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Fotograma de 'Maras. Ver, oír y callar', de Salvador Calvo, que hoy se proyecta en el Víctor Jara. C7
El drama de las maras salvadoreñas sacude la Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto

El drama de las maras salvadoreñas sacude la Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto

El Teatro Víctor Jara de Vecindario acoge este miércoles la proyección de 'Maras. Ver, oír y callar', del multipremiado realizador madrileño Salvador Calvo

F.Z.

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 9 de noviembre 2021

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El madrileño Salvador Calvo, director de '1898 Los últimos de Filipinas' (Un Premio Goya 2017) y 'Adú' (con cuatro Premios Goya 2021) es el realizador del impactante cortometraje 'Maras. Ver, oír y callar', que se proyecta este miércoles en la séptima sesión oficial de la 17º edición del Festival de Cortometrajes San Rafael en Corto, en el teatro Víctor Jara de Vecindario.

Calvo, que es autor también de los trabajos 'El padre de Caín', 'Los nuestros', 'Niños Robados' o 'Motivos personales', entre otros, nos propone en este corto de 23 minutos producido por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y Globomedia, un angustioso retrato sobre el estado de terror que siembran estas violentas pandillas en Guatemala, El Salvador y Honduras, que obliga a miles de personas a huir de estos países para salvar sus vidas en busca de un refugio que se les niega al llegar a países seguros como España, principal receptor de la Unión Europea de solicitantes de asilo.

Para quien lo desconozca, nuestro país es el destino de miles de centroamericanos que huyen de la violencia y de la miseria. El año pasado, España registró más de 87.500 solicitudes de protección internacional, según datos de la Oficina Europea de Asilo (EASO). Los más numerosos son los nacionales de Venezuela (32%), Colombia (31%) y Honduras (6,2%).

Basado en los testimonios reales de víctimas de estas violentas pandillas atendidas por CEAR en los últimos años para que puedan rehacer sus vidas, el corto de Calvo, que cuenta con guion de Alejandro Hernández ('Mientras dure la guerra', última película dirigida por Alejandro Amenábar) traslada al espectador a los países donde operan principalmente las maras -Honduras, El Salvador y Guatemala-, en los que el año pasado se registraron más de 10.500 asesinatos, una media de 29 al día, cifras similares a las que se producen en un conflicto armado. Pero también denuncia la situación de desprotección que sufren las víctimas de esta violencia cuando huyen para ponerse a salvo.

El año pasado, 4.860 personas de estos 3 países solicitaron asilo en España. Sin embargo, solo se resolvieron 320, de las cuales apenas 15 fueron favorables.

Una situación que según CEAR es contraria no solo a las normativas internacionales que regulan el asilo, sino también a la propia jurisprudencia de la Audiencia Nacional.

Según Calvo, de 51 años, señala que 'Maras' pone sobre la mesa «el drama social de un país como El Salvador, que registra 36 muertes violentas al día en un territorio igual al de la comunidad de Madrid». Añade que «siete de cada diez salvadoreños desean abandonar el país, pero no encuentran asilo en ningún lugar del mundo por no provenir de un territorio en guerra».

Testimonios reales

Realizado a partir del testimonio de muchas de las víctimas de la violencia de las maras que han logrado escapar a nuestro país, el corto se rodó en Madrid durante cuatro días de agosto.

El director, que apunta que «hay una especie de susto ante el cine comprometido que genera reflexión en la sociedad», avanza que el problema de las maras «no aparece en los telediarios, pero su efecto produce más muertos que la guerra de Siria. En el corto, donde empieza una historia acaba otra. Es muy duro lo que se cuenta».

«El cine es un arma que debemos utilizar para evitar la desinformación. Y más ahora, con partidos de posiciones muy radicales que están desinformando, con mensajes del tipo 'nos invaden'. El cine comprometido puede ser igual de taquillero que una comedia», añade el cineasta que rodó gran parte de '1898. Los últimos de Filipinas' en Gran Canaria y Tenerife.

«En la realidad que nos rodea hay muchas historias apasionantes de injusticias que contar; solo hay que fijarse y pararse a pensar cómo darles forma. No digo que sea fácil, pero hay mucho que contar», subraya.

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