Las tres pateras rescatadas por Salvamento Marítimo esta madrugada en aguas cercanas a Lanzarote han convertido a esta isla en el primer «puerto» de desembarco de la llamada Ruta Canaria desde que esta se reactivó, en septiembre de 2019, ya por encima de Gran Canaria.
Según los datos que maneja Cruz Roja, que atiende todos los desembarcos, en lo que va de año han llegado a Lanzarote 4.919 personas en pateras y neumáticas (la mayoría al puerto de Arrecife y una parte significativa, directamente a la costa), 31 más que las que suma hasta la fecha Gran Canaria (casi todas en Arguineguín).
Desde hace ya meses, se había apreciado un giro en la Ruta Canaria, que cada vez volcaba más presión sobre las dos islas más cercanas a África, Lanzarote y Fuerteventura, que desde este verano ya representan juntas más de la mitad del tráfico de pateras.
Ello se debe a que los puntos de salida se han desplazado más al norte: ahora son muy pocas las pateras que parten desde Dajla (sur del Sahara) o desde Nuadibú (Mauritania) y, en cambio, casi todas zarpan de una franja de costa que va desde Tan-Tan (sur de Marruecos) a El Aaiún (norte del Sahara), justo en frente de Lanzarote y Fuerteventura, que están a unos 100-150 kilómetros.
En paralelo, las neumáticas han ido sustituyendo a las pateras de madera como medio principal de transporte, con el riesgo añadido que eso conlleva, porque son lanchas endebles que no están preparadas para navegar en océano abierto y, mucho menos, sobrecargadas con las 50 o 60 personas que suelen embarcar en ellas, sin casi espacio.
El 57,43% de las llegadas se concentran en Lanzarote y Fuerteventura, la mayoría de ellas en neumáticas no en pateras del madera
En estos momentos, Lanzarote representa el 38,61 % de las llegadas en patera a Canarias (4.919 de un total de 12.737); Gran Canaria, el 38,37 % (4.888 personas); Fuerteventura, el 18,82 % (2.355 personas); Tenerife, el 3,07 % (392 personas); El Hierro, el 0,73 % (94 personas); y La Gomera, el 0,69 % (89 personas).
El 57,43 % de las llegadas se concentra hoy en las dos islas más cercanas a África, cuando en 2020 Lanzarote y Fuerteventura solo representaban juntas el 9,86 % y en 2021, el 46,2 %.
La tendencia en Gran Canaria ha sido la contraria: de acaparar el 70,59 % de las llegadas en 2020, al año siguiente bajó al 41,88 % y en estos momentos está en el 38,37 %. Y Arguineguín ha pasado más de dos semanas sin recibir un solo rescate, algo inédito desde 2019.
Lanzarote y Fuerteventura nunca habían soportando tanta presión de llegadas desde los primeros años de la Ruta Canaria, antes incluso que la «crisis de los cayucos» de 2006. Salvamento Marítimo ha reaccionado trasladando allí los dos barcos oceánicos («guardamares») que solían operar desde Arguineguín y que ahora tienen base en Arrecife (Calíope) y Puerto del Rosario (Polimnia).
Salvamento Marítimo ha trasladado los dos barcos oceánicos a Arrecife y Puerto del Rosario
También en sus recursos de acogida impacta ese volumen de llegadas, pero el Ministerio de Inclusión traslada rápidamente a los recién llegados a plazas de Gran Canaria y Tenerife, primero, y de la península, después. El ministro José Luis Escrivá dijo este martes en el Senado, de hecho, que en este momento solo hay 1.400 inmigrantes en recursos de acogida de Canarias, cuando llegaron a ser más de 7.000 (solo en el muelle de Arguineguín se hacinaron 2.400 personas).
El otro cambio en la ruta ha sido la práctica desaparición de la «larga distancia», las travesías de más de diez días de navegación que solían emprender numerosos cayucos desde el sur de Mauritania, desde Senegal o, incluso, desde Gambia. Eso se refleja en las cifras de Tenerife, que han caído del 15,73 % que representaban en 2020 al 3,07 %, y en las de El Hierro, que ha pasado del 3,22 % al 0,73 %.
Sin embargo, en las dos últimas dos semanas han llegado dos cayucos con un total de 170 personas a Tenerife, uno de ellos, con 109 ocupantes, con el casco decorado al modo típico de Senegal.
Son dos casos aislados por el momento, pero las ONG que trabajan en esta zona del Atlántico, como Caminando Fronteras o Alarm Phone, no descartan que si Marruecos sigue reforzando el control de sus costas (y de las del Sahara), la ruta vuelva a desplazarse cada vez más al sur, a travesías de muchos días de navegación, muy arriesgadas, porque cualquier error condena a sus ocupantes a perderse hacia el oeste, hacia zonas del Atlántico, donde apenas hay tráfico marítimo que pueda detectarlos y ayudarlos.
En 2021, dos cayucos aparecieron en el Caribe con una decena de cadáveres a bordo y ningún superviviente, uno en Tobago y otro en las Islas Turcas y Caicos, a más de 4.800 kilómetros de Mauritana, de donde se supone que partieron.
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