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Fotograma del documental. c7

Con la música llegó la esperanza

El CICCA acoge el estreno de 'Hablo de esperanza', que documenta la implantación del proyecto canario de Barrios Orquestados en los cerros de Tegucigalpa

David Ojeda

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 9 de abril 2021, 01:00

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El devastador paso del huracán Mitch por Tegucigalpa en 1998 profundizó en un herida imposible de cicatrizar en Honduras. En los cerros que rodean la capital centroamericana se agruparon comunidades que viven con lo más elemental y con problemas lacerantes de acceso a educación y recursos. Sobre ese terreno se produjo en los últimos años la implantación de Barrios Orquestados, ese proyecto canario que promueve el aprendizaje y la democratización de la música. Y de esa propuesta surgió 'Hablo de esperanza', un documental firmado por Daniel Naranjo y la dirección de fotografía de Ariel Betancor que se estrena este viernes en el CICCA.

La cita es a las 19.00 horas y el dinero que se recaude con las entradas (3 euros en TomaTicket) será destinado a este proyecto que los miembros de Barrios Orquestados trabajaron sobre el terreno en dos viajes realizados en 2018 y 2019. «Intentar implementar el proyecto en Honduras no fue una iniciativa nuestra, fue de la asociación que trabaja con las escuelas Acoes. Se pusieron en contacto con nosotros siendo conocedores de cómo funciona el proyecto en Canarias y entendían que el padre Patricio Larrosa, que está trabajando allí, debía conocerlo porque se podía adoptar a la realidad de máxima vulnerabilidad que se da en sus escuelas. Unos centros que ofrecen enseñanza y comida a miles de niños», refleja José Brito, director de Barrios Orquestados.

Imagen del documental. c7

El responsable de este proyecto didáctico y social que se extiende ya por 13 escuelas en cuatro islas en Canarias cuenta cómo fue el flechazo que ha permitido que ya sean partícipes de la propuesta 256 usuarios en Honduras. «Patricio Larrosa vino a Gran Canaria y a partir de ese momento existió un empeño considerable porque pudiese llevarse a allí. Vimos que era un proyecto perfectamente aplicable, porque es colectivista y con un espacio de educación que se desarrolla en grupo. Es muy integral porque tiene un método con el que en un solo pack educativo se puede dar educación técnica, colectiva, instrumental, de higiene postural. Muy aplicada a la idiosincracia de las propias escuelas. No solo trabajas con los niños, también lo haces con sus familiares. La transformación que se hace en ese entorno social no tiene límites», indica orgulloso del resultado.

En 2018 viajaron a Tegucigalpa seis profesores. En 2019 el número ascendió a once. El proyecto fue creciendo y los participantes en el mismo quedaron sorprendidos del aprecio que recibían de unas personas que viven en una pobreza cronificada. Laura Brito viajó hasta allí en la segunda ocasión, en 2019, y no podrá jamás olvidar las emociones que sintió. «Hay momentos muy especiales, como cuando tuvimos la oportunidad de trasladar a los alumnos que estaban todo el día trabajando en la escuela a Tegucigalpa para ir al Manuel Bonilla, que es el teatro nacional. La experiencia de ese día fue muy especial, porque salían de esa zona, tomaban una guagua y acudían a un sitio como ese al que no habían ido nunca. Ver a niños sin ningún tipo de recursos y de repente tocando en un teatro es algo que no se puede explicar», dice.

Imagen de la presentación realizada en el CICCA. cober

'Hablo de esperanza' es un título muy especial para los componentes de Barrios Orquestados, surgido en el interior de sus vivencias y replicado en las experiencias reflejadas en Honduras. «En un disco que grabamos años atrás llamado 'Del barrio a la luna', había un tema de David Roma, que es un cantautor argentino que estuvo afincado durante algún tiempo en Gran Canaria, que se llamaba así. Y nos parecía un título que reflejaba claramente lo que estamos haciendo generando ilusión con este trabajo», manifestó José Brito.

El desarrollo de Barrios Orquestados en Honduras superó las expectativas. La demanda de participantes fue muy alta desde el principio, aunque Laura Brito aborda el natural descenso que se ha dado con el coronavirus. «La realidad después de la pandemia ha reducido el número de alumnos, porque hay miedo generalizado ante la falta de recursos que tienen. Pero estamos seguros de que esa situación cambiará. Creemos mucho en el alumnado y en el profesorado que está allí», indicó.

La propia Brito fue de las primeras personas en comprobar la evolución de la enseñanza de un verano al otro. «Cuando llegamos después de 14 horas de viaje, desplomados y muy cansados, de repente nos encontramos en el aeropuerto 20 alumnos recibiéndonos y tocándonos una pieza que se habían aprendido unas semanas antes. Fue algo muy emocionante que hizo que me temblaran las piernas», recuerda.

Tras el comienzo del proyecto en 2012 en Tamaraceite, Barrios Orquestados se ha expandido por 13 espacios de las islas, empezando por Las Palmas de Gran Canaria donde se encuentran trabajando en el Cono Sur, Jinámar, Risco de San Nicolás, Ciudad Alta y Guanarteme; también en Agúimes y en Tenerife en La Cuesta, Finca España y Ofra, en Argana y Altavista en Lanzarote y en marzo del presente año llegaron a El Matorral, en Fuerteventura.

Pese a los dos escuelas en Honduras (Santa Teresa de Jesús y Virgen de Suyapa) y La Abarca en Chile miran con modestia su expansión. «Fue una cosa en la que no pensábamos, porque el proyecto nunca se concibió con visión internacional sino con carácter regional. Pero es verdad que han surgido otras propuestas. Estas internacionalizaciones se han dado porque existía una financiación propia de la zona que lo único que nos exigía era la implantación de la metodología y la formación del profesorado».

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