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Hay espectáculos en directos en los que se entra de una forma y se sale transformado. Al menos 'tocado', tanto a nivel intelectual como espiritual. Logran dejar un poso, aunque sea una pincelada de reflexión en torno a la existencia individual del espectador como sobre la sociedad en la que se habita. 'Huerto', la nueva propuesta de danza contemporánea de la bailarina y coreógrafa tinerfeña Paula Quintana, aspira a conseguirlo sin que esto suponga que el montaje sea una tesis sesuda ni un ladrillo intelectualoide. Los días 2 y 3 de junio, siempre a partir de las 19.30 horas, el Teatro Cuyás de la capital grancanaria acoge su estreno absoluto.
«Es más una experiencia que un espectáculo. Se puede entender casi como una ceremonia, porque no consiste en ir a que te cuenten una historia. 'Huerto' propone una experiencia que hace sentir al espectador que formamos parte de algo mucho más grande que el propio ser humano. Reconcilia con la vida. Las cosas no son solo buenas o malas. Todo es vida», apunta por teléfono la artista isleña sobre esta propuesta con la que cierra la trilogía que arrancó con 'Las alegrías' (2019) y que tuvo su segunda entrega con 'La carne' (2020).
'Huerto' ve la luz como resultado de un proceso multidisciplinar que se ha desarrollado durante más de un año de trabajo en común. «Hemos hecho un espectáculo con científicos y artistas. Hemos trabajado en todo momento juntos. No fue que los científicos aportaran sus ideas y después los artistas las desarrolláramos por nuestra cuenta. Hemos trabajado siempre juntos», reitera Paula Quintana.
«Todo lo que se muestra en la obra es científico. Tiene una base científica. Pero 'Huerto' no es un espectáculo sobre la ciencia ni habla de ciencia», subraya la bailarina y coreógrafa.
Con esta base, el espectáculo se desarrolla como «un viaje a la esencia de todo». Alude al «huerto que cada uno riega desde dentro». «Todos somos un huerto, con emociones, órganos, sentimientos... Estamos hechos de cultivos que tenemos que regar y todo convive en el mismo cuerpo», defiende.
Para diseñar este 'Huerto', el equipo encabezado por Paula Quintana no partió de ideas preconcebidas ni de un plan perfectamente estructurado de antemano. «Fue un proceso de juntarnos a ver lo que salía finalmente. No sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar. Buscábamos cosas que fueran válidas para los nanotecnólogos y también para mí como coreógrafa. Y nos encontramos con que el camino era viajar al origen, donde está todo junto: el pensamiento, el cuerpo, la emoción... Es la semilla que brota desde dentro. Ha sido una experiencia muy interesante, porque ha brotado el rito, el mito que es el origen desde el que el hombre trata de explicarlo todo», avanza la artista.
Esta concepción teórica que lanza a vuelapluma Paula Quintana pasó del pensamiento y del papel al cuerpo sobre el escenario. «Yo iba encontrando una forma a través del cuerpo, una forma que también tenía sentido para el astrofísico que participaba en el proyecto y para el resto de científicos. También valía para quién diseñaba la música, que no es música. Todo se ha creado a la vez, hemos andado los mismos pasos juntos», destaca de nuevo.
'Huerto' se desarrolló con el 'modus operandi' propio de un laboratorio científico. A base de prueba y error. «Han salido muchas cosas e ideas que finalmente no están en la obra y que son muy interesantes. Hemos sido muy honestos y no sabíamos qué iba a salir. La investigación en sí misma tiene mucho valor. Siempre me ha interesado mucho la ciencia, de toda la vida. Apostamos por unos científicos que tuvieran una sensibilidad especial. La mirada artística que han encontrado en este proyecto les puede ayudar en algunas cosas de su trabajo científico. Han podido incorporar cuestiones del mundo artístico que le han abierto hipótesis, preguntas y nuevas vías para investigar», resalta Quintana.
Reconoce que para un proceso como el desarrollado «no vale cualquier científico ni cualquier artista». «Como siempre me ha interesado la ciencia, durante todos estos años he ido conociendo a personas con estas inquietudes. Son conscientes de que tienen que enriquecerse con otras disciplinas para no sentirse limitados», puntualiza.
El público que acuda a las funciones del Cuyás se encontrará con un añadido al finalizar 'Huerto'. Explica Paula Quintana que «todo el proceso está recogido en una página web. Cuando el público salga, les damos link para que entren y vean todo el proceso. Así descubrirán que lo que han oído, lo que han olido, los audiovisuales y cada movimiento se corresponde a una cosa concreta. Todo tiene un componente que está en la vida, en las estrellas, en la zoología, etcétera. Cuando salgan de la obra y entren en la web verán que es algo emocionante». Eso sí, la artista aconseja al público que afronte 'Huerto' como una experiencia en la que se tiene que dejar llevar. «En las dos aperturas al público que hemos llevado a cabo, los asistentes nos han dicho que ha sido como asistir a una misa, porque la pieza es conmovedora y nos lleva a descubrir todo lo que somos, la maravilla que somos y de lo que no nos damos cuenta. Mi mayor objetivo es que cuando salgan del teatro la obra les haya 'tocado'. 'Huerto' creo que es una pieza de la que te quedas con el eco dentro. Por eso es importante que entren después en la web, para que vean que todo tiene un sentido. Eso sí, durante la obra, no hay nada que explicar, solo hay que sentirlo», reconoce.
Con este montaje, Paula Quintana baja el telón de una trilogía con la que ha buscado plasmar «la capacidad del cuerpo para renacer, para empoderarse y cambiar». «No solo de cuello para abajo, sino desde donde se siente, se piensa y nos relacionamos con el mundo, desde la herencia y desde el alma». 'Las alegrías', 'La carne' y ahora 'Huerto' hablan sobre eso, aunque cada una es muy diferente y se pueden ver por separado y no como un conjunto. «Tienen algo en común que las une, se alimentan unas de otras. Pero son muy diferentes y no hay que ver una para entender la otra», aclara.
En las tres piezas, Paula Quintana se enfrenta al público en solitario, como acostumbra desde que inició su carrera profesional. «Cuando estoy sola en el escenario no me siento sola. Trato de contar las cosas desde un lugar honesto y muy personal. Hay algo muy sincero, lo que represento es algo en lo que creo profundamente y lo presento desde lo que soy. Bailo desde lo que soy. Me siento muy vulnerable y desnuda. Eso es bonito, porque somos seres humanos que nos vemos unos a otros. La escena me gusta, me siento muy libre sobre el escenario, porque te permite hablar de cosas de las que no se habla habitualmente en la vida cotidiana», resalta.
Reconoce que 'Huerto' supone el punto y final a una etapa creativa. «No sé qué haré tras esta obra. Ha sido un cierre muy personal, porque he constatado cosas con científicos que llevo mucho tiempo pensando. Llevo muchos años trabajando con el cuerpo y tenía ideas concretas que nacen del propio cuerpo, porque el cuerpo las sabe», defiende.
«Estoy comprometida con el tiempo que vivimos y por eso quiero acercar las artes al grueso de la sociedad. Parece que lo contemporáneo, en mi caso la danza, está ajeno a la población. Y eso no es cierto. Por eso quiero trabajar con jóvenes, hacer piezas que sean contemporáneas y que sean capaces de acercarse a todo tipo de espectadores», señala Paula Quintana, que sin entrar en detalles avanza que también tiene en mente «un proyecto cinematográfico pequeño».
Desde su punto de vista, la forma de extender el arte a toda la sociedad no es una labor exclusiva de los creadores contemporáneos. «El problema es que los que gestionan los espacios no hacen de puente entre las obras y la sociedad. Hay veces que tienen que tomar riesgos, aunque en el fondo no supongan ningún riesgo. Creo que es fundamental que entiendan el valor de la cultura en un momento como este, porque ayuda a gestionar las emociones, a imaginar mundos que no nos esperamos», sentencia.
Paula Quintana firmó la coreografía con la que la cantante española Blanca Paloma compitió en la edición de Eurovisión celebrada hace unas semanas en la localidad inglesa de Liverpool.
«La experiencia en Liverpool fue maravillosa. Los resultados finales fueron de aquella manera. Pero la acogida entre los compañeros fue muy buena», apunta la bailarina y coreógrafa tinerfeña.
La artista isleña llegó al proyecto musical de Blanca Paloma de la mano de José Pablo Polo, que firmaba la letra de 'Eaea' junto con la propia cantante y Álvaro Tato.
«José Pablo Polo ha sido el compositor de la música de mis espectáculos desde hace años. Tenemos una relación personal y profesional muy bonita. Ya el año pasado me contactó para que colaborase con Blanca en algunos conciertos. Congeniamos muy bien, por lo que me llamaron para coreografiar a las chicas para el Benidorm Fest y después para Eurovisión», explica Quintana.
Esta profesional de la danza, que cuenta con formación teatral desde sus inicios, se muestra encantada de participar en los proyectos creativos de otros artistas, siempre y cuando haya una conexión personal y creativa. «He trabajado en sectores muy diferentes en las artes y la cultura en general. Hay que eliminar barreras y etiquetas que están súper instauradas. Es más necesario que nunca. Hay que saber entenderse entre los distintos sectores y disciplinas», defiende.
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