Crítica/ 'La sonrisa de Darwin' (Darwin's Smile)
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Crítica/ 'La sonrisa de Darwin' (Darwin's Smile)
El poder de la empatíaCayetano Sánchez
Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 5 de agosto 2024, 22:51
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Cuenta la actriz y modelo italo-estadounidense Isabella Rossellini que durante el encierro del covid-19 tuvo tiempo para reflexionar sobre sus dos pasiones; el teatro y la ciencia, unos intereses que hasta ese momento sentía como distintos y separados. De ese hallazgo surge su espectáculo 'La sonrisa de Darwin', en su traducción al castellano, que se enmarca en la programación del Festival Veranos de Taoro que se celebra en el Puerto de la Cruz y que también ha llegado a Lanzarote y a Gran Canaria, actuación última que se reseña en esta crónica. Una obra que se realizó en distintos idiomas, en inglés básicamente, y que se traducía el castellano en una pantalla sobre el escenario.
La lectura de la obra de Charles Darwin 'La expresión de las emociones en el hombre y los animales', que reveló que la continuidad entre humanos y animales también se puede detectar en la expresión de las emociones, está muy presente en este monólogo de poco menos de una hora y media.
En ese discurrir del tiempo Isabella expone con humor y frescura su visión de esos estudios y para mayor efectividad deja de ser ella misma para transformarse en perro, gato, gallina, pavo real y, por supuesto en Charles Darwin.
Para ello se apoya en proyecciones del libro del científico, así como en imágenes de su propia vida, que también incluye en su parlamento, y de sus padres: Roberto Rossellini e Ingrid Bergman.
Precisamente, con recuerdos del rodaje de 'Casablanca', la obra más popular de su madre, concluye este ameno recorrido teatral por el mundo animal, humanos incluidos, ¡por supuesto!
Su conclusión básica es que sólo la empatía entre todos es esencial para sobrevivir y continuar el eterno camino de la evolución con dignidad. Que quede claro que ese don lo trasmite en todo momento la actriz en su interpretación. Gracias a eso y a su naturalidad supo satisfacer con creces Isabella Rosellini al poco numeroso público que aplaudió y jaleó a un icono viviente. Durante el espectáculo, y horas después, esa sonrisa de Darwin fue patrimonio de todos.
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