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GABRIELA VICENT
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 23 de marzo 2022, 01:00
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La escritora y 'coach' lanzaroteña María José González Díaz (1971) descubrió que padecía hiperempatía y el rasgo de alta sensibilidad en 2008, dos características que comparten, casi siempre en silencio, un 20% de la población mundial. En su cuarto libro titulado 'Plumas en el corazón. En 'Experiencias de una mujer hiperempática' (Letrame, 2021), que presenta el próximo viernes, día 25, a las 18.00 horas, en la Casa-Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista de Gáldar, González habla, a corazón abierto, sobre sí misma.
Tras contactar con una asociación nacional le confirmaron lo que ya sospechaba. En ella se reunían los cuatro pilares fundamentales de esta especial condición: procesar la información de manera muy profunda; una intensa emocionalidad y empatía; sobreestimulación por recibir un exceso de información y unos sentidos mucho más desarrollados que la gran mayoría de la gente. En este libro, la también concejala de Cultura, Mayores y Patrimonio Histórico en el ayuntamiento de Tías, en Lanzarote, recoge su camino de convivencia con esa condición con la finalidad de que sus lectores se vean identificados. «Mucha gente me ha dicho el bien que le ha hecho el libro porque han descubierto por fin, a través de muchas historias que cuento aquí, que no son tan raros como pensaban. Ese era precisamente el objetivo del libro: Ayudar a mucha gente que sabe que forma parte del rasgo de alta sensibilidad, pero no se quieren identificar con él porque saben que si lo hacen les van a empezar a mirar como a alguien extraño», señala.
Durante ocho años María José González se dedicó a recorrer centros educativos, bibliotecas y otras instalaciones públicas para transmitir su mensaje a través de charlas, talleres y conferencias. Es la creadora del proyecto 'Triple E' (Escritura Emocional Expresiva), una iniciativa en la que ofrece atención a través de sesiones grupales e individuales, presenciales y online a personas altamente sensibles, o simplemente a personas interesadas en su crecimiento personal y desarrollo emocional. «A veces hasta yo me asombraba. Cuando llegaba a la sala, en la que podía haber hasta más de 30 personas, con solo una mirada ya podía saber quién estaba bien y quién podía tener algún problema», asegura la divulgadora. «Siempre me ha salvado la literatura», afirma rotunda la divulgadora, por cuyos talleres desde 2016 han pasado en Lanzarote y Fuerteventura más de 800 personas.
«Ni yo misma lo podría explicar. Es mucha intuición, es una certeza de que sucede algo con la otra persona. Desde chica era así», reconoce, «pero tuve la gran suerte de que mi familia lo normalizó». De hecho, en su casa se le conocía como «la clica», porque era una niña «que siempre estaba con la lágrima en el ojo», confiesa la autora que estudió programación neorolingüística y continuó con el 'coaching', y a la que sus vivencias personales también la han acercado a los ámbitos de la igualdad entre hombre y mujer, la violencia de género o con los menores.
Cuando se realizan resonancias magnéticas, las personas altamente sensibles tienen zonas del cerebro continuamente 'iluminadas'. Para el resto de las personas, estas mismas zonas sólo lo hacen cuando es necesario, explica María José. «Una persona altamente sensible no solo se conmueve por un estímulo, sino que tiene siempre una imperiosa necesidad de ayudar», trata de explicar. «Cuando vas por la calle y te encuentras a alguien que está pidiendo, es imposible pasar de largo». Este rasgo es muy común en personas que trabajan en colectivos de ayuda o en Sanidad. Y es que las personas altamente sensibles nunca se quedan en la superficie de nada. «Jamás nos va a pasar desapercibido algo que podamos considerar de interés. Vamos a profundizar en ello hasta límites que no te puedes ni imaginar», asegura la escritora.
«Las personas como nosotros tenemos una sensibilidad extrema», explica María José González. «Nos abruman las multitudes, los ruidos, incluso las luces. Nos incomoda un hilo hasta el punto de que no nos deja vivir», ejemplifica.
González Díaz incide mucho en el hecho de que su condición no sea considerada una patología o una enfermedad. «Hay muchos especialistas que hablan de la hiperempatía como un trastorno. Yo lo considero una oportunidad para ayudar a los demás», asegura la escritora.
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