Mateo ya tiene plaza escolar
El pequeño de 3 años, con una discapacidad del 39%, ha iniciado su proceso de adaptación en un aula Enclave del colegio teldense Amelia Vega Monzón tras la desesperación de sus padres en los últimos meses al no estar escolarizado
Juan Jiménez y Desiré Mejías, padres del pequeño Mateo, respiran más tranquilos. Hace unas semanas denunciaron en CANARIAS7 la situación de su hijo, reclamando su pronta escolarización. Mateo es un niño teldense de 3 años de edad que reside en Lomo Cementerio. Simpático, expresivo y muy activo, este pequeño necesita una atención especial. Sufrió al nacer una hemiparesia, disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta a su brazo y a su pierna derecha, consecuencia de una lesión cerebral. En la actualidad, y a falta de una nueva valoración, presenta una discapacidad de 39%. No puede caminar por su cuenta y tiene dificultad en el habla, y desde que tenía meses acude a rehabilitación y terapia al Hospital Militar de Las Palmas de Gran Canaria. El pasado año acudía cada mañana a Tafira al colegio concertado La Casita, un centro de atención especializada cuya finalidad es la atención y tratamiento de alumnos y menores que presentan necesidades específicas de atención educativa, pero tras la conclusión del pasado curso escolar, Mateo seguía esperando por una plaza.
A raíz de la denuncia de sus padres, la consejería de Educación del Gobierno de Canarias se puso manos a la obra. El propio consejero Poli Suárez se preocupó por el asunto y se estudió a fondo. Rápidamente llamaron a los padres de Mateo desde la consejería y resaltaron que en breve el inspector de zona les daría una solución, y esta ha llegado. Mateo ya ha iniciado su periodo de adaptación en el colegio Amelia Vega Monzón, situado en el barrio teldense de El Ejido. Mateo acude a un aula Enclave, que son unidades de escolarización en centros educativos en las que se proporciona respuesta educativa al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE).
Juan Jiménez, padre de Mateo, había dejado de trabajar, ya que junto a su pareja han tenido que estar pendientes del pequeño durante las 24 horas. Ahora ven una luz al final de un túnel que ha durado algo más de tres meses, pero Mateo ya tiene su plaza escolar y esto supone un respiro para su familia.
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