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La protagonista del filme. C7
Crítica de cine/ 'The Bride'

Al medievo porque sí

Se trata de una producción cien por cien ruandesa que compite en la Sección Oficial

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 21 de abril 2023, 23:17

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Una de las múltiples enseñanzas de la pandemia de la covid-19 es que no merece la pena hacer planes a largo plazo. Está bien fijarse unos objetivos, pero hay que tener claro que, de la noche a la mañana, puede producirse un giro inesperado de los acontecimientos y lo establecido, para bien o para mal, se va por el sumidero. En algunos países, no hace falta que llegue la pandemia para que las mujeres asuman que su futuro, a corto, medio y largo plazo, no pasa por sus manos. Están a merced de los hombres. Y punto. No hay más. Lo tienen que asumir. Tienen que normalizar lo que para la mayoría de los que habitamos el primer mundo atribuimos a formas de pensar y actuar propias del medievo.

'The Bride', el largometraje de la ruandesa Myriam U. Birara, que compite en la Sección Oficial de la 22ª edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, muestra in tapujos esta terrible forma de entender la existencia para las mujeres. Lo hace sin artificios y de forma descarnada, en algunos momentos. Pero sin excesos, sin caer en lo fácil y sin buscar herir la sensibilidad del espectador más allá de lo que la mayoría somos capaces de aguantar. De ahí que 'The Bride' sea dura y directa, pero no hiriente.

Todo arranca en 1997 cuando Eva, una joven ruandesa que está en Secundaria, va camino de su casa con una familiar. Se queda un momento atrás porque quiere coger unos aguacates en la zona rural por la que transita cuando la raptan para cumplir con la 'tradición'. Convertirla en la mujer de un desconocido. Le guste o no. Tenga ella planes o no –aspira a acudir a la Universidad para convertirse en pediatra-. Así, sin más, se ve arrastrada a un matrimonio forzoso. Su madre no lo quiere asumir, pero está atada de pies y manos por las convenciones.

En su nuevo 'hogar', además del desconocido que se acuesta con ella y que 'por arte de magia' se ha convertido en su novio/marido, se encuentra con otra joven. Prima de su nuevo 'dueño'. Las dos jóvenes conectan, cada una con su tormento particular sobre las espaldas. Ya que la familia de esa joven fue masacrada durante la guerra civil ruandesa, en la que el enfrentamiento entre hutus y tutsis se llevó por delante, se calcula que cerca de un millón de vidas humanas.

Myriam U. Birara ha sacado adelante una película cien por cien ruandesa, sin coproducción internacional, lo que da aún más valor a esta propuesta exhibida en el marco de la pasada Berlinale y que el certamen de la capital grancanaria estrena en España.

'The Bride' se ha llevado a cabo con un presupuesto escueto. Resulta evidente, pero a veces menos es más y la escasez de medios ha sido solventada con mucha imaginación y estilo. Porque a pesar de la cruda historia que narra, el filme es estiloso, tiene poso autoral y cuenta con escenas muy bien resueltas.

Otra de sus virtudes es que no se va por las ramas, algo poco común cuando se trata de una ópera prima, donde habitualmente los cineastas buscan lucirse en exceso. En 73 minutos radiografía perfectamente a cada uno de los personajes, a la vez que sale a flote la barbarie, la tradicional y la generada por el genocidio de los años noventa.

Sus protagonistas femeninas están estupendas, contenidas cuando hace falta y expresivas cuando toca.

«Tenía que contarlo»

Lejos del carácter romántico que evoca su título, 'The Bride' es la historia de un drama colectivo del que fueron víctimas muchísimas mujeres en Ruanda: el matrimonio forzado. Una práctica de índole cultural ilegal en la actualidad que se ha convertido en un tema tabú cuyas barreras buscaba romper Myriam U.Birara.

Myriam U. Birara, este viernes, en la capital grancanaria. C7

Birara sitúa el filme en la Ruanda rural de 1997, una época extremadamente traumática tras el reciente genocidio que tuvo lugar tres años antes contra la sociedad tutsi. Este acontecimiento histórico está presente en la ópera prima de la cineasta que pone sus miras en las consecuencias que, especialmente, tuvo para las mujeres. Y es que en aquellos años el guterura, nombre con el que se conoce el secuestro de novias, se convirtió en una práctica generalizada.

«Yo sentía que tenía que contar estas historias porque parece que se han olvidado, pero la realidad es que todavía hay muchas mujeres que fueron víctimas del matrimonio forzado y esto se ha convertido en un tema tabú incluso en sus propias familias, ya que muchas tienen hijos y no pueden contarles cómo se formó su familia. Por eso quería sacar a la luz las historias de estas mujeres y superar las barreras del tabú», dijo ayer la directora en una rueda de prensa.

La cineasta ha compartido con los periodistas algunas pinceladas del proceso creativo de su último trabajo el cual, ha revelado, surgió mientras estaba escribiendo el guion para otra obra. «Lo cierto es que fue una idea muy fácil y rápida de escribir porque es una historia de mujeres y me identificaba también con ella», aseguró.

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