Entrevista a Pere Viladot, doctor en Edudación Museística y divulgador
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Entrevista a Pere Viladot, doctor en Edudación Museística y divulgador
«Los museos deben fomentar las ganas y la curiosidad por saber más»Gabriela Vicent
Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 29 de abril 2024, 02:00
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El doctor en Educación Museística y divulgador Pere Viladot participa en las Jornadas 'Educación e investigación en Museos', con motivo del Día Internacional de los Museos, que se celebran en la Casa de Colón los días 8 y 9 de mayo. Actualmente, forma parte del colectivo 'El Museo Transformador' (www.elmuseotransformador.org) para impulsar iniciativas en favor del papel de transformación social de los centros museísticos.
-¿Están los museos al servicio de la educación, es al contrario, o ninguna aseveración es correcta?
-Los museos son educación, como lo es cualquier institución cultural. Todas las instituciones, todas las personas, estamos al servicio de la educación. La educación no es aquello que pasa en la escuela o en la familia, es lo que también sucede yendo por la calle, jugando o compartiendo un evento con los amigos. La evolución humana es aprendizaje. No tenemos un interruptor para decidir cuándo aprendemos y cuándo no. Así pues, los museos están al servicio de la sociedad para provocar procesos de cambio a través de la educación.
-Tras años de experiencia y reconocimientos en el ámbito educativo y museográfico, emprende, junto a otros profesionales, la apuesta de 'El museo transformador'. ¿Cuál es el origen y leitmotiv de la iniciativa?
-Empezamos compartiendo e intercambiando informaciones e ideas sobre los museos de ciencia, ya que los cinco integrantes del colectivo provenimos del este ámbito. En un momento determinado, tuvimos la necesidad de dar a conocer todo este bagaje de reflexión por si podía ser de interés para los profesionales de los museos a los que nosotros denominamos 'museístas'. Lo hicimos redactando un manifiesto y recopilando algunos recursos y reflexiones en forma de blog que se pueden consultar en nuestro sitio web.
-La pandemia también jugó un papel determinante...
-Cuando se declaró la pandemia de la covid-19, vimos que era el momento para lanzar nuestra propuesta públicamente, ya que el cierre obligado de los museos permitía pensar cómo debíamos actuar cuando volvieran a abrir. Decidimos que nuestro bagaje no era distinto al de los 'museístas' de otros tipos de museos como los de arte, historia o arqueología por lo que, desde el principio, hemos ofrecido nuestras propuestas y reflexiones a cualquier profesional de museo, provenga del ámbito que provenga.
-¿Qué caracteriza al lenguaje museográfico? ¿Cuáles serían sus elementos imprescindibles para alcanzar la transformación educativa que propugnan?
-Las personas palpitamos mediante historias que nos contamos unos a otros a través de diferentes lenguajes. El museo lo hace (o lo debería hacer) mediante las exposiciones, que son el producto del lenguaje museográfico. Este se caracteriza por dos valores insustituibles e irreproducibles por otros medios: la realidad y la tangibilidad. Los objetos y los fenómenos que se exhiben son reales y son perceptibles por los sentidos. Ahí reside su gran potencial educativo: la experiencia vivencial y el estímulo intelectual. Las exposiciones de los museos deben fomentar la conversación con las personas que nos acompañan, la reflexión que nos lleve a hacernos nuevas preguntas, las ganas y la curiosidad por saber más. Y esto se debe conseguir haciendo un buen uso del lenguaje museográfico, lo que nos lleva a la necesidad de potenciar la investigación en este campo en el propio museo, cosa que no se hace con la debida intensidad.
-¿Cómo definiría la relación actual entre los museos y los centros educativos?
-Nunca como ahora los centros educativos han acudido a los museos con su alumnado para ofrecerles la posibilidad de disfrutar de experiencias de realidad tangible. Por otra parte, los departamentos de educación han crecido de forma exponencial en los museos. Si solo examináramos este hecho, nos podríamos dar por satisfechos pero, a mi parecer, no es así porque deberíamos haber evolucionado hacia una colaboración más estrecha. No suele haber una relación estrecha entre museos y centros educativos, con lo que las personas educadoras de los museos en demasiados casos suelen tener la sensación de haber lidiado con algo ignoto, en absoluto gratificante y, a menudo, frustrante.
-¿Cómo sería una relación ideal entre ambas instituciones? ¿O cómo se debería articular?
-Debemos avanzar hacia la complicidad de los museos con los centros educativos en proyectos conjuntos de largo alcance y duración, que son muchísimo más satisfactorios —para el museo y para los centros— y generan conocimiento y estrategias didácticas que luego se pueden aplicar a las actividades puntuales que sirvan para resolver problemas de manera creativa y cooperativa. El museo es un contexto idóneo para plantear las situaciones de aprendizaje que promueve la LOMLOE. Deben estar bien contextualizadas y plantear unos objetivos claros y precisos que integren diversos saberes básicos.
-¿Podría citar algunos ejemplos de éxito?
-Tengo muy cercano el proyecto 'Conectemos con...', del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, porque es donde desarrollé mi labor. Es un proyecto de proximidad con los centros educativos del barrio donde se ubica el museo que aúna el diálogo entre diferentes disciplinas, el descubrimiento y conocimiento del propio barrio con el substrato de las ciencias naturales.
-'El museo transformador' reivindica el término 'museo' como palabra que puede recuperar su pleno significado original. ¿Cuál es?
-El museo es el contexto donde se desarrolla un lenguaje propio y singular, el lenguaje museográfico. El término museo ha sufrido cierto desgaste con el tiempo debido, por un lado, a haber convertido a las colecciones en finalidad en lugar de medio y por otro, a la deriva neoliberal de la sociedad que lo ha impulsado a la turistificación, a la precariedad de recursos y personal y a la gestión asentada en el márquetin y el activismo. Abogamos por avanzar hacia un modelo de 'panmuseo' que ponga el acento en el nombre -museo- y no en el apellido -de ciencia, de arte, de historia, etcétera-. El museo contemporáneo debe ser entendido como un espacio singular dedicado al conocimiento en sentido global, y que hace uso del lenguaje museográfico con inequívocos fines educativos. Para ello, debe basar su gestión en la estrategia a largo plazo y en la evaluación de impacto y no en el activismo, la producción frenética y los datos cuantitativos como único norte.
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