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José R. Sánchez López
San Bartolomé
Sábado, 24 de agosto 2024, 23:21
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La vendimia de 2024 se encuentra en su fase definitiva, con previsión de que quede finiquitada coincidiendo con la despedida del mes. El balance, según fuentes del Consejo Regulador de Denominación de Origen de Vinos de Lanzarote, será parco. Como mucho entrarán en las bodegas sobre 1,3 millones de kilos de fruta, por debajo en consecuencia de las previsiones hechas en la primavera, pues se esperaba llegar a 2 millones de kilos de uva.
La merma se ha debido a varios episodios climatológicos adversas de este verano. En especial, hizo mella la lluvia y las fechas nubosas padecidas en el tramo final de julio, que incidieron en la segunda maduración de las parras. Además, algo ha tenido que ver la calima reciente.
La escasa cantidad de fruta, por fortuna, contrasta con la alta calidad de la misma en términos generales, tanto con la malvasía volcánica, como con las diversas variedades de listán. Y se espera un aspecto similar con diego y moscatel, variedades que están siendo recolectadas estos días.
Con menos de 1,3 millones de kilos de fruta, las bodegas podrán embotellar sobre un máximo de un millón de litros de vino. Es decir, tendrán que hacer encajes de bolillo para cubrir la demanda interior y también exportar. Podrán valerse, no obstante, de la producción que aún tienen de la vendimia de 2023, que fue bastante notable, con bastante más de 3,3 millones de kilos de uva.
Se está pagando cada kilo de fruta a un mínimo de 3 euros y hay quien está logrando hasta 3,5 euros por cada kilo de material, como pasara en fechas previas.
La actual campaña ha contado con el protagonismo de algo más de 1.800 viticultores, con capacidad para dar fruta a una treintena de bodegas bajo el amparo del Consejo Regulador. Hay sobre 1.900 hectáreas dedicadas este año a la producción regular, en cerca de 8.000 parcelas.
Hay que remontarse a 2020 para encontrar una campaña de tan escasa magnitud como la que se completará en pocos días; considerando que la vendimia de hace cuatro atrás se pudo completar con 1,37 millones de kilos controlados por el Consejo Regulador. Por fortuna, al menos queda el consuelo de quedar muy por encima de la campaña de 2016, que resultó paupérrima, con poco más de 600.000 kilos de fruta.
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