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Tras «valorar el estado» de lo que hoy es San Martín Centro de Cultura Contemporánea y «las posibilidades de su conversión en museo de Bellas Artes», el equipo de trabajo designado por el Cabildo de Gran Canaria designa «dos premisas fundacionales» para el nuevo enclave artístico: tiene que ser un museo funcional y un museo centrado en el usuario.
Esta hoja de ruta, a la que ha tenido acceso este periódico, figura en las conclusiones a las que ha llegado el equipo que ha coordinado e integrado Frank González, técnico del Servicio de Museos del Cabildo y miembro del cuerpo docente del Máster interuniversitario en Gestión del Patrimonio Artístico y Arquitectónico, Museos y Mercado de Arte de la ULPGC; Ramón Gil, catalogador de la colección de Arte del Cabildo y experto en conservación preventiva y normalización documental; Miguel Pons, jefe de diseño y montaje del CAAM y artista visual; y Javier Pueyo, miembro del cuerpo docente de la Uned y experto en museografía y en arte canario.
La misión del futuro museo es muy clara, según este estudio: «coleccionar, conservar, exponer y promover la apreciación y el estudio del arte en Canarias y específicamente en Gran Canaria. Para ello presentará su colección y promoverá exposiciones de carácter temporal vinculadas al ámbito cronológico y geográfico de la misma».
Para lograrlo, se especifica que el museo debe incluir entre sus objetivos «la ampliación de sus fondos a través de adquisiciones, daciones, donaciones, expropiaciones, legados, permutas, depósitos temporales, usucapión o cualquier otra fórmula legalmente establecida».
Entre las medidas concretas que sugiere para que sea «una referencia para la investigación y difusión de la historia del arte canario» figura la «integración» de la biblioteca del CAAM en el museo y la puesta en marcha de «un programa permanente de restauración», a través de convenios con entidades e instituciones.
«La colección no puede experimentarse como una sucesión tediosa de obras y objetos colocados asépticamente, hay que tener en cuenta el objeto depositado. Tratarlos como símbolos capaces de emocionar, en la búsqueda incesante de posicionamientos transversales. De esta forma, la colección permanente puede cambiar su epidermis cuando queramos, rotar los fondos es absolutamente obligatorio». Esta es una de las sugerencias que el equipo de trabajo designado por el Cabildo apunta para «el discurso» expositivo del futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria.
La colección permanente, como es lógico, contará con «un espacio propio y destacado» en el museo. A «modo de guía» que se incluyeron en las bases del concurso de ideas convocado en la pasada legislatura y cuyo proyecto ganador el actual grupo de gobierno ha desechado, se articulaba esta colección con importaciones artísticas de los siglos XV-XIX, que incluyen «la caña de azúcar y el arte flamenco; las importaciones de Génova, indianas y peninsulares». La segunda parada sería la pintura y escultura canaria durante los siglos XVII y XVIII, así como la pintura en Canarias durante el siglo XIX y la platería, las artes decorativas y el mobiliario. La última parte corresponde al arte del siglo XX y a otros contenidos informativos que analicen aspectos como el racionalismo, el turismo, la escultura pública, etcétera.
Esta hoja de ruta apunta que las exposiciones temporales deben tener «un carácter monográfico y transversal, que aborden un determinado periodo, escuela, técnica, área geográfica y género» que divulgue las tareas de restauración del Cabildo.
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