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Saldadas dos deudas pendientes. El cineasta Sean Baker ha recalado en persona para protagonizar un ciclo en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que impulsó su carrera al concederle en 2009 su principal premio, el Lady Harimaguada, por su largometraje 'Prince of Broadway'. El certamen capitalino disfruta estos días de la presencia de «uno de los grandes nombres de la historia» de este evento y uno de los mejores exponentes del cine independiente o 'indie' yanqui contemporáneo, según Luis Miranda, director del festival.
Sean Baker, que ha aterrizado en el festival junto a la actriz y productora Samantha Quan, estuvo ayer radiante y cercano ante los medios de comunicación. «No pude estar aquí en 2009. Haber ganado el premio de este festival significó mucho para mí y para mi carrera, porque era un momento en el que no contaba con una distribución tan buena como ahora. Aquí van a poder ver una versión restaurada de 'Prince of Broadway'», avanzó.
El director de la celebrada 'The Florida Project' (2017) se muestra muy satifecho por el hecho de que su cine tenga tan buena aceptación fuera de Estados Unidos. «Estoy muy contento de que se vea fuera de mi país. Entre otras cosas porque mucho cine que me atrae no es norteamericano. Para mí, es importante acudir a festivales, viajar, conocer personas y propagar el arte. Siempre intento centrarme en el arte, aunque hago las películas para una audiencia general y también para mí mismo», comenta.
Baker hace un cine muy social, humano, de personajes marginales, de pocos recursos económicos y en algunos casos enganchados a las drogas. Lo que no impide que el sentido del humor se cuele en sus historias. «El humor es un componente vital y sin él, mis historias no tendrían sentido. La vida es una combinación de tragedia y comedia», apunta el responsable de 'Starlet' (2012).
Otro aspecto capital en su manera de entender el cine reside en las «improvisaciones». «Me gusta improvisar, tanto delante como detrás de la cámara. Lo considero muy importante. Es algo que se genera de forma orgánica, vemos que la película cambia de forma natural mientras la estamos rodando. Siempre tenemos las puertas abiertas en este sentido. Eso no significa que no seamos unos productores responsables. No podemos ir a ciegas y tenemos una historia que contar. Esbozamos la película y ahí tenemos claro que hay un principio, un desarrollo y sobre todo un final. Le damos mucha importancia al final, pero llegamos de forma distinta. Por eso escribo a veces más líneas para algunos personajes, como ha ocurrido con 'Red Rocket'», dice.
Calibra incluso el porcentaje de improvisación, en el desarrollo de las escenas y no en la historia, que integra sus filmes. «El 80% es preparación previa y el 20% restante improvisación. Después están lo que llamo 'accidentes felices', casualidades que enriquecen la película», añade.
Sean Baker presenta este miércoles, a partir de las 17.00 horas en los Cinesa de El Muelle, su última película, 'Red Rocket' y después participa en un debate con el público junto al crítico Luis Martínez, del periódico El Mundo.
Se trata de una historia protagonizada por Mikey Saber, un actor porno que regresa a Texas tras desarrollar una larga carrera en Los Ángeles. «La rodamos durante la pandemia. Llevaba dos años trabajando en otro proyecto, sobre actividades con drogas en Canadá, pero era un proyecto muy grande y con el covid-19 no podíamos hacerla. A principio de 2020 pensamos en hacer una película más pequeña y así nació 'Red Rocket', cuya investigación había arrancado hace años, cuando rodé 'Starlet'. Quería retratar el mundo del cine de adultos de Los Ángeles, pero fuera de los arquetipos, ya que los actores no viven con el glamour que pensamos, porque no se les paga como debería. Tienen una vida mundana», explica.
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