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Eduardo Reguera / Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 6 de agosto 2018, 11:13
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A simple vista puede verse a través de los escaparates a una señora eligiendo un bolso y unos zapatos de tacón a juego, mientras un señor busca unos zapatos cómodos en la sección de caballero. Yo trato de ver más allá, e intento visualizar el edificio que se levantaba justo ahí no hace tanto tiempo, y que fue devorado por las llamas en la década de los sesenta. Pero vayamos por partes. El edificio al que nos referimos se erguía en la esquina de esta calle ya desde finales del siglo XIX, como puede verse en esta fotografía de Luis Ojeda Pérez. En la imágen aparece una Triana muy distinta. No se moleste en ubicar ciertas fachadas que han desaparecido.
Como atestigua la prensa, ya en la década de los 30 del siglo XX ocupaba los bajos de este precioso edificio la Droguería-Bazar Espinosa.
Anteriormente, como vemos en este ilustrativo reclamo aparecido en El Noticiero del 1 de enero de 1919, ocupaba el local de Triana, 29.
En otra ocasión ya les conté el impacto que produjo en mí las llamas en la antigua botica cuando yo tan solo tenía 4 años. La imagen que quedó grabada en mi memoria se parece mucho a la que encabeza este artículo.
El 29 de abril de 1962 era un día de fiesta en Gran Canaria. El día de la procesión del pendón de la Conquista. Se cumplían 479 años de la incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla. Pero este evento quedó eclipsado por el virulento incendio que se desató aquella tarde en el corazón de Triana. El humo atraía a los curiosos. Fíjese en esta fotografía tomada desde Vegueta y en la que se aprecia la impresionante columna de humo. Los bomberos no extinguieron el fuego hasta la mañana siguiente.
El comercio quedó reducido a cenizas y el edificio en tan mal estado que finalmente fue derribado. Hace unos días, cuando ya tenía en mente escribir este artículo y me estaba documentando, encontré en el sótano de un anticuario esta percha plegable con publicidad de la droguería. Un objeto sencillo, pero cargado de historia.
Cuando pasee por Triana y pase delante de la zapatería, haga como yo, siéntese en un banco y trate de imaginar el bonito edificio que se levantaba en esa esquina de la calle Arena, que se prendió fuego y del que ya no queda nada... ni siquiera las cenizas.
Puede seguir el blog de Eduardo Reguera en Canarias7.
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