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Betancor: «Es normal que algunos me vieran como una amenaza»

El exárbitro internacional hace balance de su gestión institucional y deportiva al frente del Club Baloncesto Gran Canaria tras anunciar su dimisión el pasado miércoles, un cargo que abandona por «motivos personales» tras perder la ilusión y algún desencuentro.

Óliver Suárez Armas y . / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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— ¿Qué balance deportivo hace de su última temporada como presidente del club claretiano?

— Supone una gran alegría haber conseguido el primer título, pero aún más ver a tanta gente en el aeropuerto agradeciendo al equipo que la marca Gran Canaria conquistó un gran trofeo porque no le ganamos a un cualquiera. Me quedo con la satisfacción de ver que cada día había una nueva ilusión, un crecimiento, con un conjunto de grandes emociones y retos y, sobre todo, veo futuro. No debemos emborracharnos con la Supercopa y sí seguir luchando para tener trofeos y grandes retos como club.

— Los resultados justificaron la apuesta por Luis Casimiro...

— Ahora que me voy, me gustaría decir, ya que hay mucha gente que ha tenido maldad en ese tema, queriendo instrumentalizar la llegada de Luis con otros intereses personales y partidistas, que, cuando van a ver al Gran Canaria y quieren que pierda, esa gente no quiere al club. Creo que la llegada de Luis siempre se compara, Aíto fue un señor y dio sus razones para no seguir, tras hacer dos grandes temporadas y se merece un respeto. Otros intentaron sacarlo de contexto y eso me dolió bastante. Cuando hablé con Berdi Pérez (director deportivo) propuse traer un entrenador como los anteriores, en el sentido de que se preocupara por el club a todos los niveles. Luis es una persona muy normal, que sabe mucho de baloncesto y que trabaja en silencio, formando un buen equipo y muy comprometido. Su talante y formación le avalaron, y encima tiene suerte porque ha sido campeón de Liga con el Manresa y aquí la Supercopa.

— ¿Y a nivel institucional?

— Quise ver, hablar y oler antes de ponerme en marcha. Buscaba un Granca sostenible a todos los niveles. Me puse a trabajar, di la paliza a mis amigos empresarios, economistas, abogados, magistrados, gente experta del deporte... Fui un pesado, eso me dio mucha energía y los dos años se me han pasado muy rápido. Han sido dos años de puro agradecimiento porque no esperaba que el Cabildo me llamara y de cariño de mucha gente. Presenté el documento y me voy con un plan estratégico a cinco años de por dónde debería ir el club. Reconozco que me han dejado trabajar, he sido libre, independiente y sin ningún tipo de presiones. Me quedo con algo importante como es haber conocido las interioridades de un club de élite, me ha reactivado muchísimo y me creó mucha ilusión.

— ¿Satisfecho por el trabajo realizado en estos dos cursos?

— Me voy feliz, sin rencor, sin rabia porque me siento bastante lleno. La gente me pregunta cómo estoy y me encuentro fenomenal. Es normal que en el camino haya desencuentros o los que hacen comentarios que creo que sobran, que te ven como una amenaza. Entré en el club y nunca miré para atrás, lo hice para adelante, me dediqué a ver lo que había en ese momento y pensando más en el futuro, por lo que creo que he disfrutado al no perder el tiempo en aspectos que no había que hacerlo. Siempre entendí la necesidad de trabajar en proyecto, ya que, si no los creas, no vas a crecer como entidad.

— En su despedida aludió motivos personales tras perder la ilusión y la motivación...

— Soy una persona muy pasional y me involucro al 150%. La gente no se puede ni imaginar la cantidad de días y horas que me quedaba en la Península para hablar con expertos de gestión, talentos, amantes del baloncesto o empresarios, entre otros, para preparar el futuro del club porque el presente estaba bien trabajo y pretendía cuidarlo nada más. Presenté un borrador de todo este tema durante un tiempo y veía que no caminaba. Yo no puedo estar esperando a que me den soluciones de lo que se va a hacer y todo este tipo de cosas. Empecé a perder la ilusión y prefería ganar en tranquilidad porque, al final, parece que están esperando el error para criticar. Veía que no caminaba y lo comprendo porque el club no es mío y tengo que respetar los procesos, los momentos, pero no los compartía. Me he sentido libre y nadie me ha llamado para decirme lo que tengo que hacer. De hecho, el presidente del Cabildo (Antonio Morales) y el consejero de Deportes (Ángel Víctor Torres) me llamaron para pedirme que siguiera, pero soy así. Cuando me comprometí, lo hice personalmente no profesionalmente y también me voy de esa manera. Es decir, no me encuentro bien y ya está. Sabían quién era cuando me llamaron y no voy a cambiar ahora que me voy. Creo que hay un trabajo y que lo van a hacer bien. Además, hay un montón de gente capaz que quiere ser presidente y no van a tener ningún tipo de problemas. De esa manera, quien venga que ame el club solo tiene que cuidar lo que hay y aportar un granito de arena, dar un pasito más. Pero insisto en que me voy tranquilo, sin cabreos, pero, a partir de la próxima temporada, me pondré más nervioso por no estar en la dirección del club porque me sentiré impotente y, sobre todo, porque hay muchas cosas por hacer.

— La Isla albergará la próxima edición de la Supercopa y de la Copa del Rey. ¿No fueron motivos suficientes para que dudara a la hora de tomar la decisión?

— Creo que el Cabildo tomó una gran decisión y que tendrá grandes frutos. Luché mucho para que llegaran estos proyectos aquí, fue un año de trabajo, pero el dinero lo pone el Cabildo, y la ACB nunca había firmado un acuerdo de este tipo. Quiero resaltar que, para este tipo de proyectos, el Club Baloncesto Gran Canaria sabe mucho de gestión, hay mucha gente válida, pero no digo nombres por no molestar a nadie. Es un proyecto en el que todos se han implicado al 100% porque son los que saben de baloncesto y lo digo en voz alta, eso también es un valor añadido para decir que la ACB se compromete por lo bien que se hace en esta entidad.

— Usted fue el primer presidente en hablar de la aspiración de disputar la Euroliga...

— Los puse nerviosos a todos, desde la parte deportiva a la organizativa, pero recuerdo cuando llegué que quise poner la palabra grandes en la guagua del equipo y me dijeron que eso iba a crear mucha ilusión. Pues claro, vine para crearla, usted ponga que somos grandes porque no hay que tener miedo. Hay que tener ilusión por ser grande, por ganar y se ganó. Claro que hay que tener el reto de llegar a la Euroliga, no sabemos cuándo, pero hay que trabajarlo. Hoy por hoy no hay estructura económica, cómo van a jugar el miércoles en Moscú, el viernes en Estambul y el domingo en Murcia, la entidad se hunde deportivamente porque no tenemos la estructura. Hay que trabajarla y crecer, sin pedir más dinero al Cabildo, pero que la parte accionarial privada entre al club con protagonismo en el Consejo. Ahora el club acumula éxitos y es el momento de empezar a trabajar en esa línea. La parte deportiva puede pensar que le ponemos el listón demasiado alto, pero se trata de crear ilusiones desde la realidad de que podemos obtener resultados. Todo llega a su momento, no es necesario volverse loco, pero creo que el reto debe ser estar lo más arriba posible. Y si no, que se lo digan a los aficionados, que les digan hasta aquí hemos llegado y no queremos seguir más. En esta vida se vive de emociones e ilusiones, que tenemos posibilidades de conseguirlas, bien y, si no, toca seguir insistiendo. Me gusta ganar.

El plan de la discordia

Miguelo Betancor se cansó de esperar por la respuesta al plan estratégico que presentó para ser valorado por el Consejo de Administración de la institución insular y los acontecimientos se precipitaron, hasta el punto de presentar su dimisión. «He hablado todo a la cara con quien tenía que hacerlo. El Consejo de Administración del club tiene el borrador encima de la mesa desde hace muchísimos meses, incluso presenté el definitivo con mi carta de dimisión. Espero que lo estudien y, cuando se pongan de acuerdo, que lo muestren a todos los que crean convenientes para que sean partícipes y luchen por ese proyecto de futuro. Me gustaría que también lo pusieran en manos de los aficionados», argumenta.

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