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Efe / Estrasburgo (Francia)
Miércoles, 20 de junio 2018, 17:33
El escrito, titulado «Refugiado hoy - ¿ciudadano mañana?», pide que se escuche la voz de las ciudades, ya que no sólo pueden hacer el debate más constructivo, sino también «contribuir a forjar políticas que vuelvan a conectar con la solidaridad y la cohesión social».
Los ocho alcaldes españoles firmantes son los de Bilbao, Zaragoza, San Sebastián, Castellón, Fuenlabrada, Cartagena, Getxo y Salt, además del presidente del Cabildo tinerfeño.
La mayoría de los firmantes son alcaldes europeos de ciudades de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Grecia, Ucrania, Portugal, Noruega y Chipre.
También lo suscriben representantes municipales de Minnesota (EE UU), Hamamatsu (Japón), Ciudad de México (México) y Melton (Australia).
España es el país más representado en el manifiesto, por encima de Italia (Turín, Bari, Reno, Reggio Emilia y Senigallia), Portugal (Lisboa, Braga, Feira, Oeiras y Loures) y Ucrania (Vynnytsia, Pavlograd y Lutsk).
El manifiesto recuerda que la mayoría de los demandantes de asilo y los refugiados están en barrios, parques, empresas, hospitales y escuelas y «tienen necesidades, responsabilidades y aspiraciones».
Aseguran que los alcaldes se deben «a la asistencia que necesitan los recién llegados y a la prosperidad y al bienestar de toda la comunidad». Ante ello, dicen, «debemos encontrar un medio de conciliar las dos».
«No nos podemos permitir el compromiso por luchas políticas a corto plazo y olvidar la perspectiva a largo plazo», añaden, ya que su intención es «preparar el terreno para que los refugiados de hoy se conviertan mañana en ciudadanos».
El reto de los regidores está claro: «Lograr convencer a nuestros conciudadanos de que los inmigrantes no son una amenaza, sino una oportunidad de construir ciudades más integradoras, abiertas, creativas y dinámicas para todos».
Añaden que para que la integración sea satisfactoria «no puede basarse en el rechazo y el miedo» y reclaman que los obstáculos jurídicos o administrativos no les impidan trabajar, estudiar o aprender la lengua del país.
Así, apuestan por la red de ciudades interculturales apoyada por el Consejo de Europa, con el objetivo de «construir escuelas, barrios e instituciones comunitarias más diversas, prevenir la discriminación y luchar contra el extremismo violento y el odio».
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