
Cuando Lanzarote se convirtió en el planeta Fyrine IV de la mano del director Wolfgang Petersen
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El reciente fallecido cineasta grabó en la isla canaria una película de ciencia ficción tras consagrarse con 'La historia interminable'Dejó imágenes para la posteridad a los amantes del cine y a otros que no lo son tanto. Imágenes de esas que difícilmente se borran de la retina, que pellizcan y hacen al ser humano sentirse grande y miserable al mismo tiempo. Pues, ¿a quién no le comió la pena, junto a Atreyu y Bastian, la muerte del noble Ártax en el Pantano de la Tristeza?
La historia interminable (1984), filme que incluye esta desoladora escena, fue la película que elevó al olimpo del cine al director Wolfgang Petersen (Alemania, 1941), quien pereció el pasado viernes en su casa de Brentwood, próxima a Los Ángeles, a la edad de 81 años y a causa de un cáncer de páncreas.
El director ya había destacado, previamente, con el largometraje El submarino (Das Boot) (1981) y más adelante con títulos como Troya (2004), protagonizada por Brad Pitt. Lo que muchos no saben es que justo después de consagrarse con las aventuras de Atreyu y Bastian rodó en Canarias.
En concreto, Petersen escogió a la isla de Lanzarote, con un paisaje ya de por sí muy lunar, especialmente por los cráteres y piel rojiza de Timanfaya, para dar forma a la película de ciencia ficción Enemigo mío (1985), protagonizada por Dennis Quaid y producida por Twentieth Century Fox.
Lanzarote se convirtió, así, en el planeta hostil Fyrine IV, donde un humano y un alienígena con aspecto de reptil se enzarzan en una ardua batalla.
Y es que el largometraje está ambientado a finales del siglo XXI, momento en el que los humanos y los Dracs (estos seres entre reptiles y humanos, que habitan el planeta Dracon) están enfrentados en una guerra interestelar.
La contienda alcanza tal envergadura que ambas especies pueden terminar extinguiéndose, lo que supondría el exterminio total en el universo. Justo por ello, los dos seres que se encuentran en Fyrine IV deben aprender a entenderse para sobrevivir.
Cabe destacar que las escenas interiores se rodaron en Bavaria Studios en la ciudad alemana de Múnich.
Enemigo mío sufrió un batacazo en su estreno, aunque a día de hoy se la considera como película de culto del género de ciencia ficción. Pese a ello, fue nominada a varios premios e incluso ganó dos de ellos. En concreto, el director Wolfgang Petersen se hizo con dos reconocimientos en el Festival de cine fantástico de Avoriaz -qué dejó de celebrarse en 1993-: el Premio Antenas II y el Premio CST.
Por su parte, la popular web de cine filmaffinity rescata algunas de las críticas que publicaron los medios sobre el filme, la mayoría bastante dispar. La cabecera española 'El País', por ejemplo, escribió: «Bien realizada y muy entretenida», mientras que 'The Washington Post': «Si eres fan de la ciencia-ficción, es un buen entretenimiento, que mantiene un precario equilibrio entre lo risible y melodramático».
El 'Chicago Tribune' no fue tan amable: «Petersen crea una película sin un estilo identificable o una temática propia», aunque menos considerado fue 'The New York Times': «Una épica de ciencia ficción cara y de aspecto horrible, con una de las historias más raras que jamás se hayan visto en pantalla».
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