El arte canario tiene 'flow'

El arte con reguetón entra. Eso es lo que cree la persona que está detrás de Fetasa estuvo aquí, cuenta de Instagram que fusiona la inabarcable producción pictórica del archipiélago con los estribillos más conocidos del tan amado como odiado genero musical. La cuenta, en apenas unos meses, supera el millar de seguidores e incluso ha llamado la atención de docentes que localizan en sus publicaciones una forma de hacer más atractivo el contenido para sus alumnos.

Lo primero es el nombre. Fetasa es una respuesta ineludible al movimiento literario fetasiano al que se adscribieron destacados escritores canarios como Rafael Arozarena o Isaac de Vega, cuyo novela 'Fetasa' sirvió como acta de bautismo generacional. «El nombre surge de eso, porque parece que Fetasa no estuvo aquí. Y fue un movimiento con una literatura muy densa pero muy buena. Con muchísimo poso de condición insular en esa obra, que ahora mismo no conoce prácticamente nadie. Hay un déficit de conocimiento de lo que somos culturalmente», explica.

Fetasa estuvo aquí es una de esas ideas que le debe la vida al confinamiento. El creador de la cuenta -prefiere mantener el misterio del anonimato- andaba con ganas de hacer algo productivo y se puso manos a la obra. «En casa de mis padres siempre ha habido libros de arte. Y viendo la poca digitalización que hay de arte canario decidí empezar. También fue importante que vi la serie de Nicky Jam que está en Netflix y que pensara que en realidad era una buena idea», dice.

La cuenta muestra un gran catálogo de artistas insulares. En sus publicaciones hay espacio para canónicos como Néstor de la Torre, Óscar Domínguez o Felo Monzón. Y miradas mucho más atrás como a Gaspar Alfonso de Quevedo. Un recorrido que se remonta muchos siglos atrás con vocación de conocimiento.

En Fetasa estuvo aquí cabe todo. Es un espacio que tiene la modesta pretensión de divulgar la historia artística de Canarias de una forma próxima y generacional. Pero dentro de su universo también cabe la denuncia, que realmente se palpa enseñando algo en lo que las instituciones desertaron. «Aparte de las cuatro cosas más conocidas, que ni siquiera las conoce todo el mundo, el resto está bastante escondido. La gente conoce si hay algo en su pueblo pero nunca se ha dado una política cultural importante en Canarias con respecto a la historia del arte, que se ha quedado siempre en un plano más intelectual, pero no hay un trabajo de fondo. Y en Canarias debería darse porque este no es como cualquier territorio y nuestro arte es universal y hace que nos veamos muy reflejados».

Sus márgenes de acción se ven ensanchados como respuesta a un vacío importante y fácilmente localizable. «Nadie se ha preocupado nunca de ese trabajo de digitalización y si esta es una manera, además, de que además de hacer que la gente lo pueda ver y compartir conecta con gente que a lo mejor nunca se hubiera acercado mejor. El objetivo de Fetasa no es solo poner cuadros. En las historias ponemos siempre cosas que tienen que ver con los problemas de Canarias, como sucedió, por ejemplo, con el tema de La Tejita. Y esa es una forma de altavoz para gente que no está dentro de las líneas del activismo», subraya el creador.

No hay un propósito directo de divulgar pero sí una intención de dar a conocer. «Soy el primero que ha aprendido muchas cosas con esto, porque no tenemos un conocimiento mínimo del arte canario. Del siglo XV y XVI hay grandes cosas, también del XIX. Y ya con las vanguardias explota todo y debería el Gobierno de Canarias estar obligado a hacernos conocer a toda la escuela Luján Pérez, a los surrealistas de Tenerife... Es una historia apasionante. Es como si dijéramos que ahora nadie conoce a Cruz Cafuné y dentro de 100 años es reivindicado. Pues antes pasaba igual, Jorge Oramas pintaba para la gente de la calle no para las elites».

La reivindicación de los orígenes culturales de las islas que busca Fetasa estuvo aquí encuentra un espacio común con obras coetáneas como 'Panza de burro', el fenómeno literario de Andrea Abreu, o 'Atlanticidad', ese puente entre Canarias y América que se cruza en la obra de Lilia Ana Ramos. «Salen cosas como 'Panza de burro', que es un libro increíble, y me gustaría que cuando la gente lo lea vea que detrás de eso hay fetasianismo, muchas cosas como Víctor Ramírez, porque no vamos a conseguir mejorar culturalmente si no tenemos un conocimiento histórico de lo que hay. Que es algo que está dentro de nosotros con nuestra condición insular, pero si pudiéramos llegar hacia atrás estaríamos más fortalecidos», significa.

Fetasa estuvo aquí tiene un intenso proceso creativo. Con publicaciones frecuentes. «Intento no repetir autores y si lo hago que pase mucho tiempo entre publicación. Y en base a eso empiezo a buscar letras de canciones. Intento al reguetón clásico, al que escuchó mi generación, con Los 12 discípulos, Vico C...La verdad que hay gente que mira la cuenta con esa visión criminizadora sobre su machismo, pero creo que ese es un debate que también puedes tener con Enrique Bunbury o con Alfredo Kraus. Cada vez es más complicado encontrar letras que puedan acompañar a los cuadros, porque la verdad es que su contenido es limitado», resume.

Fetasa estuvo aquí ocupa un espacio poco trillado hasta el momento. Y espera continuar mucho tiempo dando a conocer el desconocido y gigantesco patrimonio cultural de las islas.