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Sólo uno de cada cinco menores reconoce abusar del móvil

Sólo uno de cada cinco menores reconoce abusar del móvil

Miedo, ansiedad, obsesión, necesidad de volver a utilizar el móvil son todos los síntomas de adicción a una droga, pero sin sustancia, de la que todavía no se percibe el riesgo. Sólo el 20% de los menores reconoce abusar del móvil.

Virginia Sánchez Vasco (Efe) / Valladolid

Jueves, 1 de enero 1970

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La directora de Proyecto Hombre de Valladolid, María Paz de la Puente, sostiene que las tecnologías aumentan el riesgo de los problemas "de toda la vida", dada la facilidad de acceso tecnológico, como las apuestas, el acoso y el engaño, que hoy en día están a «un solo clic».

El abuso de la utilización de las tecnologías afectan «directamente» a la mentalidad de las personas, ya que necesitan conocer de manera constante la actualidad de lo que ocurre en su mundo digital y del que no perciben el riesgo real de lo que supone la conexión continua a un dispositivo.

El creciente uso de las tecnologías en la vida cotidiana ha aumentado el riesgo de convertirse en un adicto, tal y como se ha podido apreciar en Proyecto Hombre, a escala nacional, en los últimos cuatro años, en los que se ha pasado de tratar a tres personas a dar terapia a 74 en lo que llevamos de año.

En esta línea, diversos estudios utilizados por Proyecto Hombre para abordar esta realidad, sostienen que los usuarios de este tipo de tecnologías tienen la percepción de que las usan la mitad de lo que realmente lo hacen.

En una investigación propia de Proyecto Hombre de Valladolid en la misma ciudad, esta entidad dedicada al tratamiento de adicciones, ha preguntado a 1.156 alumnos y 107 familias por su hábitos tecnológicos y el 20% de los menores reconoció abusar del dispositivo móvil y además el 75% aceptó no ser conscientes de los riesgos asociados a internet.

Además, los problemas como el ciberacoso o el envío de imágenes de tipo sexual -sexting- son ampliamente conocidos por los usuarios, ya que hasta el 80 % conoce algún caso de acoso online en su entorno, y el 30 % ha recibido imágenes sexuales de menores de la ciudad.

Edad temprana

El perfil de este tipo de adictos a las tecnologías responde a un chico joven, de 16 años, estudiante y con problemas de comportamiento como las conductas compulsivas similares a las de adicciones a las drogas, explica la representante de Proyecto Hombre.

Además, poco más de la mitad de este tipo de adictos reclama ayuda y de estos solo el 7% lo hace por iniciativa propia, mientras que prácticamente la totalidad de los que reciben ayuda especializada lo hacen gracias a la intervención familiar que da el primer paso en busca de una solución a la conducta compulsiva.

A pesar de que el rango de edad de los tratados en la Fundación es de entre 13 y 24 años, De la Puente ha señalado que «se estigmatiza a los jóvenes por del uso abusivo de las tecnologías» pero en su opinión el problema radica en que son los adultos quienes compran de forma temprana un teléfono móvil sin controlar su uso: "los jóvenes se mueven en el mundo que los adultos preparan".

En charlas con jóvenes que reconocen un alto uso del móvil, se encuentra como principal causa el miedo a perderse algo, conocido en inglés por las siglas FOMO (Fear of Missing Out), por el que las personas sienten que su vida es menos interesante que la de sus conocidos y siempre tienen la sensación de estar perdiéndose algo.

Por otra parte, también perciben una "obligación o necesidad" de dejarse ver, compartir sus actividades diarias o informar a los demás sobre sus actividades y no siempre dando una imagen real, sino forzada e idealizada para lo que creen que se aceptará mejor socialmente.

Dificultad en las relaciones

Uno de problemas derivados del exceso de tecnologías y redes sociales recae en una mayor dificultad en las relaciones sociales del individuo que puede provocar aislamiento social o déficit en el desarrollo de habilidades interpersonales, como una conversación "cara a cara, sin pantallas de por medio".

Las alteraciones del comportamiento son otro de los principales síntomas de la falta de control sobre el comportamiento, que puede desarrollar el abandono de tareas escolares, apatía, agresividad, pasividad por el entorno, desorden de horarios, alteraciones del sueño o incluso conductas predelictivas.

El proceso de reconocimiento de un uso descontrolado de Internet sigue unas pautas similares a las de un adicto a las drogas, en él se empieza por conocer la cantidad de tecnología que se consume a lo largo del día y continúa con una concienciación al usuario para que pueda reconocer su problema.

En este punto se apuesta por una estrategia de prevención o intervención con el objetivo de conseguir un uso responsable de las TIC y que las familias aprendan estrategias de gestión para la gestión de las diferentes situaciones que se puedan desencadenar.

A diferencia de las terapias contra la adicción a las drogas, en las que el objetivo es acabar con su consumo, en las enfocadas a la tecnología el objetivo es crear una convivencia sana que permita al usuario utilizarlas sin correr riesgos.

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