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«En julio tocaremos en los 21 municipios de la isla»

«En julio tocaremos en los 21 municipios de la isla»

El director artístico y titular de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC) lamenta que la empresa no haya dado el visto bueno a sus propuestas para retomar antes la actividad tras el parón por la pandemia. Adelanta que los días 10,11 y 12 de julio tocarán en el Auditorio Alfredo Kraus y la puesta en marcha del proyecto OFGC 21, que recorrerá todos los municipios.

Miércoles, 5 de agosto 2020, 18:47

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— ¿Qué sucede con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC), que sigue sin arrancar tras el parón obligado por la lucha contra la pandemia?

— El deseo de volver siempre lo hemos tenido. Desde que tuve conocimiento de que se podía empezar con un tipo de desescalada, propuse varias cosas. Incluso una que vi muy viable, que consistía en presentar seis o siete conciertos, solo para los abonados, en Live-streaming, sin público. Pero llegando a todos los abonados. ¿Cómo hacerlo? Llamándolos a todos, uno a uno, y viendo qué sistema de televisión tienen para poder acceder a esos conciertos. Si no disponían de los medios adecuados, había consultado con una empresa para estudiar la posibilidad de acudir a sus casas e instalarles el equipo necesario. Siempre y cuando fuera una cosa básica, claro. También he propuesto otras iniciativas. Una consistía en realizar los últimos tres conciertos de abono de la temporada en el Auditorio Alfredo Kraus. Cada uno contaría con tres conciertos para los abonados. Pero esas ideas no han sido factibles para la empresa.

— ¿Falta de apoyo interno?

— El proceso es muy simple. El director artístico propone y la empresa comunica si es viable o no.

— Otras orquestas nacionales, sin ir más lejos la Sinfónica de Tenerife, ya ha vuelto a tocar ante el público... no parece un imposible, por tanto.

— Eso es lo que yo veo. Por eso propongo cosas para hacer arrancar la orquesta. A todos nos preocupa estar sin actividad. Por eso he venido a la isla. A comienzos de semana tuve dos reuniones muy positivas con los músicos y la consejera. Hice una nueva propuesta con un plan muy factible y viable. Se lo adelanto porque lo vamos a hacer. Consiste en tocar los días 10, 11 y 12 de julio, en el Auditorio Alfredo Kraus y con público. Con precios asequibles y yo dirigiendo. Tocaremos Bach y Mozart. Después le sigue un proyecto muy importante para lo que es la orquesta y su papel en la sociedad. Se trata de lo que llamamos OFGC 21, que consiste en llegar a los 21 municipios de esta isla con distintos grupos de pequeño formato, durante este mes de julio. Creo que es un proyecto completo para cerrar esta temporada y mirar ya hacia la próxima, con otro tipo de normalidad.

— Intuyo que tendrá cerrada o muy perfilada esa próxima temporada...

— La siguiente temporada la tenía ya elaborada, lo que sucede es que se han caído artistas que ahora tienen otras prioridades o han cancelado muchas actuaciones. Los directores titulares tienen ciertas obligaciones y por eso, más de uno, que yo tenía como invitado para el próximo año, ahora pide una cierta flexibilidad o simplemente no puede venir por sus obligaciones con su orquesta. Tenemos que ser flexibles, más en estas circunstancias excepcionales. Hay que tener más amigos que menos [risas]. Hay muchos cambios y tendré que cerrar muchos enlaces que quedan pendientes. Me gustaría aclarar que confeccionar una temporada requiere de mucho tiempo. No es coger el teléfono y cerrar las cosas sobre la marcha. Hay que negociar, cerrar el programa y después lidiar con el artista, que es habitual que quiera cambiar cosas que en principio se habían cerrado. No se consigue en 24 horas. Lo que sí tengo muy claro, tras hablar también con otros colegas, es que para la próxima temporada necesitamos un plan A y un plan B. Nadie sabe qué va a pasar en septiembre y qué podremos hacer y qué no. Por eso, vamos a planificar como si pudiéramos tener una cierta normalidad. En Milán y Florencia se están haciendo Requiem de Verdi, por ejemplo. No creo que sea conveniente ir a esos niveles, sino a unos más medios. A día de hoy no hay un motivo de fuerza mayor, a nivel estatal, que nos impida hacer ciertas cosas a partir de septiembre. A día de hoy, se está programando, más o menos, como si no hubiera pasado nada. Creo que es la forma correcta de actuar. Siempre que exista un plan B.

— ¿Ese plan A consiste en un solo concierto de abono? ¿Y el plan B, tres conciertos el mismo día?

— Sí, el plan A es un solo concierto para cada día de abono. El plan B consistiría en tres conciertos, pero no el mismo día, o dos conciertos. Dependerá del aforo que se permita. Lo importante es disponer del auditorio para cada concierto de abono y por ahora ya disponemos de dos días allí. Tengo que reconocer la gran disponibilidad de Tilman Kuttenkeuler para ayudarnos con esto.

— En esa reunión con los músicos, ¿percibió ganas por volver a tocar pronto?

— Muchísimas ganas y mucha frustración por no poder hacerlo antes. Literalmente, están dispuestos a buscar soluciones. Por eso, sentí que tenía que venir a la isla para solucionarlo, porque no se estaba haciendo. No lo podía hacer a distancia. Y es lo que ha sucedido.

— ¿Cuentan ya con un protocolo sanitario específico?

— Sí, existe desde mediados de junio. Es general y, como todos los protocolos, tiene ciertas inflexibilidades. Por ejemplo, solo se puede ensayar dos horas. Me habría gustado que se diseñada de otra forma. En Granada, por ejemplo, se ha ensayado durante tres horas y media. También allí, en una semana, se tocará el Requiem de Mozart en una iglesia. Por eso no comparto todos los aspectos que figuran en nuestro protocolo, pero es el que tenemos y lo vamos a respetar.

— ¿Ese protocolo es la excusa para haber tocado aún?

— No lo es, pero limita mucho lo que se puede hacer. Pero se pueden hacer cosas y todo lo que he propuesto ahora, lo permite el protocolo. Lo he diseñado para que encaje dentro de lo permitido.

— Esos conciertos de entronca con la idea, que se expuso en su presentación en la casa palacio del Cabildo, de que la orquesta tenía que abrirse a la sociedad. ¿No es así?

— Lo hemos conseguido durante la cuarentena. El vídeo de Mahler es un ejemplo, fue una superación ante las limitaciones. El mensaje era: «Aunque no se pueda, lo vamos a hacer». Llegar a los pueblos es importante, pero tengo que dejar claro que no se trata de una orquesta de pueblo. Una cosa es servir a los municipios, que es lo que queremos hacer con este proyecto, pero somos una orquesta profesional de muy alto nivel. Requiere de unas exigencias y un cierto trabajo para seguir siendo lo que es y mejorar cada día. Le pongo un ejemplo. Si un deportista olímpico se limita a competir a nivel local, su rendimiento y su nivel disminuirán. Si la orquesta no toca con los mejores solistas y directores del mundo, le pasará lo mismo. Para eso es para lo que me nombraron. Para atacar esas exigencias y elaborar un plan a largo plazo para que mejore la orquesta.

— También está la participación de la OFGC en la temporada de los Amigos Canarios de la Ópera (ACO) y en el Festival de Música de Canarias. ¿Cómo están esos apartados?

— Lo tengo controlado. También es verdad que ahí no programo, sino que la orquesta colabora. Supervisamos las fechas y la viabilidad de ciertas cosas en el calendario. Tengo muy buena relación con ambas instituciones y hemos elaborado ya una planificación. ACO ha sufrido mucho por lo sucedido por la pandemia y están muy preocupados. Somos conscientes y estamos dispuestos a buscar soluciones con ellos. Es mi obligación moral hacerlo.

— ¿Cómo finalizó la cancelación del concierto de Charles Dutoit? ¿Tomó acciones legales el director suizo?

— Eso es un tema de la empresa y no tengo conocimiento de cómo ha acabado. No he estado en la negociación. Pero lo que tengo claro es que ha afectado a la reputación de la orquesta. Al cerrar cosas para la próxima temporada, el caso ha aparecido en las conversaciones por parte de ciertos artistas. Espero que a largo plazo se olvide. Fue una pena y algo innecesario.

— ¿La gran decepción del año fue la cancelación de , con ACO, que usted dirigía y donde su esposa, Elina Garanca, se estrenaba como Amneris?

— Sí. Ulises Jaén [director artístico de ACO] le puso muchísimo cariño al proyecto. También mucho empeño, porque es algo muy grande que, si lo haces conmigo, es aún más grande. Soy de grandes ideas y después ya se ajustan. Se traían trompetas egipcias, se ampliaban los coros y el elenco... era de primera, no solo mi esposa. Todos habían hecho Aida en los mejores teatro del mundo. Planearlo de nuevo es muy complicado. Para Elina fue una gran decepción. El año que viene lo estrenará en París. El objetivo es que cante con ACO estrenando un nuevo rol, como iba a suceder con Aida.

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