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Guacimara Ojeda, delante de la fachada de la sede de la Policía Local en San Bartolomé de Tirajana. Cober
«Siento orgullo, pero soy una policía más»

«Siento orgullo, pero soy una policía más»

Toma de posesión ·

Guacimara Ojeda, primera mujer oficial en la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana, prefiere poner el acento en sus méritos y en su esfuerzo

Gaumet Florido

San Bartolomé de Tirajana

Jueves, 4 de abril 2024

Mientras estampaba su firma este miércoles en el documento con el que se convertía en la primera mujer oficial de la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana, Guacimara Ojeda Lorenzo pensó en el «esfuerzo y el sacrificio» que le costó llegar hasta aquí. Entró en el cuerpo muy joven, con apenas 19 años, en 1999, por lo que lleva 25 años entregada a lo que para ella es «una vocación desde que era una niña».

Oriunda de San Bartolomé, no tiene policías en la familia, locales ni de ningún otro cuerpo policial, pero Guacimara siempre lo tuvo claro. Eso y ser abogada, que también lo consiguió. Está incluso colegiada, pero como no ejerciente. Compatibilizó los estudios de esa licenciatura con el trabajo y no fue fácil. «Fue una época complicada, aquellos cinco años los dediqué a trabajar y a estudiar». Y después se sacó un máster de Abogacía, de dos años. «Soy muy constante y tenaz, de ideas fijas, cuando me propongo algo, lucho hasta conseguirlo».

Por eso esta semana no ocultaba su satisfacción por haber conseguido, tras un proceso selectivo de varias pruebas y 1.200 horas de prácticas, una de las 5 plazas de oficial que se convocaron por promoción interna en la policía tirajanera, pero no por el hecho de ser mujer, que también (solo hay 2 en este cuerpo policial), sino por su trabajo. Optaron 13 compañeros. Hacía más de 20 años que no se convocaban y en aquellas, las de entonces, llegó incluso a inscribirse, pero ni se presentó. Le dio prioridad a sus estudios de Derecho.

Tres momentos de la toma de posesión de Guacimara Ojeda. C7
Imagen principal - Tres momentos de la toma de posesión de Guacimara Ojeda.
Imagen secundaria 1 - Tres momentos de la toma de posesión de Guacimara Ojeda.
Imagen secundaria 2 - Tres momentos de la toma de posesión de Guacimara Ojeda.

«Para mí es un orgullo, por el esfuerzo y el sacrificio que me ha supuesto, y también por el hecho de convertirme en la primera mujer oficial en la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana, pero a mí me gusta que se me valore como a los demás, por mis méritos, porque soy una más, nunca me han dado un trato diferente, ni mejor ni peor; siempre digo que yo me visto igual que los demás», subraya.

De hecho, recalca que ha pasado por todas las unidades realizando servicios como los demás compañeros y por todos los turnos, entre ellos, la Unidad de Atestados y la de los grupos operativos nocturnos, que son las dos en las que más ha estado. Ahora bien, reconoce que en la calle, «en ciertos servicios, con ciudadanos concretos y en momentos concretos», sí ha notado que intentaban tratarla diferente por ser mujer, pero ella misma, con su propia actuación policial, eliminaba enseguida esa actitud.

Guacimara Ojeda Lorenzo. Cober

De su trayectoria recuerda anécdotas de todo tipo, producto de buenos y malos momentos. «Las más bonitas son de cuando conseguimos logros y objetivos en servicios que han sido muy complicados». Y sus peores recuerdos tienen que ver siempre con fallecimientos, del tipo que sean. «Se te quedan; por más años que lleves en la profesión, siempre duelen, somos humanos».

En ese sentido, recalca que un policía ha de tener empatía. «Solo así podemos ayudar; hay una diferencia entre la frialdad necesaria para actuar y la frialdad para ayudar». Otra cosa distinta, añade, es la conveniencia de que un agente desconecte cuando se quita el uniforme. «No te puedes llevar el problema a casa». Ese es el límite que ella misma se marca.

«No me gusta ese rol de jefa que está en una oficina»

Ahora como oficial tiene a su cargo el grupo de Seguridad Ciudadana y la Unidad de Atestados en el turno de tarde, pero insiste en que ella sigue siendo una más. «No me gusta ese rol de jefa que está en una oficina; uno más en la calle siempre ayuda». De hecho, confiesa que lo que más le atrae de su profesión es su carácter de servicio público, «patrullar las calles y ayudar al ciudadano». Y lo hace muchas veces yendo más allá de sus funciones estrictamente policiales. «Si puedo, lo hago, me es gratificante». Y también le encanta resolver servicios, como, por ejemplo, «poner a disposición judicial a personas que hayan cometido un delito».

Sus próximos retos son formativos, estudiar un máster en Seguridad y otro en materia de contratación pública. Entre otras cosas, porque está convencida de que para ejercer una jefatura hay que estar formado. «Un mando que no está formado ni se renueva constantemente no puede ayudar a sus compañeros», apunta con convicción.

Isidro Armas, el comisario, en el centro, posa, entre otros, con los cinco nuevos oficiales. C7

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