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Los afectados denuncian molestias por el ruido y los humos del negocio. Arcadio Suárez
Ruidos, humos y malestar «de lunes a domingo»
Las Palmas de Gran Canaria

Ruidos, humos y malestar «de lunes a domingo»

Vecinos del Edificio Yeray, en Las Palmas de Gran Canaria, denuncian los problemas de convivencia que sufren por la actividad que desarrolla un negocio situado bajo el mismo

Rebeca Díaz

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 3 de marzo 2024, 01:00

Residentes en el Edificio Yeray, que encuentra entre las calles Doctor Waksman y Senador Castillo Olivares de Las Palmas de Gran Canaria, denuncian los problemas de convivencia que aseguran afrontan debido a la actividad que desarrolla el negocio que se ubica en los bajos del mismo y en concreto la terraza que explota.

Señalan que el establecimiento «desde noviembre, tiene licencia para 11 mesas y 44 sillas». Pero «muchos días incumplen ese aforo y la terraza ocupa un espacio mucho mayor». Hasta el punto, añaden, de que «se reúnen unas 150 personas», especialmente «en fines de semana y cuando hay partidos de fútbol, algo que hoy en día es casi todos los días».

Por eso dicen que soportan molestias por el ruido, los humos y el escándalo en general que provoca la actividad «todos los días, de lunes a domingo, de 8.00 a 00.00 horas», que es el horario que apuntan tiene la cafetería.

«El humo se nos mete en los portales y de ahí sube a las casas el olor a fritanga», manifiestan unos residentes que recuerdan que el edificio que habitan, «por su configuración, no tiene extracción de humos y el bar echa toda su porquería a la calle», y «ya en verano lo cerraron por el tema de los humos». Se refieren con ello al expediente que le abrió al establecimiento el departamento de Actividades Clasificadas, dependiente del área de Urbanismo, en mayo del pasado 2023 a raíz de una denuncia particular por problemas de malos olores. Lo que llevó al cese de la actividad hasta que se solventara el problema.

Las personas perjudicadas exponen que no es cierto que se solventara el problema de extracción de esos humos a pesar de que el Consistorio permitió que se retomara la actividad. «Realmente, no han subsanado nada», garantizan.

Explican que la terraza imposibilita tener abiertas las ventanas. Arcadio Suárez

Asimismo, recalcan el modo en el que los ruidos que produce la actividad repercute en el día a día de quienes residen en el inmueble, pues afirman que se ven condicionados no solo en lo que al descanso se refiere, sino a la hora de desarrollar actividades tan cotidianas como hacer las tareas escolares, especialmente en las habitaciones que miran a la calle. «Los niños no pueden estudiar», pone una persona afectada a modo de ejemplo de lo que se vive en unas casas que se convierte «en un anfiteatro», pues «el ruido sube y se escucha todo, las conversaciones... todo».

Recuerdan que a la escandalera que han de soportar mientras el establecimiento está abierto, se suma la que viene a la hora de echar el cierre. Con «el volcado de vidrios» en el contenedor destinado a ello y el estruendo que se genera. Además de la molestia de «los borrachos que se quedan en la zona hasta las doce y media o algunos pegando gritos por allí».

Algunos de los afectados han presentado hasta ocho quejas al Ayuntamiento capitalino relatando esta circunstancia, entre 2022 y este 2024. Pero señalan que si bien se les informa de que su queja ha sido remitida al departamento correspondiente, ahí acaba cualquier respuesta municipal.

Añaden que esta situación también ha sido comunicada a las autoridades locales a través de quejas remitidas por la comunidad de propietarios, tras «el acuerdo alcanzado en una junta».

Asimismo, reseñan que incluso ha habido reuniones de algún residente con el concejal del Distrito Centro, José Eduardo Ramírez, quien les atendió con mucha amabilidad pero sin que se haya traducido en cambios en unos problemas de convivencia que se mantienen, relatan los protagonistas. Por eso se le ha vuelto a solicitar un encuentro.

Explican que si bien los fines de semana y días de partidos el ruido es mayor, «un día tranquilo» en la zona implica tal bulla que no es posible mantener las ventanas que dan a la zona de la terraza abiertas.

Los residentes perjudicados por esta problemática reseñan que en esa misma plaza existe otro establecimiento que tiene idéntica actividad y que también fue objeto de la denuncia tramitada por la comunidad de propietarios, pues afecta a las viviendas que miran a ese lado de Senador Castillo Olivares.

Pero recalcan que el caso de ese otro local es algo diferente, «pues a la diez de la noche cierra y no tiene los olores ni los partidos de fútbol que tiene el otro. Es mucho menos molesto».

Las personas denunciantes explican que «esto llevamos años padeciéndolo porque ese bar lleva muchos años abierto, es uno de los clásicos de la zona».

De ahí que señalen que lo que más les «indigna como ciudadanos es que llamas a la Policía y no viene. Además, ya nos hemos cansado de llamar».

De igual modo se quejan de que aunque se les multe por ocupar más espacio del autorizado para la terraza, se trata de cuantías «que hacen en una mañana».

Así las cosas, exigen una solución definitiva a una situación que se perpetúa en el tiempo.

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