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‘La Ternura’, según Alfredo Sanzol

‘La Ternura’, según Alfredo Sanzol

Está fuera del foco mediático y sobre todo del que predomina en la pequeña pantalla. Pero si a un aficionado a la escena o a un profesional del teatro se le menciona a Alfredo Sanzol (Madrid, 1972), se le ilumina la cara. Incluso, puede que se ponga en pie como muestra de respeto o admiración, porque este dramaturgo y director es una de las referencias nacionales de este arte.

Jueves, 1 de enero 1970

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Gracias al Cuyás, que vuelve a contar en su programación con el proyecto del Teatro de la Ciudad, el público grancanario podrá sumergirse este próximo jueves y viernes, 25 y 26 de enero, a partir de las 20.30 horas, dentro del universo creativo de Alfredo Sanzol, autor y director de La Ternura, pieza para la que se ha inspirado en las comedias de William Shakespeare.

Regresa al recinto escénico de la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria tras estrenarse con su versión libre de Edipo Rey, su aportación en la primera entrega del Teatro de la Ciudad. Repitió posteriormente con La calma mágica y La respiración, pieza esta última por la que fue galardonado el pasado año con el Premio Nacional a la Escritura Dramática.

La comedia, con la mirada fijada en concreto las 14 del Bardo de Avon, fue el punto de partida de esta segunda entrega del Teatro de la Ciudad. Andrés Lima y el propio Sanzol repiten, ya que Miguel del Arco, que firmó Antígona en la primigenia travesía por las tragedias clásicas griegas, abandonó, al menos temporalmente, el proyecto para dirigir el Teatro Pavón Kamikaze de Madrid.

Alfredo Sanzol reconoce desde Madrid que el salto a la comedia, dentro de este ambicioso proyecto, ha sido un paso natural y previsible. «Meternos a trabajar la comedia ha consistido en trabajar la otra cara del drama. Se nos veía venir, es el resultado natural de la ley del péndulo. Ha sido un movimiento natural», asegura el autor de Risas y destrucción.

El ganador de cuatro premios Max llevó a cabo un intenso y detallado estudio de este género antes de empezar a dar los primeros pasos hacia La Ternura. «En esta ocasión, en el Teatro de la Ciudad decidimos trabajar un género que siempre ha tenido mucho más éxito dentro de las artes escénicas occidentales. Pusimos el acento en la época isabelina, por eso nos dejamos influir por la atmósfera y las tramas que marcan las piezas de Shakespeare. A partir de ahí, tanto Andrés Lima como yo creamos nuestros propios personajes y nuestra respectiva obra», explica.

El guiño isabelino de Alfredo Sanzol se presenta como «una comedia de leñadores y princesas» y tuvo su puesta de largo en la Sala José Luis Alonso, del Teatro de la Abadía de Madrid, el 27 de abril de 2016, antes de iniciar la gira nacional que ahora desembarca en Gran Canaria.

La Ternura parte con una reina Esmeralda con ciertos poderes mágicos que, junto con sus dos hijas princesas, viaja en un navío de la Armada Invencible. Felipe II quiere que, si la invasión de Inglaterra se lleva a buen término, se casen por conveniencia con unos nobles británicos. Pero esta reina odia a los hombres, porque considera que siempre han coartado su libertad y no está dispuesta a que sus hijas pasen por lo mismo.

Cuando el barco está a la altura de una isla que considera desierta, provoca una tempestad que hunde el navío en el que viajan, con la intención de quedarse a vivir en esta ínsula. Pero allí se encontrará con un leñador y sus dos hijos, que se han recluido en este enclave para escapar de su mujer.

Sanzol asegura que el espectador se encuentra sobre el escenario con «una comedia de aventuras romántica». «El mayor valor que desvela la obra es una nueva acepción para la palabra ternura, que tiene que ver con la fortaleza. Tiene su origen en la manera con la que se expresa el amor, en la necesidad de ser fuerte para la espera, para mostrar lo que se siente, para acariciar... Todo se reduce a una serie de esperas que solo se superan si se tiene fortaleza. La obra aleja la ternura de todo lo blandengue que suele rodearla», apunta.

Sanzol profundiza un poco más en el subtexto que se esconde mientras se desarrolla esta obra plagada de corazones atormentados, quiebros, juegos, coqueteos, magia y risas, muchas risas. «Con La Ternura también quería, como autor de comedia, criticar a los que dividen la humanidad entre hombres y mujeres. La Ternura se ríe de esta división de géneros. Reivindica que los seres humanos se dividen por otro tipo de cuestiones, como pueden ser las creencias, la generosidad y otro tipo de valores, no por una cuestión de género», apunta convencido.

Para dar vida al proyecto, ha contado de nuevo con un reparto de su máxima confianza. Actores que desde su primera obra como proyecto de fin de carrera, Como los rusos, acuden sin pensárselo a cada una de sus llamadas. Se trata de Elena González, Natalia Hernández, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras, Eva Trancón y Paco Déniz.

«Es la compañía con la que trabajo desde el año 99. No son los únicos con los que trabajo, pero siempre que podemos intentamos juntarnos. Existe una conexión muy especial. Tanto entre ellos como conmigo. Es algo que no se consigue de la noche a la mañana. Ni siquiera con 45 días de ensayos», explica.

¿Habrá una tercera entrega del Teatro de la Ciudad tras las creaciones a partir de la tragedia y la comedia? «Andrés [Lima] y yo estamos ahora con muchos proyectos. Hemos quedado en vernos en mayo para hablarlo», responde.

Mientras tanto, en Avilés, el próximo 11 de mayo, verá la luz La valentía, pieza escrita y dirigida también por el propio Alfredo Sanzol, que seis días después desembarcará en el Teatro Pavón Kamikaze madrileño.

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