Una ciudad en muy lenta reconstrucción
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Los recortes de los últimos años para salir del préstamo con los bancos ha dejado a la ciudad sin muchos servicios básicos, que ahora el Gobierno local trabaja poco a poco para recuperarSecciones
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Los recortes de los últimos años para salir del préstamo con los bancos ha dejado a la ciudad sin muchos servicios básicos, que ahora el Gobierno local trabaja poco a poco para recuperarNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Hubo un tiempo en el que Telde se colocaba como uno de los municipios punteros de la isla, donde la ciudad avanzaba al ritmo infraestructural y social que marcaban las grandes comunidades canarias. Sin embargo, en 2012 el Ayuntamiento de Telde tuvo que adoptar un Plan de Ajuste al no poder pagar a proveedores, convirtiéndose en uno de las administraciones locales más endeudadas de toda España. Este nuevo pacto con los bancos propició la pérdida de muchos servicios básicos como la limpieza, el mantenimiento de carreteras o parques y jardines, el deterioro del patrimonio municipal o el cierre de centros deportivos públicos. En definitiva, la ciudad se paralizó durante años.
Estaba previsto que la hipoteca que estaban pagando los teldenses se prolongara hasta el 2032. Sin embargo, en 2020 el actual gobierno, conformado por NC, CC y Más por Telde, anunció la liquidación de la deuda doce años antes de lo previsto. Apartir de ese hito, el grupo de gobierno se marcó el objetivo de devolver al municipio a su mejor época, prometiendo restaurar los servicios básicos y reconstruir una ciudad que se había quedado estancada entre mamotretos, baches y piscinas clausuradas.
Lo más positivo que se puede rescatar de este último mandato es el ensanche de la carretera de Melenara, la mejora de la programación cultural, la reforma de la biblioteca de San Juan, la creación del Plan Integral de Jinámar, la rehabilitación de más de 2.000 viviendas públicas en Jinámar, el reasfaltado de más de un centenar de calles en todo el territorio o la mejora integral de las infraestructuras de varios centros educativos.
A pesar de ello, la opinión ciudadana generalizada es que, tras haber pasado la página de la deuda, apenas se ha notado esa política de reconstrucción y avance total. Y es que todavía no se ha podido abrir el Polideportivo de La Barranquera; continúa cerrado el Paco Artiles; muchas carreteras de la ciudad siguen llenas de socavones; al parque de San Juan le falta un lavado de imagen; el esquelético edificio que iba a convertirse en el Palacio de la Cultura y de Las Artes –ubicado en San Gregorio– sigue abandonado; la Casa de la Condesa sigue conquistada por okupas; el aparcamiento modular de Arnao no llega; el parking de San Juan está cerrado; las puertas del Mercado Municipal permanecen selladas; el crematorio, la capilla y el aparcamiento subterráneo se siguen sin estrenar en el tanatorio de Las Rubiesas; miles de ciudadanos de barrios de medianías continúan en pleno siglo XXI sin estar conectados a la red de saneamiento municipal o sin tener agua los siete días de la semana; entre otro largo etcétera de cosas que quedan por resolver.
Todo ello es la factura de casi una década arrastrando una deuda que llegó a rozar los 200 millones de euros, insisten desde el gobierno local, pero poco o nada cambia. Hartos de todo ello, muchos teldenses solo tienen palabras negativas contra sus gobernantes, como Antonio Santana González, quien considera que el municipio «está muy abandonado» y que «los políticos se empiezan a mover un poco ahora que llegan las elecciones, pero cuando pasen estas fechas me temo que todo volverá a como estaba antes».
En cuanto a la limpieza del municipio, Antonio cree que ahora se ve a más personal limpiando las calles, aunque, insiste, «es solo porque llegan las votaciones». «Los últimos cuatro años las heces de perro están por todas partes, lo que te hace ir mirando todo el día para el suelo para no pisarlas», añade.
Antonio reconoce que no ve muchos problemas con la seguridad en Telde, a pesar de que la plantilla de la Policía Local se encuentra muy despoblada –69 agentes de 244 que debería tener una ciudad de 102.000 habitantes–.
Lo que sí critica es el mal estado de las carreteras, «sobre todo en los barrios», haciendo hincapié en Jinámar. «La calle de Eucaliptos II está hecha un verdadero desastre», indica. En la misma sintonía se encuentra Francisca Bermúdez Rodríguez, vecina de Jinámar, a la que le preocupa el «pésimo» estado en el que se encuentran las vías de su barrio. «Lo único que le pido a la alcaldesa o al que entre como alcalde es que arregle el asfalto de la quinta fase», solicita.
Al mismo tiempo, Francisca pide al próximo grupo de gobierno municipal que se creen «más zonas de aparcamiento para que no se pongan los coches encima de las aceras» y que «se hagan más espacios para los jóvenes y para los ancianos».
Con lo que sí está contenta es con cómo está quedando la zona comercial abierta, donde indica que «da gusto venirse a tomar un café». El problema para Elsa León Bermúdez, otra teldense de toda la vida, es precisamente ese, que todo lo que está medianamente bien se sitúa en el centro del municipio. «Existen barrios en los que no se ve pasar a un policía a ninguna hora del día o en los que no se ve un cuidado permanente de sus calles», explica. «Los coches se rompen a cada rato porque hay unos agujeros impresionantes en medio de la carretera», agrega.
El nuevo alcalde y los 26 concejales que entren a gobernar tras el 28M tendrán mucho trabajo por delante para terminar la reconstrucción de la segunda ciudad más importante de Gran Canaria y la cuarta de Canarias.
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Juan Pérez Benítez
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