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«Galdós es el reemplazo de Cervantes»

«Galdós es el reemplazo de Cervantes»

El catedrático Germán Gullón, que ejerce en la universidad de Amsterdam, cree que el reto de la investigación sobre el novelista canario «es situar su estatura a la misma altura que la del autor de ‘El Quijote’».

Francesc Zanetti / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Germán Gullón es hijo del fallecido crítico literario, académico y gran estudioso del siglo XIX, Ricardo Gullón (Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1989). De su padre ha heredado el respeto que siente por Benito Pérez Galdós. En 1962, con 17 años, recuerda que se hospedó en el Hotel Metropole, en donde su padre pronunciaba una conferencia sobre Galdós que fue prohibida inicialmente, aunque luego pudo felizmente llevarse a cabo.

Para el escritor y catedrático de Literatura que ha ejercido en las Universidades de Pennsylvania, California, Carlos III de Madrid y, actualmente en la de Amsterdam, «Galdós es el reemplazo de Cervantes». «La nueva generación de galdosistas debe propiciar la equiparación de Pérez Galdós con Cervantes. Galdós está cada vez más valorado en el mundo», subraya el profesor que ha participado hace unos días en el segundo encuentro de jóvenes investigadores en Galdós y sus contextos, organizado por la Casa-Museo del escritor que gestiona el Cabildo grancanario.

«Hay que incorporar al galdosismo a las nuevas generaciones. El galdosismo nace en los años 50 y fue lanzado en el seno del hispanismo norteamericano, que avanzó una serie de trabajos excelentes a los que se sumó la investigación de sectores británicos y franceses. En España, dado que vivíamos en un Estado autoritario en la época de Franco, Galdós no fue un escritor de moda y no se leía, como tampoco se leía a Clarín. En los años 80 y 90 se ha desarrollado una labor muy notable por parte de profesores universitarios por sentar las bases de un galsosismo español, que en Canarias tiene sus máximos exponentes en el fallecido Alfonso Armas, Sebastián de la Nuez, Prado Escobar o Yolanda Arencibia, entre otros», explica Gullón.

El Galdós desconocido. Germán Gullón habla con pasión del novelista canario. «El escritor fue un personaje extraordinario, un intelectual poliédrico como pocos en el siglo XIX, que viajó continuamente por toda Europa. Diseñó los proyectos de sus casas y muebles, practicaba varios idiomas, tocaba en piano... Hay que propiciar este desconocido Galdós por la nueva generación de galdosistas» que, según el profesor, «va desde aquellos que desean utilizar a Galdós con propósitos didácticos hasta aquellos otros que quieren reivindicar a Galdós como un completo y verdadero intelectual del siglo XIX».

Germán Gullón atribuye que se conozca muy poco de la vida personal del novelista canario, «debido al extremo cuidado y celo que Galdós tenía hacia la esfera de su vida íntima. Nunca le gustó ser protagonista y como todos los grandes hombres del siglo, fue un intelectual independiente que no se afilió a ningún partido. Siempre pretendió ser él mismo, y eso no encaja en los modelos habituales de las biografías de grandes personajes a las que estamos acostumbrados. En España nunca han gustado los hombres independientes, y en su novela Tormento, queda reflejado ese espíritu cuando avanza que los españoles, en vez de confiar en sus propias posibilidades y fuerzas, prefieren confiar en la recomendación ajena de una persona importante y bien considerada en la sociedad».

Gullón, que explica que aún existen archivos documentales inexplorados con información útil sobre Pérez Galdós, subraya que el reto de la investigación alrededor de Galdós es situar su estatura a la misma altura a la que se proyecta la de Cervantes. «En el marco literario español, el Siglo de Oro sigue siendo el periodo de estudio que atrae a más investigadores, y prosigue generando más trabajos críticos. Sin embargo creo que el siglo XIX, al alejarnos de él, poco a poco iremos asumiendo la importancia que ha tenido en la conformación y en el entendimiento de lo que es el mejor componente de nuestro presente, que es el ala progresista de la cultura española, en donde se inserta el krausismo y también Galdós. En el momento en que éste Galdós sea reconocido y estudiado a lo largo y lo ancho de nuestra cultura, su estatura se proyectará igual que la se proyecta la de Cervantes en el mundo. No olvidemos que existe un Instituto Cervantes, pero que no hay un Instituto Galdós, aunque auguro que llegará».

adelantarse a freud. A juicio de Germán Gullón, la dimensión internacional de Galdós cobra sentido fundamental en las traducciones que se han formulado de sus obras. «Cuando se traduce a principios de los 70 al inglés Fortunata y Jacinta o La Regenta, los críticos en Estados Unidos e Inglaterra empezaron a preguntarse que quién era Galdós, y cómo había podido llegar a ser hasta ese momento un desconocido después de haber escrito los fabulosos libros que habían descubierto. Galdós se adelanta a Freud en su gran obra de referencia, Fortunata y Jacinta, en la que define lo que más tarde se conocería como la conciencia individual. Es decir, Galdós no simplemente fue un buen novelista; fue un escritor que fue capaz de crear unos marcos de entendimiento de la sociedad del siglo XIX, que nos permiten entender hoy cómo somos en el contexto de nuestra modernidad. En este sentido, Galdós ha contribuido como León Tolstoi o Dostoievski, a que nos entendamos mejor cómo seres humanos».

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