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Tal día como este sábado sobre las dos de la tarde del año 1909 entraba en erupción el Chinyero. Desde julio del año anterior, los movimiento sísmicos fueron constantes, pero ese 18 de noviembre de hace 108 años la tierra se sacudió y bramó hasta que escupió una negra columna de humo que, según las crónicas de la época, ascendió 700 metros y que se vio desde todos los pueblos del noroeste y sureste de Tenerife, de La Gomera e incluso desde La Palma. La erupción se prolongó diez días y, pese a no tener mayor relevancia desde el punto de vista volcanológico, si fue extraordinaria por cuanto que todos los procesos que ocurrieron en ese tiempo quedaron por primera vez en la historia del volcanismo en Canarias recogidos documental y gráficamente.
Aquella erupción volcánica, que favoreció el desarrollo de Santiago del Teide, un pueblo al que hasta entonces solo se podía llegar en burro, fue la primera que se difundió en los medios de comunicación y la primera que se fotografió y filmó en Canarias. Pero, además, la geóloga de la Universidad de La Laguna (ULL) Carmen Romero sostiene, en el estudio introductorio que, junto a la también geógrafa Esther Beltrán y al militar Juan Tous, hace de la memoria histórica-descriptiva de la erupción que publicó Antonio de Ponte y Cólogan en 1911, reeditada con motivo del centenario de la erupción en 2009, llama la atención sobre el hecho de que con el Chinyero también se inauguraron las fake news volcánicas, porque, aparte de información veraz, se difundieron rumores, noticias imprecisas y sin contrastar y hasta falsos pronósticos que generaron, como ocurre en la actualidad, «pánico y confusión» entre la población.
El director científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, confirma que aquella erupción más allá de ser la última que se ha registrado en Tenerife simplemente es una más del volcanismo canario, pero sí reconoce que, la ausencia entonces de instrumentación (no se instaló hasta los años 70) se suplió con la ingente documentación aportada por distintas fuentes, lo que permitió por primera vez analizar con método científico una erupción volcánica en las islas.
El catedrático auxiliar de Ciencias del Instituto de Canarias y presidente de la Cámara Oficial Agrícola de La Laguna en 1909, Antonio Ponte y Cólogan, refirió entre el 19 y el 26 de noviembre toda la actividad eruptiva del Chinyero. Es un observador, dice Carmen Romero, que da una visión completa y pormenorizada de todo el periodo y cuya crónica sirve como guía de control de los fenómenos descritos por otras fuentes, incluida la prensa. Ponte y Cólogan recogió sus observaciones en una memoria que publicó en 1911.
Después de la erupción del Chinyero en 1909, la Dorsal Noroeste de Tenerife no ha registrado más proceso sismovolcánico que la crisis de los años 2004-2005, explica Nemesio Pérez, que también es jefe de la División de Medio Ambiente del ITER. Ni siquiera los enjambres sísmicos que se están produciendo desde hace varios años en Tenerife se localizan en ese edificio volcánico que ahora está monitorizado, igual que la Dorsal Noreste y las Narices del Teide, pero que no lo estuvo hasta bien entrad
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