Una joya lírica llena de aciertos
Saioa Hernández es hoy una Gioconda de referencia, plena de volumen y temperamento
Cayetano Sánchez
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 19 de abril 2023, 23:02
La ausencia de los anunciados cuatro solistas del ballet de la ópera de Odessa para el famoso número de baile 'La danza de las horas' –sin duda la pieza más popular de esta ópera– fue un contratiempo que se transformó en un excelente regalo para los asistentes. Escuchar estas bellas notas, a telón bajado, puso una vez más de manifiesto las cualidades de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) ante cualquier repertorio al que se enfrenta. El maestro Roberto Rizzi Brignoli, que se estrena en la temporada de ACO, fue un complice necesario para su magnífico papel en el desarrollo de una partitura llena de bellas melodías, no siempre fáciles de ejecutar; no sólo en solitario, sino en la ardua misión de acompañar a los solistas.
Sólo en tres ocasiones en la historia de la temporada grancanaria se había programado este título de Ponchielli, tampoco muy habitual en otros escenarios, por tanto no muy conocida por el gran público. Eso se notó en un aforo menos numeroso de lo habitual. Una lástima, pero aún quedan dos funciones para solventar las ausencias. 'La Giocconda' es una ópera importante por varias razones: su magistral dramaturgia, su espectacularidad, las escenas de conjunto de coro y solistas, los bellos dúos y sus arias. Hay que verla para poder incluirla, de seguro, en el repertorio personal de las favoritas.
Esta producción está a la altura de las exigencias que el título requiere, con una puesta en escena modesta para la opulencia que demanda en el libreto, pero digna y resolutiva al máximo. Igualmente destacable el trabajo del diseño de iluminación y dirección de escena.
La clave del éxito de 'La Giocconda' está en las voces de su protagonistas, y en esta propuesta el nivel general es satisfactorio. Obligado señalar, en primer lugar, a la protagonista Saioa Hernández, hoy día una Gicconda de referencia, plena de volumen y temperamento, con acertados matices que cubren todos los registros posibles con pulcritud y seguridad. Un placer para los sentidos. Por contra, al tenor Francesco Pio Galasso no le alcazan sus cualidades para el personaje de Enzo, pese a su notable entrega escénica. Con Barnaba, el villano de la obra, Roman Burdenko se ganó al público desde el primer momento; un barítono lleno de potencia y entonación: una de esas voces que enamoran. Annalisa Stroppa, encarnó a una Laura rica en contrastes, con una versatilidad brillante en todos los matices. Yulia Mennibaeva y Simón Orfila completan la nómina de protagonistas; brillantes y acertados en sus destacadas intevenciones. El Coro de la Ópera, notablemente dirigido por Olga Santana, juega un papel fundamental en esta trama venecina en la que, como ya es habitual, estuvo a la altura del conjunto.
En definitiva, una oportunidad que ningún aficionado debe pasar por alto para conocer, y sobre todo disfrutar, de un gran título injustamente no muy conocido que es casi improbable que no le apasione.
