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Las Palmas de Gran Canaria
El proyecto, titulado Cuerpos, objetos, y espacios. Muertes convergentes, muertes divergentes consistirá en el estudio de objetos y huesos humanos y animales hallados en espacios sepulcrales de distinta índole desde el periodo aborigen hasta el siglo XIX. «Vamos a preguntar a los restos óseos sobre la dieta que seguían, las enfermedades, las huellas de violencia que presentan o cómo fueron preparados antes de ser depositados en las sepulturas», explicó Teresa Delgado, coordinadora del proyecto de investigación impulsado desde El Museo Canario y financiado por la Fundación CajaCanarias y la Fundación La Caixa, tras ser seleccionado en una convocatoria de ayudas a la investigación.
Estos objetos son, en opinión de la investigadora principal, «elementos clave para conocer los sistemas de creencias de estas poblaciones y la construcción de la identidad y la memoria individual y colectiva». De hecho, junto a las momias amortajadas han aparecido huesos humanos ajenos que posiblemente sean reliquias que «entablan un lazo con los antepasados y se encargan de construir una memoria social y de sancionar la condición social de la persona a la que se incorpora». El inspector insular de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, Javier Velasco, será el encargado de estudiar la significación de estos hallazgos, al tiempo que investigará en las causas por las que los que los retos mortales de algunos bebés de pocos meses se depositaban en el interior de las casas y otros, de la misma edad, en espacios funerarios como cistas o túmulos.
Otro aspecto insólito de los ritos funerarios será abordado por la arqueóloga Verónica Alberto, quien estudiará los restos óseos de perros sacrificados para ser depositados junto a momias amortajadas y de piezas dentales de animales, aparecidas en los enterramientos de mujeres.
La investigación, centrada en aquellas expresiones mortuorias que se alejan de la regularidad por las circunstancias de la muerte, los objetos incorporados a la sepultura o por los espacios elegidos para los enterramientos, se prolongará hasta el siglo XIX, en concreto a la práctica de enterrar a personas fuera de los cementerios durante la epidemia de cólera morbo de 1851. Una tarea que asumirá el archivero de El Museo Canario, Fernando Betancor, a raíz de documentos depositados en el centro museístico y otros inéditos.
El modo y la intencionalidad con la que preparaban los cadáveres los antiguos canarios serán estudiados a través de los insectos necrófagos por el entomólogo Néstor López, mientras que la arqueobotánica Paloma Vidal analizará las maderas aparecidas en los enterramientos.
«Los fondos del museo pueden aportar una información novedosa y riquísima», indicó Teresa Delgado, que se encargará de analizar los restos humanos prehispánicos para determinar qué comían, de qué enfermaban y las violencias que padecían.
La investigación, que terminará en 2022, se podrá seguir a través de la web del museo y las redes sociales. De hecho, Ibán Suárez se encargará de hacer representaciones virtuales en 3D de las piezas arqueológicas y María del Carmen Gil coordinará las actividades divulgativas.
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