Stephen King, el emperador del terror

Stephen King es el señor indiscutible del oscuro reino del terror. Su vasto imperio ocupa más de 60 novelas y, desde hace décadas, se extiende por las pantallas cinematográficas. Estos días, donde el espanto hace furor, el más vivo de los grandes autores de suspense cobra toda su magnitud.

Este año, estrenando sus 70 años, su tenebrosa figura brilla con fuerza. Hace casi dos meses llegó a las salas de cine la adaptación de su novela It, dirigida por Andy Muschietti, que aún se mantiene en la cartelera canaria y que ha vuelto ha conquistar las listas de libros más vendidos treinta años después de su primera publicación. También este verano se estrenó en España La torre oscura, del realizador danés Nikolaj Arcel.

Además, también en 2017, ha publicado un nuevo libro, Fin de guardia, con el que cierra la trilogía de Bill Hodges.

No ha sido el único título que ha publicado recientemente. En septiembre, en inglés, vio la luz Sleeping Beauties, escrito a cuatro manos con su hijo Owen King y cuya adaptación a la televisión ya se atisba en el horizonte.

También en primavera llegó por fin a las librerías españolas su libro de relatos, El bazar de los malos sueños.

Por si fuera poco, la plataforma de televisión Netflix ha decidido explotar el perturbador potencial del autor de Maine y ha estrenado recientemente dos adaptaciones de sus obras: en septiembre, El juego de Gerald, y en octubre, la película 1922.

King, a día de hoy, sirve de inspiración a muchos autores de este género, entre ellos el argentino afincado en Canarias, Leandro Pinto, un auténtico experto en la literatura de terror y en el autor de Carrie, sobre cuya vasta obra ofreció una charla el pasado mes de septiembre. «Me enfrenté al reto supremo de intentar resumir todos sus libros en dos horas. Aunque me limité a lo publicado en español, son más de 60 obras. Fue un desafío fuerte y pude sacarlo adelante», explica Pinto que se contagió de la fiebre por las letras de Stephen King en su adolescencia. «Aunque soy más propenso al terror clásico, al final te terminas topando con él», explica el también escritor.

Pinto identifica muchas influencias en el estilo de King, desde Bram Stoker, a Richard Matheson, pasando por Ray Bradbury o Robert Bloch. «También Lovecraft es una de sus referencias ineludibles, aunque huye de su estilo. Pero para King, el autor número uno es Edgar Allan Poe», sostiene Pinto.

El novelista, afincado en Gran Canaria hace unos quince años, dice que la huella de King entre las nuevas generaciones de autores del género aún está por valorar. «Sus hijos, Owen y Joe Hill, han seguido su estela, y dentro del terror moderno destaca la influencia que tuvo en Clive Barker.

Sin embargo, King es mucho más que terror. «Es capaz de encarar la narrativa contemporánea desde un amplio abanico de géneros y temas». En este sentido, Pinto recomienda los libros de cuentos Las cuatro estaciones, sobre la infancia y la amistad, y Dolores Claiborne, un soliloquio sin ningún componente sobrenatural.

Un accidente de coche, un niño que se pierde en el bosque por un despiste, una adolescente marginada... Los elementos con los que juega Stephen King surgen de la cotidianidad, explica el malagueño Tony Jiménez, autor del ensayo Here’s Johnny. Las pesadillas de Stephen King.

Esta circunstancia traslada el terror a nuestro ámbito más cercano. «Su principal virtud es ser un gran cronista de lo oscuro en un marco de cotidianidad que resulta cercano al lector. Sus personajes ven series de televisión y comen en el McDonald’s», subraya en esa línea el también escritor Leandro Pinto, que apunta a su estilo llano como un elemento que refuerza esta cercanía.

«Lo mejor de la prosa de King es que, prácticamente, te trata de tú a tú, como si fuera un amigo que, mientras os tomáis algo, te cuenta una historia», dice Jiménez, que no duda en situarlo a la altura de Lovecraft y Edgar Allan Poe.

«La alta escuela literaria le quita méritos porque es un autor de masas, pero dentro de unos 80 o cien años sus libros serán una crónica de la vida en nuestro tiempo», comenta Pinto acerca de su valía. Para el escritor argentino, su mejor periodo es el que comprende entre 1983 y 1987, justo cuando el autor tuvo problemas con las drogas.

Para su colega malagueño, esa valoración está contaminada por la «nostalgia» porque fueron lecturas realizadas durante la niñez y la adolescencia. De hecho, sostiene que toda su trayectoria está salpicada de grandes novelas. En todo caso, ambos recomiendan la espeluznante Cementerio de animales y El misterio de Salem´s Lot.

‘El resplandor’ que eclipsó las adaptaciones al cine.

Las obras de Stephen King han sido llevadas a la gran pantalla en 50 ocasiones. Su filmografía incluye títulos tan memorables como Carrie o Los chicos del maíz. Sin embargo, a pesar de la abundancia de adaptaciones, un título eclipsa al resto: El resplandor, del genial Stanley Kubrick. «Solo una de sus obras cayó en manos de un genio», resalta Leandro Pinto sobre este clásico de 1980 protagonizado por Jack Nicholson y Shelley Duvall.

El escritor argentino, que vive en Gran Canaria hace 15 años, tiene entre sus adaptaciones favoritas las de Misery, de Rob Reiner (1990); Cadena perpetua, de Frank Darabont (1994), Dolores Claiborne, de Taylor Hackford (1995) y Cementerio de animales, de Mary Lambert (1989), con un guion realizado por el propio Stephen King.

Además, Pinto recomienda no dejar escapar de la cartelera el último desembarco de King en el cine, It. Algo en lo que coincide su colega Tony Jiménez. «It es un filme de terror de principio a fin, con uno de los monstruos cinematográficos más aterradores de los últimos tiempos», señala el autor malagueño que también recomienda Misery, en su opinión, «tensión en estado puro mezclada con algo de terror y unas interpretaciones de escándalo».

Su tercera propuesta es Cadena perpetua, «un drama carcelario con gotas de suspense», afirma Jiménez, que en su libro Here´s Johnny! Las pesadillas de Stephen King, Vol 1, abordó la figura del escritor de Maine con «auténtico amor, respeto y adoración a partes iguales», aunque sin omitir los elementos controvertidos de su vida; el brutal atropello que sufrió y sus vicios.

Sin embargo, su fervor no le impide reconocer que quizá La rebelión de las máquinas, dirigida por el propio King, es una de las peores películas basadas en su obra, junto con Cell. «Las secuelas no oficiales también tienen su aquel, estando Ojos de fuego 2 como una de las peores películas que he visto en mis 33 años de vida», confiesa Jiménez.

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