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Dos días después, la humorista grancanaria Omayra Cazorla, y el 5 de julio, el también cómico isleño Kike Pérez, serán los encargados de devolver la vida a la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus, que gestiona la misma Fundación.
Tilman Kuttenkeuler, director general de la Fundación, apuntó ayer que esta institución retoma la actividad cultural con una apertura de puertas que ofrece «una seguridad total» para los espectadores, para los trabajadores de ambos recintos y para los artistas y técnicos que hacen posible los espectáculos.
Para que el Pérez Galdós y el Alfredo Kraus vuelvan a la vida, los responsables de la Fundación han tenido que hacer encaje de bolillos, para aplazar para el otoño y para el 2021 la mayor parte de la programación prevista, aunque Kuttenkeuler reconoció que se ha tenido que «cancelar» algunas propuestas.
Se han aplazado 130 eventos, congresos incluidos. Reconoció que a medida que avance la lucha contra la pandemia de la Covid-19, que obligó a un parón total a partir de la segunda semana de marzo, se comprobará si las nuevas fechas establecidas son viables o no.
«Este año no habrá congresos internacionales, porque es imposible por las conexiones aéreas. Nuestra previsión es que se celebren algunos regionales y nacionales», explicó Tilman Kuttenkeuler.
La ausencia de congresos afecta directamente a la actividad cultural, ya que esta Fundación, reconoció, se financia en torno a un 60% gracias a los mismos y los ingresos por taquilla y los patrocinios. El 40% restante lo cubren los dos patronos públicos, el Ayuntamiento de la capital grancanaria y el Cabildo. «Estar casi 4 meses sin ingresos ha sido horrible. Aún es muy pronto para cuantificarlo, pero solo el confinamiento ha generado unas pérdidas de entorno al millón de euros», lamentó.
Por ahora, la Fundación Auditorio Teatro retoma su programación con propuestas protagonizadas por un solo artista. «Ahora es imposible contar con 100 personas sobre el escenario. Serán cosas reducidas, formatos pequeños y tenemos cosas para ello, con los ciclos de jazz o el de Literatura y Música, por ejemplo», puntualizó Kuttenkeuler.
Tanto el Auditorio como el Pérez Galdós cuentan con un protocolo sanitario muy bien definido. A todos los espectadores se les tomará la temperatura a la entrada, en ambos edificios se han dispuesto múltiples puntos con gel hidroalcohólico para las manos y alfombras desinfectantes en los accesos. Desde la entrada hasta que se sientan en las butacas el camino está indicado en el suelo y para facilitar las cosas se reforzará el número de azafatas.
En el caso del Alfredo Kraus, los espectadores del patio de butacas entrarán por la puerta principal, mientras que los que tienen sus asientos en los anfiteatros lo harán por una lateral que da hacia la playa, para evitar aglomeraciones.
Ninguna de las actuaciones tendrá descansos, entre cada espectador habrá una distancia mínima de metro y medio. Algunos espectáculos cambian de sala para ajustarse a las exigencias en cuanto a aforos. Por ejemplo, el máximo en la Sala Sinfónica del Alfredo Kraus será de 494 personas.
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