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Algunos desahuciados fuera de la que hasta hace unas horas era su vivienda, rodeados de sus pertenencias. Efe
Tenerife

Calma tensa en el desalojo de 90 familias en Arona

La decisión del desalojo de más de 200 personas, ha sido por orden del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Arona porque el edificio se encuentra afectado por debilidad estructural y tiene riesgo de desplome

Efe

Arona

Martes, 12 de marzo 2024, 14:55

El desalojo de 90 familias en el edificio de Chasna, en Costa del Silencio (Arona), ha transcurrido en la mañana de este martes sin grandes altercados, aunque con el grito propio de una resistencia «pacífica»: «Menos mal que esto saldrá en todas partes y se les caerá la cara de vergüenza».

En total han sido desalojadas más de 200 personas, entre ellas mayores, enfermos, mujeres embarazadas y con discapacidad, que habían hecho su hogar en 44 viviendas de los bloques 8 y 10 del citado inmueble, inacabado desde hace décadas.

La decisión de desalojo ha sido por orden del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Arona porque el edificio se encuentra afectado por debilidad estructural (aluminosis) y tiene riesgo de desplome.

Durante la operación se han podido contar hasta 10 coches de la Guardia Civil y una furgoneta de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS).

Hablan los desalojados

Desde primera hora de la mañana, Daniela Garzón, desalojada y madre de un bebé de 40 días, aguarda en una caseta de campaña improvisada en las inmediaciones del edificio Chasna. Dice que esta noche no sabe qué hará, pero por el momento espera junto a su pareja a ver si «tocamos el corazón» y alguien les ayuda.

Su acento revela su orígenes, colombianos, y asegura que hace un año se instaló en este edificio a medio hacer: «No tenemos documentación ni contrato de trabajo, solo nos identificamos con pasaporte, entonces no podemos alquilar, por más que ahorremos».

Daniela y su familia han intentado pedir ayuda a los servicios sociales municipales una vez recibieron la orden de desalojo -«hace un mes, sin sello ni nada, por eso no sabíamos si era verdad o mentira»- y lo que le han dicho es que necesitan tener una cuenta bancaria.

«Estamos recién llegados, no tenemos nada, y nos piden una carta blanca», cuenta con desesperación esta vecina, de 21 años y con un recién nacido que acurruca entre sus brazos.

Joaquín (32 años), otro de los desalojados, confiesa que el último mes, tiempo que el juzgado le ha dado para prepararse, ha sido especialmente duro, y se rompe y emociona cuando recuerda a su hija, de 5 años, con la que reside en este inmueble y que precisamente hoy celebra su cumpleaños.

«No hay recursos y no hay viviendas, nos dicen; sin embargo, trabajo en un hotel y mi jefe dice que tienen disponibilidad de 100 habitaciones», lamenta cuando se le informa de que la administración local ha intentado buscar alternativas habitacionales sin éxito.

Y mientras critica la saturación y escasez de vivienda pública que aseguran las instituciones públicas, se pregunta: «¿Y este despliegue policial cuánto cuesta?». A ello suma «la mentira» que para él supone que el edificio Chasna esté en peligro por desplome, porque, asegura, en 53 años «no se ha caído una piedra».

Suposiciones que avivan la llama

Entre las voces y los alegatos que emiten los vecinos a la policía se escuchan expresiones que llaman la atención de los periodistas: «Esto es para un tipo que va a comprar y hacer de esto algo de lujo» o «la intención, dicen, es hacer un Mercadona».

Joaquín, visiblemente cansado, confiesa que cuando salía de trabajar y le tocaba regresar a casa «agachaba la cabeza de la vergüenza», un sentimiento que le producía vivir en este inmueble, pero matiza que no le ha quedado otra alternativa.

«Soy un trabajador que no pido nada gratis, y que actualmente cobra 1.200 euros, y no me dan siquiera la oportunidad de pagar 900 por un alquiler», ha dicho ante el elevado precio de los alquileres en Canarias y las condiciones que se exigen para acceder a ellos.

Imagen del momento del desahucio. Efe
Imagen principal - Imagen del momento del desahucio.
Imagen secundaria 1 - Imagen del momento del desahucio.
Imagen secundaria 2 - Imagen del momento del desahucio.

Juan José, vecino que se ha mostrado muy solícito al atender a los medios y visibilizar su situación, se despide de la que ha sido su casa junto a su perro, pero denuncia que ha tenido que dejar parte de sus animales dentro, así como sus pertenencias, que ascienden a 1.000 euros.

Mientras reflexiona sobre los niños, personas mayores y discapacitados desalojados, asevera que «a la juez se le tendría que caer la cara de vergüenza» por esta orden judicial, porque, además, opina «que esto es ilegal, y lo que están haciendo es ignorándonos». Preguntado por su futuro, dice que se ve en la calle y durmiendo en la playa, porque no puede «hacer más».

Y a pesar de todo lo ocurrido y la tristeza manifestada por estos vecinos de Arona en la mañana de este martes, uno de los hechos que ha parecido causar dolor es la ausencia de la alcaldesa, Fátima Lemes: «Ayer se vino a sacar la foto con la televisión y aquí no está, ¿hoy no le damos pena?»

Además del equipo policial y los afectados por este desalojo, también se han acercado ciudadanos de los alrededores y turistas, cuya curiosidad llevó a permanecer con sus bastones de senderismo y bicicletas ante el edificio en el que sucedía todo.

Entre los ciudadanos de Arona, una mujer que no ha querido dar sus apellidos lamenta que «esta pobre gente no tenga a dónde llegar» y ha aprovechado la presencia de los periodistas para pedir, sobre todo, ayuda al Gobierno de España: «Que pongan frenos a los propietarios con viviendas, que al igual se están pasando».

Mientras la comitiva judicial entraba al edificio sobre las 9:30 horas de este martes y la Guardia Civil tocaba puertas y forcejeaba cerraduras un poco más tarde, decenas de historias han revelado relatos tristes que, a veces sobreexpuestos, tienen una completa ausencia de certezas.

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