Más de una veintena de menores en situación de vulnerabilidad o con medidas judiciales están ayudando a desenterrar la casa de Fidelino y Lencia en el barrio de Las Manchas. Una vivienda que quedó sepultada por las cenizas del volcán sin nombre de La Palma y que, gracias a la ayuda desinteresada de este grupo de jóvenes, podrá volver a acoger a una familia que sufrió en primera persona la crudeza de la erupción. Los menores están viviendo una experiencia inolvidable:«Sentir que ayudamos a los que lo necesitan es algo único», exclamó uno de ellos pala en mano.