Mogán saca el velero que encalló en la arena de Las Marañuelas
Se soltó de su amarre en Semana Santa y llevaba dos semanas en la playa | La logística para retirar la nave exigió una mañana y la costeó el consistorio
Dos semanas duró. Mogán lo tenía claro. No quería un Telamon ni un American Star en sus costas. Máxime cuando el velero que le tocó en suerte se cogió excesivas confianzas y acabó encallado sobre la misma arena de la playa de Las Marañuelas. El Ayuntamiento de Mogán retiró este miércoles la embarcación que las mareas de Semana Santa le metieron hasta la cocina de la cala más popular de Arguineguín.
Estaba amarrado en la zona habilitada para los fondeos frente a esta costa moganera, pero la mala mar de aquellos días de procesiones y también lluvias hizo que el 28 de marzo se soltara y lo trajera hasta casi la mitad de Las Marañuelas, desde donde fue sacado al día siguiente hasta la arena y donde, si nadie lo remediaba, acabaría este verano compartiendo espacio de baño con los usuarios de esta popular playa.
De bandera neozelandesa y propietario desconocido, todos los indicios invitaban a pensar que si el Ayuntamiento de Mogán no cogía el toro por los cuernos, el barco tardaría en volver al agua. El gobierno local sabía que podía contar con el auxilio de otras administraciones, pero también tenía claro que los trámites llevarían meses, de ahí que, como explica Rayco Guerra, edil de Dominio Público y Medio Ambiente, se optó por actuar sobre la marcha.
«Aconsejados por la asesoría jurídica municipal, hemos decidido afrontar la operación para evitar los riesgos que deparaba para la seguridad de las personas ese barco en mitad de la playa, en un espacio público», subraya Guerra, que se puso al frente del dispositivo que se montó, una operación que exigió una mañana de trabajos y que fue costeada con fondos municipales. La ejecución fue subsidiaria. En cuanto localicen al propietario o propietaria, se le reclamará que abone los gastos ocasionados.
El Ayuntamiento contó con la colaboración de dos empresarios locales, Pedro Vega, de Navega Factory, y Óscar Ruano, de Esnáutica, cuya ayuda contribuyó, además, a una sensible reducción de los costes, que al final fueron de unos 2.500 euros. «Solo la grúa nos habría costado 4.000 o 5.000 euros, pero aprovechamos que ya estaba en Arguineguín para trasladar un barco de Esnáutica y la usamos para izar este velero», explica Guerra.
Para el resto del dispositivo se recurrió al tractor municipal del departamento de Vías y Obras, al personal de esta concejalía y a operarios de un plan de empleo. Empezaron sobre las 08.30 horas de la mañana y acabaron en torno a las 14.45, que fue cuando Guerra le echó el candado a la nave de los almacenes municipales de Motor Grande, en Puerto Rico, donde ahora dormirá el velero.
El concejal confiesa que en un primer momento la idea pasaba por arrastrarlo hasta el agua y volver a fondearlo. Al fin y al cabo, solo se había soltado y había quedado encallado en la arena. No llegó a golpearse contra las rocas. Pero no tardaron en comprobar que el casco presentaba una vía de agua de más de un metro de longitud, lo que hacía inviable el fondeo. Se habría hundido.
Por eso se optó por su retirada a instalaciones municipales. El tractor del consistorio ayudó a acercarlo al muro que separa la playa de la carretera, donde estaba la grúa, que lo izó y lo cargó en el camión con el que fue trasladado hasta Motor Grande.
El tiempo que la embarcación estuvo varada en la arena fue desvalijada, por lo que ni siquiera se encontró la documentación con la que localizar al dueño. Solo tienen la matrícula. En principio, el Ayuntamiento intentará poner un anuncio en boletines oficiales para alertar a la propiedad.