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Pocos saben que en el parque de San Juan se encuentra un lugar único para las mariposas. Un hábitat propicio para que estos bellos insectos puedan reproducirse en libertad. Durante bastante tiempo fue la jaula de los simios, la casa del célebre Lulú. Y aunque desde 2005 se estudiaron varias opciones, la normativa relacionada con los núcleos zoológicos limitaban las posibilidades.
Pero hoy, detrás de esos cristales, emerge un cultivo de plantas con flores que atraen a las mariposas monarca y a otras especies. Este es el uso que finalmente se le ha dado a las urnas de cristal del gran recinto verde teldense. «Es una especie de refugio para los lepidópteros, pero en libertad porque el techo está abierto, por lo que favorece el movimiento de las mariposas y otros insectos», asevera el edil de Parques y Jardines, Álvaro Monzón. Lejos de los arquetipos de mariposarios, el parque de San Juan permite la libertad de los insectos.
Este cultivo alcanza, aproximadamente, el medio centenar de plantas. Un subarbusto nativo de América Tropical que se encuentra naturalizada en muchas partes cálidas del mundo. Su nombre científico es asclepias curassavica, pero popularmente es conocido como bandera española, algodoncillo, flor de sangre, platanillo, hierba María o burladora. Alcanza una altura de hasta un metro y sus flores son de color púrpura o rojo, con los lóbulos de la corona amarillos o naranja. Junto a las asclepias también existen otras plantas como las clerodendrum y las amarilis, de llamativas flores de colores. «La asclepia es una planta indispensable para el ciclo de vida de la monarca, ya que es la única fuente de alimento para las orugas. La supervivencia de la mariposa depende de la disponibilidad de esta planta hospedera», detalla el concejal.
Hay 600 lepidópteros en la región, no obstante, se destacan tres especies que son las mayoritarias: mariposa monarca, manto de Canarias y sátiro de Canarias. La monarca (Danaus plexippus) es la reina de todas ellas y por su belleza se ha convertido en un icono de la vida natural. En términos de biodiversidad, los invertebrados son el grupo de especies más numeroso. Las mariposas se erigen como indicadores de la calidad medioambiental y de la salud del ecosistema.
Suponen un elemento muy importante en las cadenas tróficas y resultan claves para muchas especies de aves, murciélagos y mamíferos insectívoros. Sin ir más lejos, estudios científicos dicen que el herrerillo se alimenta de orugas de mariposas. Las zonas ricas de estos insectos, son ricas también en otros invertebrados.
Por todo ello, por sus múltiples beneficios, y con este refugio para mariposas como ejemplo, la Concejalía de Parques y Jardines sigue trabajando por la microfauna y los pequeños ecosistemas, cultivando plantas con flores atractivas para las abejas y las propias mariposas, y recuperando espacios verdes dentro de su Plan de Colonización Verde.
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