Juan Jesús Armas Marcelo: Canarias en el corazón de su literatura (II)
«El guiño literario de Salbago ha sido celebrado por la crítica por su ambición y originalidad. No son pocos los que han comparado a Salbago con Macondo».
Carmen Márquez Montes
Profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 28 de mayo 2025, 22:41
Pocas creaciones literarias han capturado la esencia de Gran Canaria de forma tan original como Salbago, la ciudad ficticia de Armas Marcelo. Concebida inicialmente en ' ... Las naves quemadas' (1982) y expandida en 'El árbol del bien y del mal' (1985), Salbago es un alter ego novelístico de Las Palmas de Gran Canaria. Con sus calles, plazas y leyendas inventadas, este escenario literario ha sido descrito como una ciudad mítica que combina elementos reconocibles de la capital grancanaria con la libertad creativa de la ficción. Armas Marcelo utiliza Salbago para reinterpretar la historia: por ejemplo, hace que un conquistador legendario de Salbago parta hacia América, conectando la isla imaginaria con las gestas y tragedias de la conquista. También convierte a Salbago en el espejo de un país: la historia de la familia Rejón es un espejo en miniatura de la historia de España, con sus luces y sombras, pero vivida desde la perspectiva insular.
El guiño literario de Salbago ha sido celebrado por la crítica por su ambición y originalidad. No son pocos los que han comparado a Salbago con Macondo, la aldea emblemática de 'Cien años de soledad', salvando las distancias creativas. En ambos casos, un lugar ficticio encapsula la idiosincrasia de una comunidad real. Macondo condensó el realismo mágico y la historia de Hispanoamérica; Salbago condensa la mezcla de realidad y fabulación propia de Canarias. Armas Marcelo puebla Salbago de personajes y acontecimientos que remiten, de forma velada, a la Las Palmas de Gran Canaria que él conoció: hay ecos de familias influyentes, de episodios históricos locales, de ese carácter isleño a veces dividido entre mirar hacia adentro o hacia el horizonte. Él mismo ha citado una frase reveladora del poeta cubano Heberto Padilla: «La isla aísla. Pero hay dos tipos de isleños, el que mira hacia adentro y el que mira al horizonte». Salbago estaría habitada por esos isleños que miran más allá del mar sin olvidar sus raíces.
Para los lectores canarios, recorrer las páginas ambientadas en Salbago supone un juego de reconocimiento y asombro: reconocen paisajes humanos y urbanos familiares, pero transfigurados por la literatura.
Para los lectores de fuera, Salbago ofrece un universo coherente y fascinante por sí mismo, prueba de que lo local puede volverse universal cuando se relata con autenticidad. Armas Marcelo ha logrado que su pequeña ciudad imaginaria figure en el mapa de la gran literatura hispánica.
Trayectoria de un canario universal
El Premio Canarias de Literatura 2025 reconoce una trayectoria dilatada y multifacética. J J Armas Marcelo se licenció en Filología Clásica en Madrid, sus primeros pasos literarios los dio en su ciudad natal, en plena dictadura franquista. Entre 1970 y 1972 publicó cuadernos literarios ('Monólogos' y 'Scherzos pour Nathalie') en Las Palmas, osadas incursiones que le costaron problemas con la censura: llegó a ser condenado en consejo de guerra en 1972 por un texto considerado ofensivo para el régimen. En 1974 debutó en la novela con 'El camaleón sobre la alfombra', que obtuvo el Premio Pérez Galdós de novela al año siguiente, toda una premonición del vínculo de Armas Marcelo con la tradición literaria isleña. A esta obra le siguieron 'Estado de coma' (1976) y 'Calima' (1978), completando una suerte de trilogía inicial de ambientación canaria crítica.
A finales de los setenta se trasladó a Madrid e integró en los círculos culturales de la capital. Los años 80 marcaron su consagración: con 'Las naves quemadas' (1982) y 'El árbol del bien y del mal' (1985) que cimentaron su prestigio literario a nivel nacional, y en 1989 ganó el Premio Internacional de Novela Plaza y Janés con 'Los dioses de sí mismos'. De las décadas siguientes son 'Madrid, Distrito Federal' (1994), 'Cuando éramos los mejores' (1997), 'Así en La Habana como en el cielo' (1998) o 'La noche que Bolívar traicionó a Miranda' (2011), entre otros títulos.
Paralelamente, ha desarrollado una extensa labor como ensayista, periodista y difusor cultural. Su pluma ágil y erudita ha aparecido en la prensa escrita de forma regular: fue columnista en 'ABC' en las décadas pasadas y actualmente en 'El Cultural' (blog 'A la intemperie'). Durante años, además, ha colaborado en radio y televisión como comentarista y tertuliano cultural. Esta faceta mediática le permitió acercar la literatura y la actualidad cultural a un público amplio, cumpliendo una labor de divulgación que complementa su producción literaria. También ha dirigido programas culturales. No es extraño, pues, que el Gobierno de Canarias subraye su figura como «escritor, ensayista y periodista» integral al otorgarle el Premio Canarias.
La proyección internacional de Armas Marcelo es otro de los aspectos que justifican sobradamente el galardón. Más allá de las islas, su nombre es bien conocido en los circuitos literarios de España e Hispanoamérica. Ha sido invitado como conferenciante en universidades de todo el mundo y en centros como el Instituto Cervantes, disertando sobre temas como el mestizaje cultural, la lengua española o las literaturas hispánicas en Europa y América. Significativamente, uno de sus temas recurrentes en estas charlas es 'Canarias como síntesis de América y España', evidencia que lleva la identidad isleña por bandera allí donde va. Su autoridad en el ámbito literario panhispánico también se refleja en roles como director de la Cátedra Internacional Vargas Llosa, desde la que impulsó el intercambio literario entre continentes, además de haber coordinado el Primer Encuentro de Escritores Españoles en 1978, al que asistió la plana mayor del 'Boom' y buena parte del 'Postboom'; y fundador del Festival Hispanoamericano de Escritores en Los Llanos de Aridane (La Palma), encuentro anual que reúne a autores de diversas latitudes en suelo canario. Iniciativas que han contribuido a difundir el nombre del archipiélago en el panorama cultural internacional, algo que el propio presidente autonómico destacó al anunciar el premio.
Asimismo, Armas Marcelo ha recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera que avalan su trayectoria. En 2009 se le otorgó la Medalla de Oro de Canarias, y desde 2011 es miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz; en 2012 ingresó en el Instituto de Estudios Canarios, ramas de Literatura y Periodismo. También ha formado parte de jurados prestigiosos, como el del Premio Cervantes y el del Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Todos estos méritos configuran la estela de un intelectual canario de primer orden, cuya influencia trasciende con creces las fronteras insulares.
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Humor, pasión y cercanía insular
A pesar de sus logros y trascendencia, Armas Marcelo nunca ha perdido el sabor cercano y socarrón típico de su tierra. Quienes le han tratado destacan su capacidad para reír y hacer reír; es un conversador apasionado, de voz potente y anécdotas interminables. «Armas Marcelo es un hombre que se ríe», escribía un periodista, señalando cómo gesticula y bromea aun al hablar de temas serios. Esa mezcla de erudición y chispa también aflora en sus entrevistas. Por ejemplo, en la víspera de recibir el Premio Canarias, entre reflexiones profundas deslizó con picardía en CANARIAS7 el pasado domingo: «Tengo enemigos. ¿Qué esperan? ¿Que meta la pata y me ponga a criticar? Soy niño de los Jesuitas y sé dónde hay que hablar y cómo hay que hablar», dijo con una risa irónica, dejando claro que no pensaba aguar la fiesta con polémicas, «es un día de felicidad... ¡Lo que me importa es la fiesta que voy a hacer el día 30 con amigos y familiares!».
Su sentido del humor está a menudo teñido de auto ironía, en especial sobre su oficio de novelista. Aún con toda su experiencia, Armas Marcelo confiesa perseguir la ilusión de escribir la gran novela que lleva dentro. «Ahora soy más ambicioso, porque me he dado cuenta de que no he escrito una gran novela. Ahora lo persigo. ¡Quiero la ballena blanca!», exclamó, invocando con guiño literario a Melville. Esta declaración, medio en broma medio en serio, revela a un creador incansable que no se conforma con los laureles recibidos y mantiene viva la pasión por la escritura, que, como él mismo dijo citando a Sartre, es quizá «inútil» pero da sentido a la vida. Armas Marcelo exhibe así esa mezcla de humildad y orgullo del artesano de la palabra que sabe reírse de sí mismo al tiempo que reivindica la trascendencia de la literatura.
Un homenaje a la Canarias que siente
La obtención del Premio Canarias de Literatura 2025 trasciende la mera entrega de un galardón: simboliza el abrazo de toda una tierra a uno de sus hijos predilectos. En palabras del propio autor, su discurso de recepción será «un homenaje a Canarias. La Canarias que yo siento», dejando claro que, por encima de todo, este reconocimiento tiene para él un valor afectivo. Y es que Armas Marcelo encarna la figura del escritor canario e hispánico a un tiempo profundamente arraigado en su archipiélago natal y, a la vez, proyección de éste en el ámbito mayor de la literatura en español. Ha sabido convertir las vivencias y leyendas isleñas en material literario de relevancia universal, tendiendo puentes entre Canarias, España e Hispanoamérica.
En un mundo globalizado, Armas Marcelo representa la voz de una Canarias abierta al mundo, pero fiel a sí misma. Sus novelas con Salbago al fondo, sus ensayos sobre el mestizaje, sus artículos críticos desde la distancia, todos conforman un gran fresco en el que Canarias late como corazón metafórico. Que en 2025 su tierra le otorgue su premio más alto cierra de algún modo un círculo virtuoso: el isleño que miró al horizonte sin olvidar su hogar recibe el abrazo de ese hogar. Como aquel protagonista de una de sus novelas, que al volver la vista ve la silueta de Salbago recortada en el horizonte marino, Juan Jesús Armas Marcelo puede sentir que las islas –esas que le habitan en silencio– reconocen y celebran su obra y su legado. Un legado literario luminoso, profundamente canario en su esencia y universal en su alcance.
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