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Mateo es un niño teldense de 3 años de edad que reside en Lomo Cementerio. Simpático, expresivo y muy activo, este pequeño necesita una atención especial. Sufrió al nacer una hemiparesia, disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta a su brazo y a su pierna derecha, consecuencia de una lesión cerebral. En la actualidad, y a falta de una nueva valoración, presenta una discapacidad de 39%. No puede caminar por su cuenta y tiene dificultad en el habla, y desde que tenía meses acude a rehabilitación y terapia al Hospital Militar de Las Palmas de Gran Canaria.
El pasado año acudía cada mañana a Tafira al colegio concertado La Casita, un centro de atención especializada cuya finalidad es la atención y tratamiento de alumnos y menores que presentan necesidades específicas de atención educativa. Para lograr la mejora del éxito escolar y la adquisición de las competencias básicas el centro se divide en la etapa de Infantil, Primaria y Tránsito a la Vida Adulta y desarrolla una metodología basada en la intervención transversal de los servicios complementarios de rehabilitación neurológica, del servicio sanitario y del trabajador social, en el desarrollo de la Programación General Anual (PGA).
«Mateo estaba encantado en el colegio. A las siete y media de la mañana lo recogía la guagua y llegaba a casa alrededor de las cuatro de la tarde. Al margen de estar con otros niños también tenía el refuerzo de la rehabilitación, algo que le venía genial, pero todo esto se ha truncado», destacan sus padres, Juan Jiménez y Desiré Mejías. Y es que llegó el verano y aún desde la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias no le han asignado plaza escolar al pequeño Mateo.
«Nos han dicho que esto era un proceso lento, pero ya estamos en noviembre y no tenemos noticias. Yo he tenido que dejar de trabajar para poder estar con él», destaca Juan Jiménez, y es que entre él y su pareja tienen que turnarse para estar junto al pequeño. «Esto desespera porque Mateo debe estar escolarizado. En septiembre nos dijeron que ya estaba apto para un aula enclave o para un centro especializado, pero aún no hemos obtenido una respuesta», destacan.
«Solo nos queda luchar y visibilizar nuestra desesperanza», admiten, mientras el pequeño Mateo coge el mando de la tele y empieza a bailar mientras escucha música o intenta llamar la atención ante la presencia de CANARIAS7 en su domicilio.
Desde que acabó el colegio, y con la llegada del verano, Mateo lleva ya tres meses y medio sin acudir a un centro escolar, «y esto se nota negativamente en su desarrollo diario», apuntan sus padres. La conciliación familiar y laboral se está haciendo difícil, por eso Desiré y Juan intentan alzar la voz para que pronto su hijo tenga una plaza escolar. «Seguimos en la lucha y la pelea, pero reconocemos que la paciencia está llegando ya al límite». Mateo Jiménez espera estar pronto en un aula.
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Isaac Asenjo | Madrid y Álex Sánchez
Borja Crespo, Leticia Aróstegui y Sara I. Belled
Lidia Carvajal
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