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Rubén Naranjo sostiene un ejemplar de su libro. ARCADIO SUÁREZ
Los desenfadados coprolitos de Rubén Naranjo

Los desenfadados coprolitos de Rubén Naranjo

El docente y geógrafo se escapa de las publicaciones divulgativas para contar una particular historia policial en la isla

Martes, 20 de octubre 2020, 01:00

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Las Palmas de Gran Canaria tiene un mapa literario impreso en tinta negra con las investigaciones del Eladio Monroy de Alexis Ravelo o del Ricardo Blanco de José Luis Correa. Esa corte de inadaptados suma ahora al peculiar Teo Álvarez, el sagaz protagonista de 'El coleccionista de coprolitos', la primera novela de Rubén Naranjo.

El título es una mecha prendida y el subtítulo una clara advertencia: 'Novela negra de humor o de humor negro'. Naranjo ha sido toda su vida docente y geógrafo, además de colaborador de CANARIAS7 muchos años, y ahora llega a la narrativa con la idea sencilla pero compleja de divertir: «La primera persona que lo leyó fue el escritor Carlos Álvarez y lo primero que me dijo fue: 'me divertí'. Y eso es lo que yo pretendía, que la gente se divirtiera y pasara un buen rato», dice.

Lector de clásicos del género policial como Juan Madrid o Leonardo Padura, en 'El coleccionista de coprolitos' Naranjo parte de una historia real sucedida en el archipiélago que cambia intencionadamente de ubicación. «Lo que normalmente cuenta la novela negra es la pura realidad, pero cambiando determinados nombres y espacios para que la gente no se de por aludida», indica.

Su particular investigador -que en realidad trabaja en la administración pública- muestra su particular estilo en unas pesquisas que pretenden esclarecer un extraño crimen sucedido en el Pinar de Tamadaba. En la historia aparecen figuras como Carmelito el de Lagunetas, dueño del poco higiénico Bar Lindo.

«Estuve años metido en la biblioteca del Museo Canario haciendo investigación y trabajando en mi tesis sobre Francisco González Díaz, viendo muchos periódicos de su tiempo sobre su trabajo en el campo del ambientalista. Sin querer me apareció un suceso que me inspiró esta historia», señala como origen del texto.

En esta historia Naranjo utiliza la investigación como el maniquí en el que viste su mirada a la sociedad actual. Siempre desde un estilo narrativo que invita a la carcajada. «A veces nos tomamos las cosas demasiado en serio y creo que nos las deberíamos tomar de una manera desenfada. Estamos perdiendo esa capacidad de hacer reír, especialmente sobre nosotros mismos. Hay un ambiente de crispación que nos tiene a todos engrifados permanentemente», dice.

Eso sí, aspira a que su texto no se quede en la simple humorada. Que también obligue al lector a cuestionar determinadas cosas sobre la realidad de estos días. «Reflexionar a través de lo que se lee entre líneas sobre la carga que hay detrás y molestar a alguien, aunque no sea la intención. Porque lo que está claro es que en todo lo que lleva detrás una crítica de la sociedad alguien va a acabar sintiéndose ofendido», expuso.

'El coleccionista de coprolitos', cuya portada está ilustrada por Morgan, es el comienzo de una serie que en breve se ampliara con 'Aroma de crimen' y las 'Joyas de Pino', también ambientadas en casos reales de las islas.

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