por la escasez de proyectos de primer nivel, con Movistar como único equipo UCI WorldTour, la máxima categoría, y sostenida solo por un puñado de buenos rodadores y el buen hacer de Enric Mas en las generales de las grandes.
El ciclista mallorquín firmó el mayor éxito español del año con el segundo cajón del podio en la Vuelta, donde no pudo discutir el triunfo final en Santiago de Compostela a Primoz Roglic pero al menos se erigió en la alternativa más sólida al esloveno. En el Tour el líder de Movistar también fue el mejor español en la clasificación general, con su sexto puesto en París, donde el corredor del Bahrain Pello Bilbao fue noveno. El vizcaíno fue el mejor español en el Giro, con la decimotercera plaza final.
Más allá de las grandes vueltas por etapas el veterano Alejandro Valverde volvió a ser el más destacado en las clásicas más prestigiosas. El murciano, que cumplió 41 años en abril, fue tercero en la Flecha Valona, cuarto en la Lieja-Bastoña-Lieja y quinto en el Giro de Lombardía y la Amstel Gold Race. Quizás ya no exhiba ese punto de velocidad final para ganar, pero tiene mucho mérito seguir siendo competitivo ya superada la barrera de los cuarenta.
El de Caravaca fue el líder del equipo de España en la prueba en ruta de los Juegos de Tokio 2020. Nada salió como estaba previsto, con positivos por covid de un auxiliar y del seleccionador, Pascual Momparler, que alteraron en gran medida la participación española e incluso la pusieron en riesgo en las horas previas a la carrera.
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