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De bot y bitcóin a poliamor, pifostio o sindiós, la RAE se ciberactualiza

De bot y bitcóin a poliamor, pifostio o sindiós, la RAE se ciberactualiza

Criptomoneda, enoturismo, gentrificación, geolocalizar, transgénero, triaje o vacunología, entre las casi 4.000 novedades del Diccionario de la Lengua Española

Jueves, 16 de diciembre 2021, 11:34

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Bot. Bitcóin. Cortapega. Cisgénero. Criptomoneda. Ciberacoso. Enoturismo. Gentrificación. Geolocalizar. Mantero. Obispa. Poliamor. Pifostio. Sindiós. Transgénero. Triaje, Vapear. Vacunologia... Ya es posible que pronunciemos y escribamos todos estos términos sin que nadie nos saque los colores. Son parte de las casi 4000 novedades que se incluyen en la nueva actualización del Diccionario de la Lengua española (DLE), la 23.5, presentada en la Real Academia Española (RAE), una docta Casa que se ciberactualiza.

Una actualización de su diccionario que la RAE hace anualmente y que consensúa con las 23 corporaciones que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), y que este año es la más extensa del último lustro. «En 2019 fueron unas 1.100 y cerca de 2.500 en 2020», destacó Paz Battaner, directora de la 24 edición del DLE, la académica. Esta incluye vocablos relacionados con la informática, la gastronomía, la ciencia, el sexo, y especialmente con la pandemia y sus consecuencias.

Esta vez se han llevado a cabo un total 3.836 modificaciones entre adiciones de artículos, nuevas acepciones o enmiendas que ya están disponibles en la edición digital de DLE, que cuenta con el apoyo de Fundación La Caixa. Paz Battaner las presentó, junto al director de la institución, Santiago Muñoz Machado. «Son el reflejos de la sociedad actual y del trabajo minucioso de la RAE», aseguraron.

La digitalización y tecnificación de la sociedad se refleja así en la creciente incorporación al diccionario de términos nacidos del lenguaje de Internet, las redes y las nuevas tecnologías. Voces como bitcóin (moneda digital), bot (programa que imita el comportamiento humano), ciberacoso (acoso a través de internet), ciberdelincuencia (actividad delictiva a través de internet), criptomoneda (moneda virtual gestionada por una red de computadoras que cuenta con un sistema de encriptación), geolocalizar (determinar la ubicación de alguien o algo valiéndose de medios técnicos como el GPS), o la reciente webinario (presentación de carácter formativo que se transmite vía internet, en la que los participantes pueden hacer comentarios).

Se renuevan las acepciones de audio, como mensaje sonoro enviado digitalmente; compartir, para referirse a poner disposición de un usuario un archivo un enlace u otro contenido digital, o las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar como a los que se añade la coloquial forma cortapega (acción de cortar algo, como datos, texto, carpetas de una localización y pegarlo en otra).

El efecto de la pandemia se traslada a un diccionario que no deja de modificarse desde la irrupción del coronavirus en nuestras vidas y que añade modificaciones vinculadas a la situación sanitaria como triaje (clasificación de los pacientes según su dolencia para establecer el orden en que deben ser atendidos), vacunología (rama de la terapéutica que estudia las vacunas) o nuevas formas complejas de burbuja social (en una pandemia el grupo de personas que pueden mantener contacto entre sí con escaso riesgo), y nueva normalidad (situación en que la forma de vida normal se modifica debido a una crisis o a razones excepcionales). También aparecen los términos emergenciólogo y urgenciólogo, usados en Hispanoamérica para referirse al especialista en la atención hospitalaria de urgencias, como cubrebocas, hisopado o nasobuco.

Otro ámbito con icorpoaciones llamativas es el de la sexualidad, que incluye poliamor (relación erótica y estable entre varias personas con el consentimiento de todas ellas), transgénero (persona que no se siente identificada con su sexo anatómico), su voz contraria, cisgénero (persona que se siente identificada con su sexo anatómico), o pansexualidad (atracción sexual hacia cualquier individuo u objeto). En cuanto a género, destaca obispa que responde «a la existencia órdenes religiosas y confesiones que ya las admiten», según destacó Battaner.

De la mesa al diccionario

Otra importante batería de novedades llega del mundo de la gastronomía, de modo que se añaden al DLE platos como sanjacobo, el familiar librillo de carne rebozada relleno de jamón y queso, o el cachopo, que era hasta ahora el tronco seco y hueco de un árbol y que se reconoce ya como el típico plato de la gastronomía asturiana consistente en dos filetes de ternera con un relleno entre ellos, generalmente de queso y de jamón serrano, rebozados. También paparajote, dulce murciano preparado a partir de la hoja de limonero, o el muy popular rebujito andaluz, mezcla de vino manzanilla con un refresco gaseoso. Además de enoturismo (visita a viñedos y bodegas), a la voz tinto se incorpora de verano, para referirse a la bebida tan típica en toda España compuesta de vino tinto y gaseosa o refresco de limón y se añade la adicción de balsámico a la entrada vinagre. También hallan acomodo en el nuevo diccionario voces como quinoa, de origen quechua, o crudité, referido a la manera francesa de presentar legumbres y hortalizas sin cocinar.

Se incorporan vocablos que se han confirmado en el uso común, como gentrificación (proceso de renovación de una zona urbana, popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por otra de mayor poder adquisitivo). ADN agrega la acepción de «esencia, naturaleza de alguien o de algo». Aparecen chuche (existía chuchería, y ahora se acepta este acortamiento infantil), disfrutón, (que tiene gran capacidad de disfrute), mantero y top manta (nueva acepción pata un uso ya veterano para señalar la venta ilegal de productos generalmente falsificados y expuestos en el suelo sobre una manta o similar), empanado, (despistado, distraído, aturdido o confuso), ojiplático, (con los ojos como platos por asombro o sorpresa), pifostio (situación de confusión o desorden) rayar, (para referirse a alguien trastornado o loco, es decir, rayado) o sindiós (caos o desorden).

¿Al papel?

No sabemos cuándo estas novedades llegarán al formato de papel del DLE, si es que se aborda una nueva edición. La anterior fue en octubre de 2014 y parece hoy un 'cadáver exquisito'. «Mi voluntad es que la haya», dijo Muñoz Machado, aunque destacó que ahora los trabajos académicos son «sobre una base digital de tal magnitud que podrían generar varios diccionarios, especializados». «La difusión del anterior diccionario de papel fue mediocre. Un diccionario es un libro que ha pasado a la historia. Las editoriales notan que no tienen atractivo, y todos preferimos el manejo de la versión electrónica», reconocía.

Sobre el proceso de incorporación de novedades, Muñoz Machado destacó que «la Academia intenta no precipitarse». «Dejamos dormir a las palabras un rato a la puerta porque a veces se ponen de moda y desaparecen muy rápido. En los plenos y comisiones siempre hay alguien que dice que esperemos», concluyó el director de la RAE.

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