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El concejal del distrito Centro, José Eduardo Ramírez, firmó el pasado jueves una resolución por la que se rechazó la reclamación presentada por los vecinos de la zona Triana que se consideran damnificados por la celebración de la Noche de Reyes. Estos ciudadanos presentaron el 22 de diciembre una petición al registro oficial del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en la que solicitaban que no se autorizara la celebración del 5 de enero y que es indemnizara, en caso de celebración, a cada uno de los reclamantes con la cantidad de 2.000 euros al día en concepto de daños morales. A ello hay que sumar otra indemnización, no cuantificada, en concepto de daños materiales.
El Ayuntamiento rechazó la petición de indemnizaciones. «Nos oponemos, no consta motivada qué escala se ha utilizado para cuantificar unos supuestos daños que no tienen cabida ni fundamento. A la fecha de la reclamación, tales daños no han sido acreditados», respondía el Consistorio capitalino.
La apreciación de que los daños no se habían producido se debe a que aunque la firma de la resolución se realizó el pasado 11 de enero, el contenido del documento de respuesta se elaboró antes de que se celebrara la Noche de Reyes en Triana. De ahí, que no pudiera probarse el sufrimiento de ningún daño. «El evento no se ha celebrado, en el caso de celebrarse habrá que analizar si efectivamente se produce o no dicha vulneración», se alegaba en el escrito de respuesta.
La petición de los vecinos pasaba por evitar que se instalaran barras y altavoces en la vía pública, que se autorizaran conciertos y que se evitara «la aglomeración de personas, así como el botellón y demás efectos aditivos e indirectos».
Sin embargo, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria defendió la organización del evento. «La actuación del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha sido respetuosa y diligente, velando por la seguridad y por la ordenación del flujo de las personas, respetando tradiciones y derechos fundamentales, como es el denominado derecho de reunión. Sin olvidar que, como norma general, los festejos populares de carácter temporal se consideran necesarios para la ciudad en cuanto forman parte de nuestra cultura», se dice.
Es más, se defiende que la organización ha minimizado los ruidos y otros perjuicios a los vecinos de Triana. Se habla aquí del uso de limitadores acústicos de emisión de sonido en cada escenario, de grupos electrógenos carrozados de bajo nivel sonoro, así como de recorte de horario de los conciertos. «También ha de reseñarse que esa concreta zona ya soporta unos niveles de ruido elevados en condiciones normales y más elevados aún en esas fechas», se especifica.
Y por eso, se desliga esta celebración de los procedimientos judiciales que acabaron con los mogollones en el parque blanco o con el carnaval de día en Vegueta. «Aquí no hay deficiencias procedimentales, mucho menos inactividad administrativa. Hay una suspensión provisional de los ruidos con medidas que justifican la suspensión de los niveles en condiciones normales», argumenta el escrito, «aun cuando esas fechas no puede considerarse condiciones normales».
Se rechaza, por consiguiente, que la Noche de Reyes devenga en una vulneración de derechos fundamentales, como la integridad física y moral, la intimidad personal y familiar, la inviolabilidad del domicilio o la dignidad de la persona.
Es más, se aclara que aunque se acreditara que se superan los niveles sonoros permitidos en las viviendas, para poder demostrar el daño se debería producir «una contaminación acústica que sea continuada en el tiempo, probando individualizadamente el nivel de ruido y cómo afecta al particular».
«Los reclamantes están en su derecho de discrepar de la metodología, pero ello no vulnera ningún derecho fundamental», se concluye en el escrito.
Contra esta resolución se puede presentar un recurso en el juzgado de lo Contencioso-Administrativo en el plazo de dos meses.
La respuesta del concejal del distrito Centro, José Eduardo Ramírez, a la reclamación vecinal defiende también los valores de la celebración del 5 de enero en Triana y la importancia de la regulación del evento. «Constituye una tradición fuertemente arraigada secular y culturalmente, formando parte del acervo vivencial de la mayoría de ciudadanos», se argumenta. Así, tras recordar el origen espontáneo de las primeras manifestaciones de esta experiencia, se explica que «con el tiempo, algunos locales comerciales comenzaron a celebrar conciertos privados, con lo cual comenzó a a traer a mucha más gente, sin ningún tipo de regulación ni de organización (...) y sin la previsión y provisión de los servicios públicos que pudieran corresponder».
Para evitar mayores problemas, argumenta el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se decidió «reglar y ordenar» la celebración, para asegurarse de que se llevaba a cabo «con todas las previsiones necesarias para su correcto, ordenando y seguro desarrollo».
Desde su perspectiva, esto permite fomentar la dinamización cultural, facilitar el trasiego de personas en condiciones seguras y aligerar las vías de evacuación.
Por otro lado, el Consistorio considera que no todos los reclamantes están legitimados para interponer su reclamación porque algunos desarrollan su actividad profesional en lo que dicen ser su domicilio y otros no residen en ellos.
Y además entiende que el suelo en que se desarrolla la Noche de Reyes no solo es residencial, sino también comercial, por lo que «puede disponer de horarios especiales».
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