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Delibes y Umbral en el Bellas Artes de Madrid, en el estreno de la adaptación de 'La guerra de nuestros antepasados', en 1989 RC
Delibes y Umbral, una amistad carta a carta

Delibes y Umbral, una amistad carta a carta

Luciano López y Araceli Godino editan un libro que refleja el afecto, el respeto y la admiración entre ambos escritores a través de las misivas que se cruzaron durante décadas

chema cillero

Martes, 15 de septiembre 2020

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Él me soltó en Madrid como se suelta una cometa en el cielo de España. Yo volaba ligero, lleno de viento y nada más que de viento. Él, desde Valladolid, tenía firme en la mano el hilo de la cometa», escribía Paco Umbral en 'Miguel Delibes' (1970). Delibes, del que este año se conmemora el centenario de su nacimiento, fue nombrado director de 'El Norte de Castilla' en 1958, pero ya desde seis años antes, desde la subdirección, mostró su determinación por rodearse de jóvenes periodistas capaces de conducir al decano de la prensa española hacia la modernidad.

Fue así como un espigado aspirante a escritor llegó al diario. En marzo de 1957, Francisco Pérez (no firmó como Umbral hasta años más tarde, ya instalado en Madrid) debutó en las páginas del decano con el artículo 'Tres actitudes de la lírica contemporánea Española', «la primera borrachera de letra impresa y tipógrafo dormido cuya resaca duró toda la vida», según la descripción del propio autor.

Pero el ansia de éxito del joven Paco, la necesidad de abrirse hueco a codazos en la literatura, le llevaron a dar el salto a la capital en 1960. «Llegó a Madrid como tantos otros jóvenes provincianos, con la idea obsesiva de construirse como escritor», en descripción de Manuel Vicent. Umbral vio recompensados ambición y esfuerzo con las más altas distinciones, pero además su viaje hizo posible una larga comunicación epistolar con su maestro, su mentor, su hermano mayor a veces, su padre otras, según sus propias palabras. Una correspondencia que ahora, Luciano López y Araceli Godino recopilan para un libro que verá la luz en primavera de 2021 editado por Destino. Luciano López destaca que lo que más les cautiva es «la amplitud de enfoques con los que se puede abordar esta relación, desde la meramente afectiva, a la del análisis de una época en la que España viajaba hacia cambios profundos. Y, sobre todo, desde la perspectiva de cuádruple crítica literaria, la que hacen ambos sobre las obras del otro y las que hacen de las suyas propias».

Y es que las cartas que intercambiaron entre 1959 y 1991 Delibes y Umbral destilan respeto y admiración por la obra del otro, pese a lo alejado de los caminos creativos de cada uno. Así, cuando el crítico Manuel García Viñó denostó a Delibes por retrógrado, al anteponer al hombre de campo por delante del progreso, Umbral le defiende [Carta de Umbral a Delibes de mayo de 1968]: «Te reprochan ser un reaccionario porque defiendes al hombre de campo frente a la civilización industrial. Lo tuyo no es una vuelta al arado romano, sino a la persona, que en el campo se perfila y en las grandes ciudades se pierde». Juicio al que Delibes responde en carta de ese mismo mes: «Tu teoría respecto a la intención de mi obra, el retorno del hombre a la naturaleza para reencontrarse, es una teoría inteligente y además, es cierta».

En cuanto al resto de los temas, un examinando en la materia podría recurrir a una regla mnemotécnica: «Salud, dinero y amor», siguiendo la letra de la canción compuesta en 1941 por el argentino Adolfo Sciaramella 'Tres cosas (salud, dinero y amor)' y popularizada por Cristina y los Stop en 1967.

Salud, porque a la aprensión que siempre manifestó Delibes dio réplica un Umbral enfermizo, con nula capacidad para cuidar de sí mismo. En muchas cartas se informan mutuamente de cólicos, lumbalgias y otras dolencias e incluso ambos las describen como escritas «de cama a cama».

Dinero, una constante en las cartas de Umbral. «Atentáis contra mi tambaleante presupuesto», llega a quejarse en una de sus primeras misivas desde la capital, en 1960, tras comprobar que El Norte no publica (y por tanto, él no cobra) todos los originales que remite. Años más tarde, en abril de 1966, Delibes tranquiliza a un Umbral postrado en la cama: «Cuenta durante tu paro con tu asignación de El Norte (...) Este periódico paga mal, pero no abandona jamás a su gente». Esas penurias colean en noviembre de 1969. Ante las dificultades de Umbral para consolidarse en la recién creada Sapisa, germen de la actual Colpisa, le ruega a su maestro: «Vela un poco por mis intereses, no puedes imaginarte lo mucho que trabajo para vivir al día».

Amor. En forma de amistad, «entre quien siempre sintió como obligación la de velar por el bienestar de su amigo doce años menor», explica Luciano López, alguien que aunque «empeñado en construir un personaje al que todo le resbala, muestra ante Delibes sus dudas, que no puede ocultar a su 'padre'»: «Sigo siendo tu octavo hijo, qué le vas a hacer», le recuerda en noviembre de 1969 tras sufrir un accidente de automóvil cuando se dirigía a Granada y romperse tres costillas.

Malentendido

En cincuenta años también hubo espacio para malentendidos, como el de agosto de 1967 tras la entrevista que hace a Umbral un joven reportero, Raúl del Pozo, sobre el valor literario de Delibes. Al intentar ocultar referencias a la censura, una respuesta dejaba al autor de 'El Hereje' como comprometido con el régimen. Paco se esforzó en aclararlo: «Eres el escritor más independiente de España». A lo que Delibes, más templado, contestó: «Me ha sorprendido tu última carta. Nuestra amistad -bien sólida- está muy por encima de esas menudencias». Genio y figura.

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