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Intelectualmente brillante y dialecticamente arrollador, le define su carácter vehemente que le aporta tantos seguidores como detractores. Apasionado por igual en las múltiples facetas que acomete, Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) tiene en su haber la contribución a sumar derechos y libertades a la ciudadanía, entre ellos los conseguidos como ministro durante el Gobierno de Zapatero con la aprobación de las leyes del divorcio exprés y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Aguilar ha reeditado este domingo, por cuarta vez, su acta como eurodiputado socialista y volverá a ocupar escaño en Bruselas durante los próximos cinco años.
En este tiempo ha escalado hasta el número dos de los 700 diputados más influyentes del Parlamento comunitario, según el estudio Índice de Influencia BCW publicado a finales del pasado año.
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Catedrático de Derecho Constitucional por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), fue asesor parlamentario de los ministros de Justicia Enrique Múgica y Tomás Quadra-Salcedo y posteriormente director del Gabinete de Jerónimo Saavedra tanto en Administraciones Públicas como en Educación y Ciencia. Desde entonces, siempre se consideró al veterano socialista como su maestro político, aunque en los últimos años se distanciaron .
En el año 2000 accedió por primera vez al Congreso de los Diputados como diputado por Las Palmas, donde permaneció tres legislaturas. Allí conoció a José Luis Rodríguez Zapatero, quien lo nombró ministro de Justicia en 2004, cargo que desempeñó durante tres años.
A él se deben las leyes de modificación del Código Civil que permitieron el divorcio exprés y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En 2007 salió del Gobierno de España para ser el candidato socialista a la Presidencia de Canarias. Sufrió en este proceso uno de sus mayores reveses políticos: la imposibilidad de gobernar en la comunidad autónoma a pesar de ser, de largo, la lista más votada.
En aquellas elecciones, el PSOE liderado por López Aguilar pasó de 15 a 26 escaños -solo Jerónimo Saavedra en 1987 ha conseguido más representantes en el Parlamento de Canarias en toda la vida autonómica-, pero un pacto entre Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP) mandó a los socialistas a la bancada de la oposición.
Ese mismo año sustituyó a Juan Carlos Alemán al frente del PSOE canario, un mandato convulso que acabó con un congreso extraordinario en el que José Miguel Pérez cogió las riendas del partido.
Posteriormente, en 2017 intentaría de nuevo hacerse con la secretaría regional de la organización, pero Ángel Víctor Torres se impuso en unas primarias a las que también concurrió Patricia Hernández.
En la Cámara canaria apenas permaneció siete meses, ya que volvió al Congreso antes de encabezar en 2009, por primera vez, la lista socialista al Parlamento Europeo.
Tanto en su primera legislatura como en la que acaba de terminar, presidió la Comisión de Libertades Civiles, y Justicia y tuvo un papel destacado en la negociación del Pacto europeo de Migración y Asilo, un texto que, reconoció, no es perfecto pero ha sido el único posible.
Autor de más de una quincena de libros sobre diversas cuestiones relacionadas con el derecho, de su pluma han salido más de 100 artículos, ensayos y colaboraciones científicas publicados en las principales revistas de Derecho.
Caricaturista reconocido, pintó su propio retrato cuando dejó el cargo de ministro de Justicia y la obra cuelga en las paredes del palacete de San Bernardo, en Madrid, sede de esta institución.
A pesar de que su presencia en Canarias no ha sido prolongada, sigue profundamente ligado al PSOE de las islas «siempre al servicio del partido» y al archipiélago. «Este es mi partido y esta es mi tierra», repite.
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